?tica ecol¨®gica
CARLOS COL?N Se nos figura Espa?a el pa¨ªs de la mentira, en el que el discurso institucional europe¨ªsta no halla correspondencia en la realidad de los servicios p¨²blicos m¨¢s necesarios, que son los que afectan a la seguridad, salud y educaci¨®n de los ciudadanos. El vergonzoso desastre ecol¨®gico de Aznalc¨®llar y la igualmente vergonzosa respuesta del Gobierno de la naci¨®n son un terrible exponente de la indefensi¨®n del ciudadano espa?ol. Si a ello unimos el reciente sobresalto que nos ha dado la sanidad p¨²blica con las noticias sobre los casos de hepatitis, y los males -tan evidentes- de la educaci¨®n p¨²blica, queda completa la negra pintura goyesca a la que con dos retoques de colorines quieren convertir en un amable y europeo paisaje impresionista. Se nos figura la Junta de Andaluc¨ªa un Gobierno de juguete, cuya debilidad se?oritil por las ferias y festejos es s¨®lo comparable a su reticencia para admitir responsabilidades en el desastre ecol¨®gico y a su lentitud en la respuesta. Parece que nuestros gobernantes auton¨®micos conocen mejor el camino que lleva a la Feria que el que conduce a Aznalc¨®llar o al Coto de Do?ana (salvo en ¨¦poca rociera). Las palmas y bromas que han derrochado por el ferial el presidente de la Junta, Borrell y Almunia eran un insulto al desastre que se acababa de producir a menos de 30 kil¨®metros de Sevilla. Sobre la mentira nacional escribi¨® ayer con tanta l¨²cida indignaci¨®n Javier Pradera ("la lenta, d¨¦bil y confusa respuesta inicial de la Administraci¨®n a la catastr¨®fica rotura de la presa minera de Aznalc¨®llar... muestra la distancia que nos separa todav¨ªa de otros eficientes Estados europeos"), que nada hay que a?adir fuera de la recomendaci¨®n de su lectura y de las tres estupendas p¨¢ginas dedicadas por este diario al desastre. Sobre la Junta, hay que decir que para los andaluces ha sido doloroso constatar la ineficacia de sus dirigentes, al parecer tan h¨¢biles en la pol¨ªtica virtual de pasillo y de restaurante como torpes en la pol¨ªtica real de la inspecci¨®n, la atenci¨®n a las denuncias y la respuesta al desastre. Ha quedado claro que el ecologismo es un estorbo para el PP y un adorno para el PSOE. El primero, por su propia l¨®gica neoliberal, lo sacrificar¨¢ siempre que la conservaci¨®n de la naturaleza entre en conflicto con los intereses econ¨®micos. El segundo lo ha incluido, junto a sus principios ideol¨®gicos hist¨®ricos, en su neceser de maquillaje progresista y en su guardarropa electoral. Si se tiene en cuenta que el ecologismo es, junto con los movimientos de solidaridad, uno de los fundamentos de la ¨¦tica pol¨ªtica progresista del siglo XXI, parece suficientemente grave que los dos partidos pol¨ªticos mayoritarios -por l¨®gica o por inconsecuencia- manifiesten tan escandalosa insensibilidad, tan grave falta primero de previsi¨®n y despu¨¦s de respuesta, frente a un desastre que adem¨¢s de da?ar la econom¨ªa de comarcas enteras y suponer un riesgo para la salud de sus habitantes, pone en peligro la reserva natural m¨¢s importante de la Europa meridional. Si es que est¨¢ en Europa.
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