El sida retrocede
L OS DATOS que acaban de conocerse sobre la incidencia del sida en Espa?a en 1997 son esperanzadores. El n¨²mero de casos declarados ha disminuido un 25% respecto a los de 1996, reforzando una tendencia que se inici¨® a partir de 1995. Las causas de ese descenso hay que situarlas en el impacto que tienen las medidas de prevenci¨®n y de informaci¨®n p¨²blica adoptadas durante los ¨²ltimos a?os y, sobre todo, la aplicaci¨®n de las nuevas terapias contra la enfermedad.La terapia triple, o el c¨®ctel de f¨¢rmacos, tal y como se conoce a la combinaci¨®n de medicamentos con que empezaron a tratarse los enfermos desde hace dos a?os, parece estar teniendo resultados positivos, en Espa?a y en el resto de los pa¨ªses donde se administra. No hace desaparecer la infecci¨®n por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), pero impide en muchos casos que se declare la enfermedad, con sus terribles efectos de sufrimiento y muerte. La corta historia de la infecci¨®n es concluyente: de las 50.000 personas que han contra¨ªdo la enfermedad en Espa?a desde 1981 hasta el momento, un 54% ha fallecido. Es natural sentir satisfacci¨®n ante la noticia de que est¨¢ empezando a disociarse el binomio sida y muerte cierta, e incluso el de seropositivo y enfermo de sida. La epidemia no ha desaparecido, pero se est¨¢ evitando que produzca sus peores consecuencias.
El optimismo, justificado por los datos que ahora conocemos, no debiera hacernos bajar la guardia. La enfermedad sigue entre nosotros, como demuestran los 120.000 portadores del virus estimados en Espa?a, y no se le ha encontrado soluci¨®n definitiva. Las campa?as de informaci¨®n y prevenci¨®n deben continuar para evitar retrocesos en la reducci¨®n del ritmo de contagio, que ser¨ªan catastr¨®ficos. Y debe continuar la b¨²squeda de nuevos tratamientos para prevenir el contagio, tipo vacuna, o para curar la enfermedad cuando ¨¦sta se declare o se detecte la presencia del virus.
Ante la emergencia de estas nuevas posibilidades, se est¨¢ planteando la creaci¨®n de un registro de seropositivos con el fin de administrarles el tratamiento adecuado e intentar que no desarrollen la enfermedad. El organismo especializado de las Naciones Unidas y las autoridades de diferentes pa¨ªses, entre ellos Espa?a, se est¨¢n planteando su introducci¨®n. Tal registro puede afectar a la intimidad de los interesados si no se toman medidas rigurosas al respecto, pero los beneficios potenciales, en cuanto al control de la epidemia y el conocimiento de su evoluci¨®n, seguramente lo har¨¢n aconsejable. Siempre que se impida que la informaci¨®n en ¨¦l contenida salga del ¨¢mbito estrictamente m¨¦dico.
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