Tr¨¢mite en Zaragoza

Sin la emoci¨®n de los puntos de por medio, el f¨²tbol puede convertirse en un tormento, especialmente si los contendientes afrontan el encuentro como si se tratara de un compromiso de pretemporada. Es lo que ayer hicieron Zaragoza y Valladolid. Jugaron un partido propio de un entrenamiento en el que no hubo emoci¨®n, ni inter¨¦s, ni buen juego, ni siquiera la tensi¨®n y la dureza que la incertidumbre de los resultados plantea.La conclusi¨®n: fue un partido sopor¨ªfero, s¨®lo animado por los transistores. La imagen del banquillo zaragocista siguiendo el resultado del Mallorca simboliza lo sucedido.

El encuentro se desarroll¨® fundamentalmente en el centro del campo, sin m¨¢s ambici¨®n ni profundidad. El bal¨®n iba y ven¨ªa de banda a banda y de equipo a equipo. Eso s¨ª, la falta de visi¨®n futbol¨ªstica para llegar al marco contrario se ve¨ªa compensada con la falta de tensi¨®n defensiva. Pero el choque, en el c¨¦sped, era de guante blanco y los delanteros se mostraron tan obcecados como el resto de jugadores: Jamelli, Benjam¨ªn y Gustavo L¨®pez enviaron sendos remates a la madera.

El descanso no sirvi¨® para romper el sopor del primer periodo. Luis Costa modific¨® su planteamiento, adelantando a Gustavo L¨®pez y ofreciendo la direcci¨®n ofensiva del equipo a Radimov. Poco vari¨® la situaci¨®n.

Los destellos de Benjam¨ªn, los aislados caracoleos de Gustavo L¨®pez, las entradas de Klimovicz y el inter¨¦s de Jamelli fueron lo ¨²nico llamativo dentro del desastre de un partido que los contendientes podr¨ªan no haber disputado y as¨ª haber evitado el sufrimiento del p¨²blico.