La sabidur¨ªa de las computadoras

CARLOS VERDIER, M¨¢laga El debate sobre si los ordenadores son capaces de razonar, simulando funciones propias de los seres humanos, constituye una de las controversias m¨¢s atractivas en la que est¨¢n embarcados investigadores de todo el mundo. Los cerebros m¨¢s privilegiados se afanan en desentra?ar los mecanismos por los que dotar a las computadoras de una inteligencia hasta ahora insospechada. En esta tarea se encuentran inmersos un grupo de doce investigadores, matem¨¢ticos e inform¨¢ticos, de la Universidad de M¨¢laga. Sus indagaciones ya han cristalizado en el desarrollo del m¨¦todo denominado TAS, reconocido a escala mundial, que consigue automatizar tareas inteligentes. Se trata, por tanto, de una de las herramientas b¨¢sicas en inteligencia artificial, que resultan esenciales en rob¨®tica y en el tratamiento inteligente de bases de datos. Inmaculada P¨¦rez de Guzm¨¢n, Gabriel Aguilera y Manuel Enciso son tres de los integrantes del Grupo de Investigaci¨®n en Matem¨¢tica Aplicada a la Computaci¨®n (GIMAC), que lleva 10 a?os investigando en el campo de los fundamentos matem¨¢ticos en computaci¨®n. Todos ellos creen necesario compaginar la investigaci¨®n con la docencia. Como comenta P¨¦rez de Guzm¨¢n, directora del grupo, "si se tienen bien mezcladas las tareas de docente y de investigador, se transmite de distinta forma la docencia". "Esto no es un centro de investigaci¨®n puro; es un centro de investigaci¨®n y docencia", sentencia Enciso. Comparten la necesidad de estimular, por medio de la ense?anza, a los futuros investigadores. S¨®lo de esta forma se pueden alcanzar logros como los cosechados por el GIMAC. Con el m¨¦todo TAS han conseguido superar en eficacia a los que exist¨ªan hasta el momento. P¨¦rez de Guzm¨¢n no puede evitar expresar su orgullo cuando se refiere al fruto de a?os de investigaci¨®n: "Hasta ahora, s¨®lo exist¨ªan dos grandes familias de demostradores autom¨¢ticos y nosotros hemos incluido uno nuevo. Esperamos que en adelante se diga que existen tres grandes familias, y una de ellas ha sido generada en M¨¢laga". Los demostradores mencionados permiten incorporar a los ordenadores facultades tales como la deducci¨®n. Es decir, las m¨¢quinas son capaces de aprender y sacar nuevas conclusiones. En este sentido, P¨¦rez de Guzm¨¢n aclara que "cuando se trabaja en rob¨®tica o en autom¨¢tica, uno de los deseos es que se llegue a integrar bien un razonamiento en un robot". Esto ya lo consegu¨ªan los dos ¨²nicos m¨¦todos que exist¨ªan en el mundo, pero con el desarrollado por los malague?os se agiliza sustancialmente el proceso. As¨ª, Aguilera no duda en afirmar que "para que el m¨¦todo de verdad se pueda utilizar, se tiene que conseguir una respuesta r¨¢pida", y en las pruebas de rapidez realizadas en M¨¢laga siempre se supera a los otros demostradores. Es m¨¢s, uno de los grandes logros del m¨¦todo es que resulta mejor que los anteriores en ejecuci¨®n. "Hemos podido comprobar que los supera en el uso de recursos. Vimos que cuando los otros algoritmos hab¨ªan agotado la memoria del ordenador, el nuestro dispon¨ªa a¨²n de espacio suficiente para continuar", explica Enciso. ?sta y otras investigaciones se llevan a cabo en el marco de una colaboraci¨®n permanente con pa¨ªses de todo el mundo y en contacto con prestigiosas universidades. En la actualidad, el GIMAC forma parte de un proyecto europeo donde se ponen en com¨²n las investigaciones que realizan los distintos grupos. Tambi¨¦n las empresas, fundamentalmente malague?as, se benefician de la cooperaci¨®n con los investigadores de la Universidad de M¨¢laga. Todos ellos mantienen su empe?o en continuar investigando en la ciudad, a pesar de que dispondr¨ªan de m¨¢s recursos en otros pa¨ªses europeos o americanos. "Lo que se pretende es crear escuela trabajando aqu¨ª. Nosotros, en vez de enviar a un becario un a?o a Estados Unidos, que es la pol¨ªtica que se sigue en otros centros, preferimos investigar aqu¨ª durante todo el a?o y realizar visitas peri¨®dicas a los pa¨ªses con los que colaboramos", resume Aguilera.

El autor de este texto y la foto que lo acompa?a es Carlos Verdier Santiago, estudiante de tercer curso de Periodismo en EADE, M¨¢laga.