Or¨ªgenes
Quiz¨¢ las oficinas sean en general absurdas, pero no mucho m¨¢s que los cubiles de los escarabajos, los hormigueros o las guaridas de los saltamontes. Uno ha estudiado las costumbres de los insectos y sabe que la mayor¨ªa de ellos posee una tendencia natural a la burocracia, aunque carecen de nuestras habilidades para construir edificios de cristal donde meter a 400 o 500 cole¨®pteros bajo la batuta de un director general y tres o cuatro subdirectores de ¨¢rea. Los insectos son muy partidarios de las jerarqu¨ªas, pero su talento administrativo no les da m¨¢s que para la creaci¨®n de jefes de departamento y encargados de almac¨¦n. Son muy rudimentarios.Lo que est¨¢ claro, en cualquier caso, es que la oficina constituye un espacio biol¨®gico, una especie de reserva natural donde la contabilidad, los inventarios o la sucesi¨®n de trienios son las actividades menos relevantes, aunque las m¨¢s visibles. Tampoco el apareamiento, que se practica con urgencia zool¨®gica en sus ascensores de subida y bajada, justifica el coste energ¨¦tico que conlleva el escalaf¨®n. La oficina va mucho m¨¢s all¨¢. No se pueden comprender los or¨ªgenes del hombre sin estudiar su historia a fondo. De ah¨ª que se nos pongan los pelos de punta cuando o¨ªmos hablar de la desaparici¨®n de estos recintos ontog¨¦nicos debido al crecimiento de la inform¨¢tica, que favorecer¨ªa, al parecer, la figura del teletrabajador solitario, despose¨ªdo de las condiciones ambientales del despacho.
En el futuro, si se cumplieran estas previsiones, los ricos ir¨ªan los fines de semana a la oficina como ahora van de caza: para satisfacer un instinto primario muy ¨²til en el control de la agresividad. Durante el s¨¢bado y el domingo jugar¨ªan a ser directores generales y nos pagar¨ªan estupendamente por hacer de administrativos. Atentos, pues, a esta salida profesional inesperada.
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