La colecci¨®n secreta de Picasso
Viena muestra los 130 dibujos y terracotas que el pintor regal¨® a su ch¨®fer y su ama de llaves
Al escritor y ex ministro de Cultura franc¨¦s Andr¨¦ Malraux siempre le llam¨® la atenci¨®n la familiaridad de Picasso con su personal de servicio dom¨¦stico. Pero hab¨ªa pasado inadvertido que el ch¨®fer, Maurice Bresnu, y su esposa, Josephine, ama de llaves y limpiadora, hubieran recibido del artista 130 dibujos y otras obras en papel y sobre cer¨¢mica, con varias dedicatorias en las que el artista demuestra su cari?o por este matrimonio que, desde 1967, le acompa?¨® hasta su muerte en 1973, y permaneci¨® incluso tres a?os m¨¢s en el hogar de los Picasso, es decir, hasta 1976. ?Pour Nounours, mon ami -¨¤ Picasso, le 19 mars 1973-?, fue la ¨²ltima dedicatoria, 20 d¨ªas antes de morir el pintor. La colecci¨®n de dibujos, gouaches, pasteles y terracotas que Pablo Pi- casso, nacido en M¨¢laga en 1881, regal¨® a su ch¨®fer y a su ama de llaves, se muestra por primera vez a un amplio p¨²blico en la sala de exposiciones del Kunsthaus en Viena, hasta el 30 de agosto.El artista llamaba a su ch¨®fer Nounours, apodo que suelen utilizar los ni?os franceses para sus mascotas de peluche. Y no hab¨ªa viaje en el que Pablo y su esposa, Jacqueline, olvidaran enviar a Nounours una postal, alg¨²n comentario gracioso o un cat¨¢logo con alg¨²n dibujo. Con excepci¨®n de las cer¨¢micas pintadas, que datan de 1950, la mayor parte de los dibujos pertenece a la obra tard¨ªa. Pero no hay se?ales de flaqueza. Aunque Pi- casso ten¨ªa a principios de los setenta ya m¨¢s de 90 a?os, estas obras demuestran su inagotable vitalidad con un trazo siempre firme y una peculiar nota de desenfado y humor. En cuadernos perforados y otros conjuntos de l¨¢minas, el artista dej¨® a sus sirvientes series enteras con variaciones sobre sus personajes predilectos. En l¨¢piz, en tinta o en color, reaparecen con frescura los arlequines y los picadores, los pintores y las modelos, los viejos codiciando amores y los amantes en pleno ¨¦xtasis.
?Tard¨¦ un a?o en descubrir d¨®nde se encontraba la colecci¨®n, y cuando di con su paradero, necesit¨¦ dos a?os m¨¢s para convencer a la viuda, Josephine Bresnu, para que vendiera los dibujos?, relat¨® el marchante italiano Beniamino Levi, administrador de la colecci¨®n y organizador de la muestra que se inaugur¨® en Viena el pasado mi¨¦rcoles.
El matrimonio Bresnu hab¨ªa guardado este tesoro cautelosamente durante 20 a?os sin mostr¨¢rselo a nadie. Seg¨²n Levi, las obras ni siquiera estaban bajo llave y algunas hojas mostraban leves indicios de humedad. ?Supongo que para ellos esta colecci¨®n ten¨ªa ante todo un valor sentimental?, se?al¨® Levi intentando explicar por qu¨¦ los Bresnu prefirieron vivir modestamente de su jubilaci¨®n, en un apartamento en la Costa Azul, de Francia, cuando podr¨ªan haber disfrutado c¨®modamente de una vida de gran lujo con la venta del legado.
Levi, que fue propietario en los a?os sesenta de una galer¨ªa de arte en Mil¨¢n y anta?o mantuvo un estrecho contacto con Salvador Dal¨ª, descubri¨® en 1988 la primera pista de la colecci¨®n escondida de Pi- casso, en una galer¨ªa de Suiza donde se expuso un dibujo con un sello que despert¨® su curiosidad. Este sello de papel aparece en muchas l¨¢minas de los Bresnu y aquel dibujo hab¨ªa sido vendido por la antigua ama de llaves tras fallecer su marido, Maurice, seg¨²n pudo averiguar Levi despu¨¦s de un a?o de intensas pesquisas. El marchante reuni¨® a un grupo de cuatro compradores suizos e italianos -cuya identidad prefiere no revelar- con un contrato en el que se comprometen, por 10 a?os, a no fragmentar la colecci¨®n, para que pueda ser expuesta y administrada por la Fundaci¨®n Stratton que, presidida por Levi, se dedica a organizar exposiciones p¨²blicas en todo el mundo.
Maya, la hija de Pablo Picasso, respald¨® el negocio y ayud¨® a convencer a Josephine Bresnu, que en un principio reaccion¨® con recelo a pesar de la millonaria oferta. En el cat¨¢logo de la exposici¨®n en Viena, Maya subraya que este descubrimiento ha sido para ella emocionante y demuestra toda la energ¨ªa de su padre, quien, con su generosidad, ha hecho, en realidad, ?un regalo m¨¢s a este siglo que empez¨® con ¨¦l y desde entonces no deja de hablar de ¨¦l?. La colecci¨®n es, seg¨²n su opini¨®n, ?uno de los legados m¨¢s fascinantes de este siglo?.
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