EL PERSONAJE Mart¨ªn Toval, la jubilaci¨®n imposible
L as canas le han hecho un favor. Aquella barba negra que gastaba cuando ten¨ªa poder le daba un aire feroz, a lo Landr¨². Aunque s¨®lo tiene 56 a?os, el pelo blanco le ha proporcionado un aspecto de afable abuelete, de jubilado ilustrado y muy vivido, que goza reconociendo los acentos y paisajes de su ni?ez y primera juventud. De sus a?os de Barcelona conserva un humor con retranca muy catal¨¢n y cultiva una discreci¨®n y unas maneras que le hacen parecer un marciano en el ambiente m¨¢s bien merdell¨®n -por utilizar un feo localismo- de la pol¨ªtica malague?a. Eduardo Mart¨ªn Toval tiene una biograf¨ªa pol¨ªtica bastante cl¨¢sica, distintiva de los antifranquistas que no pasaron por el PCE: procede de los c¨ªrculos cristianos de izquierda, pasa por la ORT (prochinos), por Convergencia Socialista (una amalgama de peque?os partidos socialistas regionales creados al margen del PSOE) y, finalmente, llega al PSOE. Desde los 25 a?os, Mart¨ªn Toval ha vivido en Barcelona. Cuando el PSOE le propuso como candidato a alcalde por su ciudad natal, Antonio Romero pudo hacer aquel chiste facil¨®n que dec¨ªa que su verdadero nombre era Eduard Mart¨ª i Toval. Eran tiempos en los que el apoyo de CiU al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez hab¨ªa puesto de moda la xenofobia anticatalana. Todav¨ªa no hab¨ªa quien hablase catal¨¢n en la intimidad y en el "hit-parade" de la derecha estaba aquello de "Pujol, enano; habla castellano". Entre su etapa barcelonesa y el regreso a M¨¢laga est¨¢n los a?os de Madrid. Hombre de absoluta confianza de Alfonso Guerra, Mart¨ªn Toval fue durante nueve a?os el encargado de mantener el orden y la disciplina entre los diputados socialistas. Desde 1985 hasta 1993 fue presidente y portavoz de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Eran los a?os de lo que se llam¨® el rodillo, cuando el PSOE disfrutaba de mayor¨ªa absoluta en el Parlamento. Mart¨ªn Toval cae en desgracia cuando Alfonso Guerra cae en desgracia. De hecho, es la primera v¨ªctima relevante entre las filas guerristas. Para m¨¢s inri, es sustituido en su puesto de presidente y portavoz socialista en el Congreso por el abanderado del antiguerrismo, el que fue poderos¨ªsimo ministro de Econom¨ªa Carlos Solchaga. Son a?os de cambio en la vida de Mart¨ªn Toval: se acaba de casar por segunda vez y tras la ca¨ªda en desgracia vuelve al sur. Se da de alta en la agrupaci¨®n del PSOE de Rinc¨®n de la Victoria, al Este de M¨¢laga, aunque sigue conservando el esca?o por Barcelona, circunscripci¨®n que viene representando desde las Cortes constituyentes de 1977. Poco a poco, va redescubriendo los placeres de vivir en el sur y de tener lejos los mentideros pol¨ªticos. Cuando Pedro Aparicio, alcalde socialista de M¨¢laga desde las primeras elecciones municipales de 1979, anuncia su retirada, el PSOE ofrece a Mart¨ªn Toval presentarse como candidato. Los militantes de la ciudad le aceptan con una unanimidad b¨²lgara. Como buen jubilado, al dejar su esca?o en el Congreso recibe un homenaje de sus antiguos compa?eros. Es muy probable que Mart¨ªn Toval no se imaginase la que le ca¨ªa encima. El PSOE malague?o estaba dedicado casi por completo al cainismo, lo que mermar¨ªa mucho su campa?a electoral. Adem¨¢s, la ¨²ltima legislatura de Pedro Aparicio no hab¨ªa resultado muy fruct¨ªfera: el alcalde no estaba muy entusiasmado y, consecuentemente, los votantes, tampoco. Pero, lo que es peor, en v¨ªsperas de las elecciones municipales del 95 se vive el gran esc¨¢ndalo de la ¨¦poca socialista: el caso Luis Rold¨¢n y su huida a Laos. Las circunstancias arruinan por completo lo que parec¨ªa que iba a ser el dorado retiro meridional de Eduardo Mart¨ªn Toval. Los resultados de las elecciones municipales en M¨¢laga no son como para entusiasmar: de tener mayor¨ªa absoluta, el PSOE pasa a ser la tercera fuerza pol¨ªtica en el Ayuntamiento. Los dirigentes del PSOE andaluz no le hacen demasiado caso. Mart¨ªn Toval defendi¨® la teor¨ªa de que conven¨ªa desalojar a la alcaldesa Celia Villalobos antes de que alcanzase la mitad de la legislatura, ya que, si no, le resultar¨ªa m¨¢s f¨¢cil la reelecci¨®n. Mart¨ªn Toval propuso una moci¨®n de censura que uniera los votos de izquierda y llevara a la alcald¨ªa al primero de la lista de IU, Antonio Romero. Los dirigentes del PSOE no le dejaron. Visto con m¨¢s perspectiva, es muy posible que Mart¨ªn Toval tuviera raz¨®n. Durante estos tres ¨²ltimos a?os, Mart¨ªn Toval no hizo una tarea de oposici¨®n muy activa: buena parte de su trabajo lo descarg¨® en su n¨²mero dos, Magdy Mart¨ªnez Solim¨¢n. Cualquiera dir¨ªa que Mart¨ªn Toval se hab¨ªa tomado en serio lo de la jubilaci¨®n. Ahora, cuando se buscan candidatos para la alcald¨ªa de M¨¢laga, es Mart¨ªn Toval el primero en ofrecerse. Los socialistas malague?os est¨¢n m¨¢s reconciliados que hace tres a?os -¨¦l tiene bastante que ver en ello- e Izquierda Unida ha perdido terreno. Mejorar los resultados del 95 es f¨¢cil. La victoria de Borrell en las primarias demuestra que todo es posible si se recupera el entusiasmo. Mart¨ªn Toval parece dispuesto a demostrar que no estaba retirado. Podr¨ªa ser la reaparici¨®n de la temporada.
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