La mancha nuclear
L A COMUNIDAD internacional tiene que tomar iniciativas serias para detener una carrera de armamentos nucleares en Asia. El ¨²ltimo episodio ha puesto de manifiesto que se trata de una necesidad urgente. La sexta prueba at¨®mica realizada ayer por Pakist¨¢n, un pa¨ªs necesitado de ayuda econ¨®mica internacional que ha hecho caso omiso de las sanciones anunciadas, ha provocado un escalofr¨ªo de Tokio a Washington, pasando por Pek¨ªn y Bruselas. La espiral en que se han metido India y Pakist¨¢n puede tener graves consecuencias para el conjunto de Asia y para el resto del mundo.Que India y Pakist¨¢n hab¨ªan desarrollado el arma nuclear era de dominio p¨²blico, aunque ninguno de los dos pa¨ªses lo hubiera reconocido de forma oficial. El principal motivo de alarma es que ambos pa¨ªses hayan decidido realizar las pruebas desoyendo todas las presiones internacionales y envueltos ambos en una marea nacionalista que les ha llevado a festejar el arma at¨®mica en las calles como si se tratara de un ¨¦xito colectivo. Pero tras el j¨²bilo inicial empiezan a valorarse los riesgos de una escalada entre dos pa¨ªses que en medio siglo han protagonizado ya dos guerras.
Algunos responsables indios han insinuado que las bombas de Nueva Delhi est¨¢n m¨¢s pensadas frente a China que frente a Pakist¨¢n y que no responder¨¢n al ¨²ltimo movimiento de Islamabad. Pakist¨¢n sostiene, por el contrario, que esto es s¨®lo una argucia. En ning¨²n caso puede ser un alivio, ya que la prueba india ha provocado de inmediato una respuesta paquistan¨ª que a su vez puede originar una proliferaci¨®n a¨²n mayor en el continente asi¨¢tico, que carece de estructuras de seguridad al estilo de la OTAN o la OSCE.
Si China se inquieta, no dejar¨¢ de hacerlo Tokio. A ello hay que sumar la sensaci¨®n de descontrol que existe sobre los arsenales nucleares de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, a pesar de algunos procesos ejemplares de desnuclearizaci¨®n, como el registrado en Ucrania. La nuclearizaci¨®n de India y Pakist¨¢n preocupa tambi¨¦n a otras potencias regionales, como Ir¨¢n, cuyo programa de rearme se alimenta hist¨®ricamente de la amenaza iraqu¨ª. Todo ello en un contexto geogr¨¢fico en el que no se pueden obviar las armas at¨®micas que posee Israel. La mancha nuclear se expande as¨ª inexorablemente.
M¨¢s all¨¢ de las eventuales sanciones econ¨®micas y diplom¨¢ticas que se est¨¢n tomando contra India y Pakist¨¢n, la comunidad internacional debe perfeccionar sus instrumentos o buscar otros nuevos antes de que sea demasiado tarde. Las explosiones de las ¨²ltimas semanas han demostrado que el Tratado de No Proliferaci¨®n de Armas Nucleares (TNP) es un instrumento insuficiente. El TNP reposa sobre un enorme espejismo, incluso sobre una gran hipocres¨ªa: que las cinco potencias nucleares oficiales en 1967 podr¨ªan seguir si¨¦ndolo por siempre jam¨¢s con car¨¢cter exclusivo. La lucha por la no proliferaci¨®n ha de pasar por una enorme reducci¨®n -mucho m¨¢s que la lograda desde el fin de la guerra fr¨ªa por EE UU y la URSS- de los arsenales nucleares ya existentes.
Evidentemente, hay que forzar por todos los medios disponibles a India, Pakist¨¢n y a otros pa¨ªses a entrar en el TNP y a suscribir y respetar el Tratado de Prohibici¨®n Total de Pruebas Nucleares. Tambi¨¦n es necesario reforzar el r¨¦gimen de control de los misiles bal¨ªsticos y lograr un acuerdo estricto sobre control de tecnolog¨ªa y material fisible en la Conferencia de Desarme en curso en Ginebra, bajo el patrocinio de las Naciones Unidas. De esta organizaci¨®n deber¨ªa salir un nuevo impulso en este terreno.
Pero no se puede olvidar que los Estados que desarrollan armas nucleares lo hacen en busca de mayor seguridad frente a vecinos que consideran amenazantes. La comunidad internacional tiene que ser capaz de ofrecerles suficientes garant¨ªas para impedir una enloquecida carrera de armamentos que, entre otras cosas, les resta recursos necesarios para atender otras necesidades m¨¢s perentorias. El contencioso indo-paquistan¨ª est¨¢ directamente relacionado con Cachemira, un territorio bajo administraci¨®n india y con una poblaci¨®n mayoritariamente musulmana. Contribuir a la desactivaci¨®n de estos litigios es el mejor camino para el desarme. La oferta de Pakist¨¢n de abrir un di¨¢logo con India deber¨ªa verse apoyada desde el exterior. No s¨®lo porque India amag¨® primero, sino porque todos nos jugamos mucho en ello.
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