"Hooligans" con corbata
Mucho se ha hablado de los lamentables incidentes de Cibeles del pasado mi¨¦rcoles 20 de mayo, provocados por un grupo de exaltados. Muy poco, sin embargo, se ha comentado la violencia de otros elementos que sufrimos miles de socios y aficionados madridistas que nos desplazamos a Amsterdam. Son los otros violentos del f¨²tbol.No llevan el pelo rapado y muy posiblemente ni siquiera hayan pisado un estadio en su vida, pero su conducta les hace ser tan o m¨¢s peligrosos que los primeros.
Bajo el paraguas de "agencia oficial del Real Madrid", los responsables de Viajes Marsans nos hicieron pagar m¨¢s de 70.000 pesetas para luego dejarnos a 400 aficionados ?12 horas! en Barajas esperando el mismo d¨ªa del partido un vuelo que nunca existi¨®. S¨®lo gracias a Iberia y a la atenta tripulaci¨®n del aerob¨²s Juan Ram¨®n Jim¨¦nez conseguimos llegar a Amsterdam apenas una hora antes del partido.
A la salida del partido volvieron a hacer de las suyas: nos citaron a unos 5.000 aficionados en el parking del estadio para coger unos autobuses al aeropuerto puestos a nuestra disposici¨®n -dec¨ªan-, que jam¨¢s llegaron. Los aficionados no tuvieron otra opci¨®n que abalanzarse literalmente sobre los pocos autobuses urbanos que por all¨ª pasaban. Hubo malos modos, peleas, empujones y, lo que es peor, cuatro heridos, dos de ellos graves, por atropellos.
A nuestra llegada al aeropuerto (casi tres horas despu¨¦s del final del partido), estos violentos contaron con la ayuda de otros casi tan peligrosos como ellos: las autoridades holandesas. Muy preocupadas por el sue?o de sus votantes, pero muy poco por la dignidad de sus visitantes extranjeros, los responsables holandeses no nos permitieron utilizar la terminal del aeropuerto de Schiphol y nos confinaron en unos hangares del mismo (Holanda organiza la Eurocopa 2000. Que con nosotros no cuenten).
A las cinco de la madrugada, s¨®lo ten¨ªamos dos opciones: estar tirados en un hangar o arriesgarnos a incrementar la lista de v¨ªctimas de actos violentos en el f¨²tbol luchando literalmente por un sitio en los cuatro autobuses que llevaban directamente a los aviones de vuelta. Ning¨²n responsable de Viajes Marsans estaba all¨ª para explicarnos por qu¨¦ ten¨ªamos que pasar por todo esto para volver a Madrid.
A la entrada en el avi¨®n no hubo ning¨²n control de seguridad, ni tarjetas de embarque, ni lista de pasajeros. Mejor no imaginar qu¨¦ habr¨ªa pasado si no ganamos la s¨¦ptima.
Toda esta gente sobra en el f¨²tbol. Nunca les ver¨¢n, litrona en mano, tirando piedras en Cibeles, pero desde sus despachos se enriquecen injustamente poniendo en peligro la vida de pac¨ªficos aficionados. Son los otros violentos, hooligans con corbata que no tiran porter¨ªas, pero que fomentan la violencia en el deporte con su af¨¢n de lucro y su desconsideraci¨®n hacia los dem¨¢s.-
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