Hijos de la ira
EL IRA no piensa entregar las armas, seg¨²n anunci¨® ayer a trav¨¦s del semanario del Sinn Fein, su brazo pol¨ªtico. Ello supone su ?rechazo puro y simple? del acuerdo de paz para Irlanda del Norte, seg¨²n los unionistas. Pero no se puede olvidar que en el mismo texto el IRA admite que el acuerdo supone un avance ?significativo? (aunque ?insuficiente?) hacia la paz, y que anuncia el mantenimiento de la tregua iniciada en julio pasado. El objetivo final es, sin duda, transformar la tregua en una paz estable, pero los negociadores han dado dos a?os de plazo para el desarme definitivo.Este desmarque del IRA compromete, sin embargo, los resultados del refer¨¦ndum del pr¨®ximo d¨ªa 22. Los unionistas moderados hab¨ªan vinculado su apoyo a la existencia de signos inequ¨ªvocos de que el activismo republicano renunciaba definitivamente a la violencia. El pronunciamiento del IRA refuerza las posiciones del reverendo Ian Paisley, opuesto al acuerdo con el argumento de que el IRA volver¨ªa a actuar en cuanto recogiera los frutos de la negociaci¨®n. Una encuesta realizada esta misma semana indica que s¨®lo el 30% de los protestantes tiene decidido votar s¨ª el d¨ªa 22. M¨¢s all¨¢ de ese plazo de dos a?os, parece dif¨ªcil avanzar en la liberaci¨®n de presos sin progresos paralelos en el desarme. La actitud del IRA constituye un grave desaf¨ªo al acuerdo alcanzado el Viernes Santo y que en teor¨ªa debe ratificar el Sinn Fein dentro de 10 d¨ªas.
Tal vez sea cierta la hip¨®tesis de que se trata s¨®lo de un gesto ret¨®rico destinado a tranquilizar a los sectores m¨¢s militaristas del republicanismo. El IRA intenta seguramente evitar que un probable triunfo del s¨ª, que se supone abrumador en la comunidad cat¨®lica, sea interpretado como una desautorizaci¨®n de la lucha armada: siempre podr¨¢n alegar que se vot¨® tras haber advertido ellos de que ni renegaban de la lucha armada ni renunciaban a ella. Lo cierto, sin embargo, es que el principal fruto de la violencia terrorista ha sido retrasar durante 25 a?os un acuerdo que en lo esencial -autonom¨ªa de consenso entre las dos comunidades en el Norte y Consejo Intergubernamental entre las dos Irlandas- ya estaba contenido en el pacto firmado en diciembre de 1973 por Londres y Dubl¨ªn junto a los partidos moderados del Ulster. Un acuerdo que los extremistas de ambas comunidades hicieron naufragar. El precio de esos 25 a?os se mide hoy en miles de vidas humanas.
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