Ascenso y ca¨ªda de Gabriel Urralburu
El ex dirigente navarro, antigua estampa del antifranquismo, afronta con frialdad su juicio
, Gabriel Urralburu, ex presidente del Gobierno de Navarra, ni se inmut¨®. Antonio Arag¨®n, su presunto c¨®mplice, acababa de confesar ante un tribunal de la Audiencia de Pamplona: "He recibido regalos millonarios. Supongo que de las constructoras". El ex consejero de Obras P¨²blicas llor¨® y pidi¨® perd¨®n. Su esposa, Ana Isabel Romeo, tambi¨¦n procesada, corrobor¨® entre l¨¢grimas la confesi¨®n de su marido. El fiscal pide para cada uno de los dos ex dirigentes socialistas 11 a?os de c¨¢rcel por cohecho continuado y delito contra la Hacienda Foral.Esta ins¨®lita muestra de arrepentimiento vivida el pasado lunes, en la capital navarra, no cal¨® en Urralburu ni en Olivia Balda, su mujer, que se sentaban en el mismo banquillo junto a Luis Rold¨¢n y Jorge Esparza. Permanecieron fr¨ªos y altivos, como si aquello no fuera con ellos. No hubo ni un solo gesto de debilidad en la pareja. "?Acept¨® los mismos regalos que su consejero?", le pregunto el fiscal, Javier Mu?oz, al ex presidente. "No", respondi¨® lac¨®nico. Su esposa, que se cubr¨ªa el rostro con un pa?uelo y unas aparatosas gafas de sol, se neg¨® a responder a todas las preguntas.
Urralburu ha pasado de estar en lo m¨¢s alto a convertirse en el primer presidente socialista de una comunidad al que se acusa de cohecho y fraude fiscal. Pocos dirigentes del PSOE gozaban de la credibilidad y el respeto que ¨¦l consigui¨® entre casi todos los ciudadanos navarros. Tuvo incluso el de sus adversarios pol¨ªticos. Ahora, mientras camina todas las ma?anas hasta la Audiencia de Pamplona, soporta en silencio los gritos de los que le reclaman que devuelva el dinero que oculta en sus cuentas suizas. Pero ¨¦l permanece impasible.
Su historia contrasta con su actual situaci¨®n personal. Hijo de un pastor de Ezc¨¢roz, un pueblo situado en el norte de Navarra, entr¨® en el seminario al igual que otros muchos j¨®venes sin suficientes recursos econ¨®micos. En su centro de Estella (Navarra), los curas del Verbo Divino, una congregaci¨®n de misioneros alemanes, garantizaban una excelente formaci¨®n cultural y seleccionaban a sus futuros misioneros. En aquel ni?o guapo, rubio y de ojos azules descubrieron una verdadera vocaci¨®n de servir a los dem¨¢s.
Urralburu estudi¨® Filosof¨ªa y Letras y Teolog¨ªa. Y sigui¨® alimentando sus sentimientos de rebeld¨ªa cristiana en favor de los m¨¢s pobres. Un sacerdote llamado V¨ªctor Manuel Arbeloa se cruz¨® en su camino y le orient¨® hacia la pol¨ªtica. Pero eso no impidi¨® que el joven seminarista se ordenara y oficiase misa.
En las escalinatas de las parroquias de barrios obreros de Pamplona, como La Chantrea o Echavacoiz, se sentaba un joven rubio, de largas melenas, vaqueros y jersey de lana. Tocaba canciones protesta y aguardaba, complacido, a que el cura Arbeloa terminara su misa. Era Urralburu y se convirti¨®, sin quererlo, en la estampa local del antifranquismo. En la clandestinidad y con s¨®lo 22 a?os, aquel chico y otras ocho personas fundaron la Federaci¨®n Socialista de Navarra, entonces dependiente de los socialistas vascos.
Visti¨® la sotana del Verbo Divino durante s¨®lo un a?o. En 1977, con 27 a?os, consigui¨® la dispensa papal y se present¨® a las primeras elecciones generales. Fue diputado en las Cortes constituyentes e inici¨® una vertiginosa carrera pol¨ªtica que le llevar¨ªa hasta la presidencia del Gobierno navarro.
En las suntuosas dependencias privadas que la UCD construy¨® para el presidente en el Palacio de Navarra recib¨ªa muchas noches la visita de Rold¨¢n, entonces delegado del Gobierno y hoy su compa?ero de banquillo. El 6 de junio de 1982 se constituy¨® en Tudela el Partido Socialista de Navarra, que se separ¨® del de Euskadi. Los socialistas, que en aquel momento defend¨ªan, en contra de las ideas de sus viejos militantes, la integraci¨®n de Navarra en Euskadi, dieron un giro total y apoyaron la total autonom¨ªa de la comunidad foral. Urralburu fue el impulsor de este importante cambio. Un cambio que les condujo a gobernar durante casi ocho a?os.
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