Marx, deudor de Blanco White
Las Cortes de C¨¢diz lo declararon peor enemigo que Napole¨®n, y de su peri¨®dico El Semanario Patri¨®tico dec¨ªan que sus estragos eran m¨¢s da?inos que los de la fiebre amarilla. Jos¨¦ Mar¨ªa Blanco White (1775-1841) naci¨® en Sevilla y est¨¢ enterrado en Liverpool, donde muri¨® despu¨¦s de un largo exilio con escalas en Londres, Oxford, Dubl¨ªn y la ciudad de los Beatles. Era el mism¨ªsimo diablo para los patriotas de rigod¨®n, pero a Manuel Alonso Moreno le suena a m¨²sica celestial. Unos pentagramas pol¨ªticos que este historiador ha puesto en su sitio en el libro Blanco White. La obsesi¨®n de Espa?a. No se sabe qu¨¦ es mayor, la obsesi¨®n por Espa?a de Blanco o la obsesi¨®n de Moreno Alonso (Sevilla, 47 a?os) por el primer periodista pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs. "?Se nota que estoy obsesionado por Blanco White?", pregunta con cierta candidez este profesor de Historia Contempor¨¢nea, miembro del Centro de Estudios Napole¨®nicos de Par¨ªs, que ha encontrado secuelas de Blanco White en la obra de Bol¨ªvar y en los art¨ªculos neoyorquinos de Carlos Marx. "Estuve siete a?os dando clases en Londres y todos los d¨ªas iba al Museo Brit¨¢nico, donde me sentaba en el mismo pupitre n¨²mero 35 en el que tomaba sus notas Marx". Lleg¨® a Blanco White de una forma fortuita. "Estaba investigando el archivo de Wellington sobre la guerra de la Independencia y hab¨ªa dos nombres que se repet¨ªan con cierta frecuencia: el de lord Holland y el de Blanco White". Holland, un ingl¨¦s enamorado de Espa?a, fue el mecenas londinense de Blanco, le dio un lugar de honor en sus salones, que frecuentaban sabios de la ¨¦poca como Humboldt, Tocqueville o Talleyrand. Moreno Alonso sigui¨® la estela de aquellas tertulias y el resultado fue el libro La forja del liberalismo en Espa?a. Los amigos espa?oles de lord Holland, que encontr¨® un ins¨®lito editor: el Congreso de los Diputados. "El liberalismo como opci¨®n pol¨ªtica fracas¨® en Espa?a", dice Alonso Moreno, un hombre tranquilo apasionado por las revoluciones, desde la Gloriosa a la bolchevique, "pero los liberales espa?oles brillaron a gran altura y se tutearon con las primas donnas del pensamiento pol¨ªtico europeo". Es algo m¨¢s que un bi¨®grafo de Blanco White, porque la vida de ¨¦ste fue mucho m¨¢s que una vida corriente. Tuvo la fortuna de que los archivos de lord Holland en Londres se salvaron de las bombas alemanas y pudo trabajar en "el archivo privado m¨¢s importante sobre esa etapa de la historia de Espa?a". Un periodo parad¨®jico de luces y sombras con personajes impagables: un reverendo utrerano, el abate Marchena, que reniega del catolicismo, se hace ateo y regresa a Espa?a como int¨¦rprete de Jos¨¦ Bonaparte; un ministro, Urquijo, que pas¨® de sans-culotte a cortesano, de traductor de Voltaire a correveidile del Antiguo R¨¦gimen; o un llamado pr¨ªncipe de la Paz, Jos¨¦ Godoy, que es nombrado almirante de un pa¨ªs que se hab¨ªa quedado sin barcos tras la derrota de Trafalgar. "Junto con Aza?a, Godoy es el ¨²nico primer ministro que ha publicado unas memorias. Aparecieron en franc¨¦s y Stuart Mill, amigo de Blanco White, le sugiri¨® que hiciera unos comentarios en su peri¨®dico londinense", dice Alonso Moreno, convencido de que las mayores desgracias de aquel Juan Sintierra del barrio de Santa Cruz vinieron de su vocaci¨®n period¨ªstica. "Estaba en el ojo del hurac¨¢n; amigo de Dao¨ªz, fue el primero en enterarse de que Madrid hab¨ªa ca¨ªdo en manos de los franceses, pero el patrioterismo de Sevilla, ciudad napole¨®nica y chaquetera, le impidi¨® que diera la noticia".
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