El monasterio de El Escorial vuelve a exponer al p¨²blico sus mejores joyas bibliogr¨¢ficas
Las joyas bibliogr¨¢ficas de Felipe II relucen hoy casi como cuando se encuadernaron, hace ya cuatro siglos. La Real Biblioteca Laurentina del monasterio de San Lorenzo de El Escorial y los 13.000 tomos que guarda en sus lujosas estanter¨ªas han sido restaurados y ya se pueden incluir de nuevo en el recorrido que siguen los visitantes por las entra?as del monumento. La sala llevaba ocho meses con las puertas cerradas al p¨²blico por las tareas de limpieza y conservaci¨®n. Patrimonio Nacional, la instituci¨®n p¨²blica que se encarga de la gesti¨®n del legado hist¨®rico del pa¨ªs, ha invertido 32 millones en las obras de mejora y conservaci¨®n.
Juan de Herrera, el arquitecto que levant¨® el monasterio de San Lorenzo de El Escorial por encargo del monarca Felipe II, concibi¨® la Real Biblioteca Laurentina como una encrucijada en la que confluir¨ªa el saber de la ¨¦poca, recogido en algunos de los libros m¨¢s prestigiosos del momento. El sal¨®n principal real mide 54 metros de largo por 9 de ancho y 10 de alto. El techo est¨¢ coronado por una b¨®veda de ca?¨®n de siete tramos que el pintor Pellegrino Tibaldi decor¨®, por encargo expreso del monarca, con frescos que representan el trivium y el quadrivium, nombres que en la edad media se daba a las siete artes liberales (gram¨¢tica, ret¨®rica y dial¨¦ctica, por un lado, y aritm¨¦tica, m¨²sica, geometr¨ªa y astronom¨ªa, por otro).
Globos celestes
A lo largo de la sala hay varias esferas. Unas son globos celestes con los que los expertos averiguaban la posici¨®n que ocupaban las constelaciones en el firmamento en las distintas ¨¦pocas del a?o. Otras son viejos mapas terr¨¢queos e instrumentos de astrolog¨ªa.La restauraci¨®n ha consistido en la limpieza de las estanter¨ªas y de los libros. "Los libros estaban cubiertos por polvo de cuatro siglos", asegur¨® ayer el presidente del Patrimonio Nacional y duque de San Carlos, ?lvaro Fern¨¢ndez Villaverde. "Adem¨¢s se han retirado los cables, los altavoces y los detectores de incendios de los sistemas de seguridad que colgaban entre las estanter¨ªas y romp¨ªan con el entorno", a?adi¨®. La biblioteca ha recuperado todo su esplendor, y ayer destacaba el dorado de los libros y los distintos colores de la madera de las estanter¨ªas. Estos libros se encuadernaban en el monasterio, que ten¨ªa su propio taller. El revestido de las tapas era de cuero de vaca. M¨¢s que el n¨²mero de tomos, destaca la importante colecci¨®n de c¨®dices selectos enriquecidos con dibujos en miniatura de la Biblioteca Laurentina. El m¨¢s antiguo est¨¢ escrito en lat¨ªn, se titula De baptismo parvulorum, y fue escrito en el siglo V o VI. Tambi¨¦n hay manuscritos hebreos, ¨¢rabes y griegos. Entre otros, dos ejemplares de las Cantigas de Alfonso X el Sabio. La biblioteca se ha enriquecido con donaciones, como la del sult¨¢n de Marruecos Muley Zid¨¢n, que cedi¨® 3.975 manuscritos en 1614, entre ellos un Cor¨¢n de gran valor. Un incendio en 1617 redujo la colecci¨®n a 2.000 ejemplares.
Las tareas de restauraci¨®n han devuelto todo el colorido a las distintas maderas de las 54 estanter¨ªas. "Juan de Herrera dise?¨® la librer¨ªa teniendo muy presente el color de las maderas", explic¨® Fern¨¢ndez. El oscuro tono de la caoba contrasta con el naranja de la madera del frutal. La base de las estanter¨ªas es de m¨¢rmol. Se coloc¨® as¨ª para proteger el mueble de la humedad. Por encima del m¨¢rmol hay un z¨®calo de cedro originario de L¨ªbano y Siria,que, como no gusta a los xil¨®fagos (insectos que se nutren de madera), protege al resto de la estanter¨ªa.
El padre fray Juan de San Jer¨®nimo fue el primer bibliotecario y quien realiz¨® la primera ordenaci¨®n, de m¨¢s de 10.000 libros. La clasificaci¨®n se hizo por lenguas y materias. La catalogaci¨®n definitiva la hizo el padre Sig¨¹enza en 1593.
Cuatro siglos despu¨¦s, el orden de los libros es el mismo que entonces. Fern¨¢ndez asegur¨® ayer que la reapertura de esta biblioteca forma parte de su pol¨ªtica como presidente del Patrimonio Nacional: "Nuestra intenci¨®n es la de abrir todas aquellas zonas que est¨¢n cerrados al p¨²blico o que no se han abierto nunca". Entre ellas est¨¢n los aposentos de la dinast¨ªa de los monarcas Borbones. "Hay habitaciones reales que no se han visitado nunca, pero que a partir de mediados de junio se abrir¨¢n al p¨²blico por primera vez", concluy¨®.
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