Cita con los mamelucos
Recorrido sentimental por los lugares m¨¢s emblem¨¢ticos de los sucesos del 2 de mayo de 1808
Como cada d¨ªa, la plaza de Oriente y el entorno del Palacio Real son foco de atenci¨®n para los turistas. Dos guardias reales velan la entrada al regio recinto, objetivo de miles de c¨¢maras fotogr¨¢ficas. En un punto de la plaza, sobre una piedra que pasa casi inadvertida, se recuerda que, precisamente ah¨ª, hace hoy 190 a?os, comenz¨® la revuelta del pueblo de Madrid contra las tropas de Napole¨®n.Todo comenz¨® sobre las nueve de la ma?ana del 2 de mayo de 1808. A esa hora prendi¨® la mecha que encendi¨® la guerra de la Independencia. Cientos de personas se hab¨ªan congregado en la plaza al correr el rumor de que las tropas francesas hab¨ªan ordenado a la familia real abandonar la ciudad. El alboroto fue en aumento hasta que la Guardia Imperial francesa carg¨® contra las 2.000 personas concentradas. A partir de ah¨ª, durante cinco horas, los enfrentamientos se multiplicaron por la ciudad.
Lo que en Espa?a se considera como el inicio de la Guerra de la Independencia tiene otra lectura al otro lado de los Pirineos. "Este levantamiento fue un acontecimiento aislado. La guerra empez¨® tres semanas despu¨¦s", precisa el historiador franc¨¦s Richard Hocquelet. Su colega espa?ol Jes¨²s Mart¨ªnez Mart¨ªn, catedr¨¢tico en la Complutense, habla de "un momento de articulaci¨®n entre pueblo, naci¨®n y resistencia". El historiador Francisco Azar¨ªn habla del "inicio de la edad contempor¨¢nea". Lo que sigue es un recorrido hist¨®rico, entre el presente y el pasado, por los lugares donde se desarrollaron los acontecimientos que hoy se conmemoran en Madrid.
? La calle Mayor. Un tr¨¢fico intenso se espesa hoy en la calle Mayor. Mercados, comercios, tascas, bares, turistas, autobuses... Pero hace 190 a?os esta arteria fue objetivo prioritario de los franceses para dividir en dos la ciudad. Hubo matanzas y saqueos en las casas.
? La Puerta del Sol. El edificio de la Real Casa de Correos, nueva sede de la presidencia del Gobierno regional, luce hecho un pimpollo. Frente a su puerta, una losa marca el kil¨®metro cero. Se puede caminar hacia la comercial calle de Preciados o perderse por las tripas de la ciudad por una de las bocas del metro.
Sin embargo, en 1808 la muerte y la locura ocuparon el lugar. Lo recuerda una placa: "A los h¨¦roes que ri?eron aqu¨ª el primer combate contra las tropas de Napole¨®n". Miles de madrile?os se concentraron all¨ª a las diez de la ma?ana. Cuarenta minutos m¨¢s tarde, el Ej¨¦rcito franc¨¦s, con la Guardia Polaca y el escuadr¨®n de mamelucos, lleg¨® al lugar. Los combates terminaron a las doce. Hoy se discute la espontaneidad de la sublevaci¨®n. "Es conocido que el levantamiento fue preparado desde las afueras", explica Jes¨²s Mart¨ªnez. Los cad¨¢veres cubrieron la plaza. Las luchas fueron tambi¨¦n terribles en la plaza de Santo Domingo y en la calle de Bail¨¦n. Ahora, una pareja de la Guardia Civil y dos polic¨ªas vigilan tranquilos la sede del Gobierno de Madrid.
? Plaza del Dos de Mayo. Con el verano llega la vida al coraz¨®n de Malasa?a. De d¨ªa, el barrio mantiene un esp¨ªritu castizo y bohemio. Por las noches, miles de personas acuden para disfrutar de sus secretos. La plaza del Dos de Mayo es el centro neur¨¢lgico. All¨ª, corrillos de j¨®venes beben calimocho o litronas, tocan instrumentos o r¨ªen con sus amigos. "Hist¨®ricamente, esta plaza es el s¨ªmbolo m¨¢s fuerte que queda del levantamiento", explica Richard Hocquelet.
En 1808, el Parque de Artiller¨ªa ocupaba la plaza. "A¨²n queda la puerta de entrada", a?ade. Los oficiales Luis Daoiz y Pedro Velarde abrieron el parque y entregaron las armas a los vecinos. Una losa de piedra lo recuerda: "A los h¨¦roes que auxiliando a los soldados de los inmortales Daoiz y Velarde pelearon aqu¨ª por la independencia de la patria contra las fuerzas de Napole¨®n". Una escultura de Antonio Sol¨¢, de 1830, rinde honor a los dos militares. La modernidad ha llegado a la estatua, decorada por las pintadas, pero por poco tiempo. Unos operarios de los servicios de limpieza municipal ocultaban el jueves los dibujos y regaban la calle. La plaza luce este fin de semana su mejor aspecto.
? Monta?a de Pr¨ªncipe P¨ªo. El templo de Debod est¨¢ en lo alto del parque, antes una zona se?orial. Aunque est¨¢ en obras, este templete respira tranquilidad. Este lugar fue uno de los elegidos por las tropas francesas para fusilar a los "rebeldes" espa?oles, pero ninguna placa lo recuerda. S¨®lo queda el cuadro Los fusilamientos del 3 de mayo, de Goya."Con esta pintura, Goya inmortaliz¨® la sublevaci¨®n, ayudando a magnificar esta jornada en la memoria colectiva", asegura Hocquelet, para quien el Dos de Mayo pertenece a la mitolog¨ªa espa?ola. Tambi¨¦n hubo fusilamientos en el paseo del Prado, los patios de Buen Suceso, las puertas del Retiro y la de Segovia y la Casa de Campo. "Como historiador, cuando paso delante del obelisco dedicado a los h¨¦roes de la patria en el paseo del Prado, mi coraz¨®n late m¨¢s r¨¢pido", admite.
? Cementerio de la Florida. En el parque del Oeste, junto a la Escuela de Cer¨¢mica y detr¨¢s de las v¨ªas f¨¦rreas, dos hileras de cipreses anuncian este rec¨®ndito camposanto. A la entrada, una placa recuerda que aqu¨ª yacen los restos de 43 fusilados. S¨®lo se abre hoy. En la calle de Silva, la iglesia de la Buena Dicha est¨¢ rodeada de tabernas, restaurantes y hamburgueser¨ªas. En esa iglesia, que fue entonces hospital, reposan los restos de otras v¨ªctimas, como Clara del Rey. De aquello, hoy s¨®lo queda el recuerdo.
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