Estrategia de contrarios La trayectoria de Bancaixa y la CAM dificulta la fusi¨®n deseada por el poder pol¨ªtico
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La idea de crear una gran caja de ahorros valenciana, producto de la fusi¨®n de las entidades con sede en la Comunidad Valenciana, se ha demostrado tan vieja como ilusoria. Ya en la d¨¦cada de los a?os 80, el anterior Gobierno socialista se propuso reducir el mapa de cajas valencianas de las 10 existentes entonces a una o dos. Los gobernantes apelaban en aquella ¨¦poca al tama?o como f¨®rmula para sobrevivir a la competencia financiera creciente. Aquel Consell, que pilotaba el socialista Joan Lerma, consigui¨® acercarse al objetivo, pero no lo culmin¨®, y el abanico crediticio se redujo de una decena de entidades a cuatro: Bancaixa, CAM, Caixa Ontinyent y Caixa Carlet. Pese al cambio de gobierno en la Generalitat, ocupado ahora por el Partido Popular, la presi¨®n pol¨ªtica por conseguir una gran caja valenciana no ha cesado. El director del Instituto Valenciano de Finanzas de la Generalitat, Jos¨¦ Manuel Uncio, expon¨ªa hace unas semanas en una entrevista su deseo de que las cajas valencianas colaboraran m¨¢s estrechamente y coordinaran sus estrategias. Los hechos han demostrado, sin embargo, antes y ahora, que el deseo de los pol¨ªticos discurre en sentido contrario al de las cajas. Las dos principales entidades valencianas, Bancaixa y la CAM, han hecho lo imposible para evitar su hipot¨¦tica fusi¨®n. "En la Federaci¨®n Valenciana de Cajas de Ahorros [que aglutina a todas las entidades con sede en la autonom¨ªa] era dif¨ªcil actuar conjuntamente. No hubo forma", explica uno de sus ex responsables. Uno de los primeros intentos de articular un proyecto com¨²n fue la creaci¨®n de una sociedad de intermediaci¨®n de valores, que fracas¨® estrepitosamente. Tampoco fue posible en su d¨ªa la implantaci¨®n de sistemas inform¨¢ticos compatibles. Es una guerra soterrada. Los planes de expansi¨®n desarrollados por las dos entidades desde mediados de los a?os 90 han llevado a Bancaixa a penetrar en el territorio natural de la CAM (Alicante y Murcia) y a esta ¨²ltima, en el dominio de la primera (Castell¨®n y Valencia). Esta pol¨ªtica, impecable desde el punto de vista de la competencia, ha agravado enormemente la superposici¨®n de redes, hasta el punto de que de llevarse a cabo la fusi¨®n el cierre de oficinas ser¨ªa importante en algunas zonas de la Comunidad. Este mismo razonamiento se puede aplicar al n¨²mero de empleados de los grupos de Bancaixa y la CAM, que superan en la actualidad los 10.000. M¨¢s ejemplos. Cuando la Federaci¨®n de Cajas plante¨® una actuaci¨®n conjunta para las cuatro entidades de cara a optar por una tarjeta de cr¨¦dito, Bancaixa se inclin¨® en el ¨²ltimo momento por la Visa Electr¨®n, mientras las otras tres se decantaron por Master Card. La competici¨®n por ser m¨¢s relevante que la otra ha rayado en ocasiones la esquizofrenia. As¨ª se demostr¨® en la operaci¨®n de compra del Banco Sanpaolo. Directivos de Bancaixa y la CAM descubrieron que iban a la caza de la misma pieza a las puertas del despacho donde se ten¨ªa que cerrar el acuerdo de compra. Fue la CAM quien se llev¨® el gato al agua. La pol¨ªtica de inversiones de las dos cajas tambi¨¦n ha sido diferente. Mientras Bancaixa ha concentrado sus inversiones en iniciativas relacionadas con el negocio financiero (adquisici¨®n del Banco de Valencia, del Banco de Murcia, etc¨¦tera), la CAM ha hecho incursiones en Retevisi¨®n, Hansa Urbana y Adolfo Dom¨ªnguez, entre otras muchas. El ¨²ltimo episodio de esta carrera se produjo el pasado 30 de abril. Bancaixa (con una participaci¨®n del 5%) se present¨® junto a France Telecom y el Banco de Santander al concurso por la tercera licencia de telefon¨ªa m¨®vil, mientras la CAM formaba parte de la oferta competidora, que lidera Retevisi¨®n. S¨®lo caben algunas excepciones a este tipo de comportamiento, y es su participaci¨®n conjunta en el accionariado del parque tem¨¢tico de Terra M¨ªtica y en el Hospital de Alzira, proyectos ambos promovidos por la Generalitat. Mientras todo esto suced¨ªa han surgido adem¨¢s argumentos de peso que desaconsejan la fusi¨®n por el simple hecho de ganar tama?o. "La uni¨®n de ambas entidades valencianas no la colocar¨ªan por delante de Cajamadrid, por poner un ejemplo", apunta un experto financiero. "Adem¨¢s el tiempo ha demostrado que la gesti¨®n puede ser tan decisiva o m¨¢s que el tama?o para una caja", a?ade. Por otro lado, la implicaci¨®n de Bancaixa y la CAM con las empresas valencianas (un gran n¨²mero trabaja con ambas entidades) podr¨ªa disminuir, ya que si fueran una sola entidad, ¨¦sta estar¨ªa obligada por el Banco de Espa?a a diversificar el riesgo de sus inversiones y, en muchos casos, perder¨ªa cuota de clientes. El cierre de oficinas tendr¨ªa semejantes consecuencias. Y, por ¨²ltimo, para la fusi¨®n de las dos cajas se requiere el apoyo de dos tercios de sus respectivas asambleas, un porcentaje que hoy por hoy no tiene ninguna fuerza pol¨ªtica por s¨ª sola, por lo que se har¨ªa necesario un pacto. Alguien podr¨ªa decir, no obstante a lo anterior, que todo es posible, pero nunca los hechos han contradecido tanto a las grandes declaraciones.
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