Los 117 procesados en Guinea por el mot¨ªn de Bioko denuncian torturas

El macrojuicio contra 117 personas de la etnia bubi (cuatro de ellas de nacionalidad espa?ola) acusadas de terrorismo, secesi¨®n y traici¨®n se inici¨® ayer en Malabo en medio de una fuerte expectaci¨®n. Se juzgan hechos ocurridos el pasado 21 de enero, cuando militantes del Movimiento para la Autodeterminaci¨®n de la Isla de Bioko atacaron tres puestos policiales en Luba y mataron a cuatro soldados y un civil. Algunos detenidos presentaban signos de violencia: orejas rotas, quemaduras de cigarrillos en las piernas, pechos o brazos... ?El 95% de nosotros hemos sido torturados?, afirm¨® Mart¨ªn Puye, uno de los procesados.

Los procesados en el macrojuicio militar de Malabo afrontan una condena de muerte

En esta diminuta y bella ciudad tropical nadie se atreve a hacer conjeturas. ?Lo m¨¢s probable es que haya varias penas de muerte?, asegura un observador occidental, ?y que despu¨¦s las conmuten para no hacer m¨¢rtires que generen en el futuro una verdadera rebeli¨®n bubi(...)El problema es que cuatro de los muertos son militares y el presidente (Teodoro) Obiang tambi¨¦n tiene que satisfacer a su entorno?. ?El hecho de que hayan permitido la entrada en el pa¨ªs de periodistas y de dos observadores de Amnist¨ªa Internacional es un buen s¨ªntoma?, a?ade. Una monja, menos acostumbrada al lenguaje alambicado de la pol¨ªtica, lo defini¨® como un milagro.El fiscal militar, el comandante Roman Bibang, present¨® su caso como una conspiraci¨®n bubi contra los fang. Habl¨® de las ramificaciones internacionales en Nigeria (hay tres detenidos de ese pa¨ªs, uno de los cuales, Francis, muri¨® en prisi¨®n) y en Espa?a (donde mezcl¨® a la Legi¨®n, pues dos de los espa?oles hicieron la mili en ese cuerpo). Bibang inici¨® sus preguntas con los nigerianos supervivientes, Levit y Dominique. Les interrog¨® con insistencia sobre la compra de armas y el reclutamiento de mercenarios. A su vera, a s¨®lo cuatro metros, se extend¨ªa una ringlera de objetos que m¨¢s parec¨ªan un mercadillo que un arsenal de guerra: tres pistolas, dos escopetas recortadas y tres completas, una granada de mano, un bote de Nescaf¨¦, unas botas de gran tama?o y varios paquetes de tabaco local. Son las pruebas de la rebeli¨®n.

S¨®lo uno de los declarantes se atrevi¨® a denunciar los malos tratos ante el tribunal. Fue Gregorio Bomagasi, quien hablaba con un hilo de voz. ??M¨¢s alto!?, le exigi¨® el fiscal. ?No puedo, tengo la mand¨ªbula rota por los interrogatorios?, le respondi¨®. Hoy se reanuda la vista en Malabo. El presidente del tribunal, el coronel Santiago Mouma, espera acabar en la tarde. Quedan por declarar los espa?oles y, tal vez, lo m¨¢s importante, escuchar a los abogados defensores, cuyo papel ayer, fue el de convidados de piedra. Inconvenientes del C¨®digo Militar de Franco.