No pasamos por el ?haro? (Haro Tecglen)
Estimado amigo, desde este rinc¨®n de libertad que nos ofreci¨® Antonio Herrero en La Ma?ana de la Cadena COPE, no podemos contar mentiras ni callar verdades. Somos conscientes de nuestras limitaciones pero tambi¨¦n de nuestras posibilidades. Te contamos que el pasado 5 de mayo, Don Eduardo Haro Tecglen se encaram¨® a su columna en el peri¨®dico que diriges para exclamar ??Qu¨¦ m¨¢s da!? desde donde escupi¨® baba ruin sobre la tumba de Antonio Herrero, con quien tanto amamos esta profesi¨®n de periodistas.Sin resentimiento, con sentimiento, sin acritud, con dolor, el equipo de La Ma?ana no pasar¨¢ por el ?haro?, respetable director de EL PA?S; t¨² sabes que para ser drag¨®n hay que tragar muchos sapos y culebras, s¨®lo queremos que sepas lo que sentimos ayer: verg¨¹enza ajena ante las desverg¨¹enza de Haro Tecglen. Ser grosero con ¨¦l, ser¨ªa cortes¨ªa por nuestra parte. Don Eduardo clav¨® espinas de mezquindad en el coraz¨®n herido de esta redacci¨®n, de estos colegas tuyos. Su lengua no tiene dientes pero muerde la manzana de la discordia, aunque nosotros queremos respirar con el coraz¨®n, no con los pulmones, en d¨ªas como ¨¦stos en que Antonio Herrero ha sido el ahogado y nosotros los n¨¢ufragos (como expres¨® Antonio Garc¨ªa Barbeito). Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior
Seguiremos usando una de las armas m¨¢s antiguas: la palabra. La Ma?ana seguir¨¢ desbocada de noticias. Nos gustar¨ªa ser buenos aurigas y saber conducir el carromato del programa con diligencia y objetividad, manteniendo las riendas que frenan el ¨ªmpetu de los caballos de la subjetividad. Dec¨ªa Eduardo Haro Tecglen que jam¨¢s escuch¨® a Antonio Herrero. No nos callar¨¢ su ?sordera?. Nosotros, si nos interesa lo que dice, quiz¨¢ sigamos leyendo a tu ilustre colaborador.
(Perm¨ªtenos injertar este comentario de Carola Herrero Lima: ?He le¨ªdo su art¨ªculo, Eduardo. Me gustar¨ªa contestarle que no nos importa nada su falta de sentimientos, su ausencia de pena. No nos importa absolutamente nada porque usted no es nadie, nadie. Su pena no vale nada. Nosotros hemos nacido y crecido oyendo hablar de cosas como amistad, lealtad, honestidad, cosas como la libertad; porque yo creo en esa libertad, acepto que usted, Eduardo, no sienta la muerte de mi hermano Antonio y as¨ª lo exprese junto con sus resentimientos. La pena es libre?.
Gracias por tu atenci¨®n. Hasta siempre en la libertad de expresi¨®n. Redacci¨®n de La Ma?ana (COPE).- y 16 firmas m¨¢s
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