Jubileo 2000
IMANOL ZUBERO La deuda externa supone un obst¨¢culo insuperable para el desarrollo libre y justo de los pa¨ªses, generalmente pobres, del Sur. Endeudarse es una pr¨¢ctica econ¨®mica, tanto personal y familiar como empresarial o nacional, que se ha vuelto normal. Un endeudamiento temporal puede ser beneficioso para una econom¨ªa concreta. Pero un endeudamiento permanente y en constante aumento resulta una carga insoportable para cualquier econom¨ªa, individual, familiar o nacional. Una deuda a la que es imposible hacer frente se convierte en una hipoteca de futuro, en una pesada cadena, en una forma moderna de esclavitud: coarta la libertad, reduce la autonom¨ªa, genera dependencia. Eso es lo que est¨¢ ocurriendo con la mayor¨ªa de los pa¨ªses pobres del Sur. Su deuda con gobiernos y entidades financieras del Norte no ha hecho sino crecer y aumentar cada a?o desde hace ya dos d¨¦cadas, hasta el punto de que se ven obligados a dedicar elevados porcentajes de sus recursos a intentar sufragar los intereses de todas sus deudas exteriores. La verdadera causa de esta situaci¨®n tiene que ver con la existencia de un injusto sistema de reparto del poder, la informaci¨®n, el conocimiento y la riqueza entre los pa¨ªses del Norte y los del Sur. Un sistema para el que el endeudamiento permanente resulta sumamente funcional: el engranaje del endeudamiento sume a los pa¨ªses deudores en una situaci¨®n de casi total subordinaci¨®n financiera frente a los pa¨ªses capitalistas avanzadas, favoreciendo en grado sumo la profundizaci¨®n de las relaciones de dominaci¨®n que mantienen los pa¨ªses imperialistas sobre los pa¨ªses en que ejercen su influencia. La intervenci¨®n supuestamente "estabilizadora" de las instituciones econ¨®micas internacionales pretende apagar un incendio arrojando gasolina: no hace sino aumentar ese endeudamiento. Se presta dinero, y se continua prestando para permitir la amortizaci¨®n de la deuda, pero esta aumenta con lo que hay que recurrir a nuevos pr¨¦stamos... ?y as¨ª hasta cu¨¢ndo? En esta situaci¨®n, desde Londres se ha lanzado una iniciativa internacional denominada Jubilee 2000 (j2000@gn.apc.org) que reivindica la condonaci¨®n de la deuda con el fin de que los pa¨ªses del Sur puedan entrar en el pr¨®ximo milenio liberados de la pesada e insoportable cadena que supone su monstruoso endeudamiento. En el Pa¨ªs Vasco, la ha acogido con entusiasmo Aurora Bilbao desde M¨¦dicos contra la Guerra Nuclear. Los promotores de la iniciativa Jubileo 2000 comparan su propuesta con la abolici¨®n de la esclavitud durante el siglo pasado. Fueron muchas las voces que se alzaron contra la abolici¨®n argumentando que esta tendr¨ªa enormes y negativas repercusiones sobre la econom¨ªa, pero luego no fue as¨ª. Desde Jubileo 2000 creen que algo parecido ocurrir¨¢ con su propuesta. A m¨ª se me ocurre que el argumento de la esclavitud es excelente, y que a¨²n cabe desarrollarlo m¨¢s. Si la abolici¨®n de la esclavitud hubiese resultado econ¨®micamente negativa, ?no hubi¨¦ramos tenido a pesar de todo que luchar contra el sistema esclavista? Lo mismo ocurre en la actualidad con esta nueva forma de esclavitud que es la deuda externa. La propuesta de Jubileo 2000 pretende actualizar esa medida veterotestamentaria que entroncaba con la esperanza del A?o de Gracia del Se?or, con ese a?o jubilar en el que, cada cierto tiempo, el pueblo jud¨ªo ve¨ªa como las deudas eran perdonadas, promesa de una nueva vida, segunda oportunidad, explosi¨®n de gratuidad y fraternidad, irrupci¨®n de los valores en el espacio de los intereses. ?Ser¨¢ posible recuperar esa propuesta? ?Ser¨¢ posible jubilar la deuda de los m¨¢s pobres para que el j¨²bilo reine entre ellos. Hay una propuesta de acci¨®n sobre la mesa. Su importancia reclama nuestra atenci¨®n y nuestro compromiso.
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