Jos¨¦ Tom¨¢s, mano a mano con "Lagartijo"
No se asustan. No es que Rafael Molina Lagartijo, la gran figura del toreo fallecida en 1900, resucitase para torear mano a mano con el joven madrile?o Jos¨¦ Tom¨¢s. Es que, en tercer lugar de la corrida que motiva esta cr¨®nica, salt¨® a la arena un bravo ejemplar de Jandilla que atend¨ªa tambi¨¦n por Lagartijo, n¨²mero 98, colorado de capa y con 537 kilos de peso. Jos¨¦ Tom¨¢s ya jug¨® muy bien los brazos al lancearlo a la ver¨®nica. El toro acudi¨® con prontitud a las cabalgaduras, aunque en la primera vara cabeceara en el peto, tomando mucho mejor la segunda. En la muleta, el tal Lagartijo fue extraordinario por boyante, vini¨¦ndose alegremente de lejos a los enga?os y resisti¨¦ndose a doblar al final, en muerte de bravo.El mano a mano del bravo toro y el bravo torero fue realmente explosivo. Jos¨¦ Tom¨¢s tore¨® con quietud, ligaz¨®n y pasi¨®n. Un espect¨¢culo, casi todo en los medios, desde los cuatro estatuarios sin enmendarse, hasta las manoletinas finales, pasando por el toreo fundamental con ambas manos, si bien hubo alg¨²n enganch¨®n. Entr¨® a matar con gran decisi¨®n y el estoque qued¨® algo contrario. Quiso redondear la tarde en el sexto, pero no fue posible, por la flojedad de su oponente.
Jandilla / Litri, Rivera, Tom¨¢s Toros de Jandilla, desiguales de presencia y juego; 3? extraordinario, se le pidi¨® la vuelta al ruedo
Litri: aplausos y silencio. Rivera Ord¨®?ez: nsilencio; aviso y silencio. Jos¨¦ Tom¨¢s: aviso y dos orejas; ovaci¨®n; sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza Monumental, 24 de mayo. Media entrada.
Litri, a pesar de su voluntad, no consigui¨® acoplarse con ninguno de su lote. Tiene m¨¢s disculpas en el poco claro cuarto, que embest¨ªa a oleadas y que hizo amagos de rajarse. No las tiene en el primero, que tard¨® mucho en ver.
Rivera Ord¨®?ez, acostumbrado a triunfar en esta plaza, se fue esta vez de vac¨ªo. Tropez¨® con el peor lote y a pesar de ello tore¨® muy bien con el capote al segundo, con el que expuso mucho con la muleta. El quinto, con muchos problemas tambi¨¦n, tuvo delante un Rivera valeroso e intentando justificarse, pero que fall¨® estrepitosamente con el pincho.
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