Pedagog¨ªa de los residuos
La doctora Ana Soto describe como las c¨¦lulas cancerosas de mama se desarrollan inopinadamente en los tubos de ensayo sin causa evidente. El an¨¢lisis indica que alguna sustancia se filtra desde el tap¨®n de pl¨¢stico del tubo que el suministrador hab¨ªa cambiado sin previo aviso. El compuesto es el p-nonilfenol utilizado como aditivo antioxidante del poliestireno. Los t¨¦cnicos del Instituto de Medio Ambiente Brit¨¢nico comprueban que el 60% de los escarchos machos, un pez frecuente en los r¨ªos brit¨¢nicos, ha cambiado de sexo bajo la acci¨®n de los difundidos y persistentes biocidas. En 1992 los investigadores daneses analizan 15.000 registros de esperma recogidos en 20 pa¨ªses entre 1940 y 1990 confirmando una clara tendencia hacia la disminuci¨®n de la concentraci¨®n de espermatozoides. En Estados Unidos se constata el tremendo aumento de los casos de endometriosis as¨ª como tasas de aumento del 1% anual en la mortalidad por c¨¢ncer de mama. En la vega granadina la difusi¨®n del plaguicida endosulfan es la posible causa de la alta incidencia de criptoquirdia. Los estr¨®genos qu¨ªmicos o disruptores hormonales, contaminantes difusos como los fenoles, los ftalatos, los organoclorados con una portentosa y sin¨¦rgica capacidad de sembrar la confusi¨®n en el sistema hormonal (bastan niveles de 50 microgramos por litro para ser efectivos), son ya una realidad cient¨ªfica. El efecto a medio plazo es sencillo: como en los escarchos ingleses, todos los seres vivos estamos abocados a la femeneizaci¨®n total de las especies y por ende a la esterilidad generacional. La contaminaci¨®n difusa de origen qu¨ªmico no es una novedad. Rowland y Molina ya nos describen en 1974 como la acci¨®n de los supuestamente inertes ¨®xido nitroso, freones y halones puede acabar con la fr¨¢gil pero contundente capa de ozono que filtra toda la potencia de la radiaci¨®n ultravioleta, capaz de "quemar de c¨¢ncer" la biosfera. Sobre la Ant¨¢rtida, al finalizar el invierno, desaparece el 50% del ozono o m¨¢s, recuper¨¢ndose lentamente en la primavera. El Protocolo de Montreal en 1987 es el grito en favor de la preservaci¨®n de nuestra fr¨¢gil capa. En 1995 el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) present¨® su segundo informe cient¨ªfico sobre el efecto de los gases invernadero. Si seguimos as¨ª, la concentraci¨®n atmosf¨¦rica del CO2 en el 2050 duplicar¨¢ con creces la de la era preindustrial. La previsi¨®n: aumento de entre 0,8 y 3,5?C de la temperatura media del globo y de entre 15 y 95 cm el nivel medio del mar hacia el 2100. En este caso, la alarma no es tan grave, s¨®lo perdemos el futuro los que vivimos en el litoral y/o en la franja de latitud mediterr¨¢nea. La Tercera Conferencia de las partes del Convenio sobre Cambio Clim¨¢tico de Kioto en Diciembre de 1997, s¨®lo salva la imagen con la tesis de los seis gases: la Uni¨®n Europea disminuir¨¢ un 8% su producci¨®n sobre 1990 de CO2, CH4, N2O, HCFCs, PCFs y SF6 entre 2008-2012. Con ello, ?con suerte?, un pa¨ªs de los claramente sin futuro clim¨¢tico como Espa?a aumentar¨¢ su producci¨®n entre un 14 y un 17%. Pero no desapareceremos sumergidos bajo las aguas como los contempor¨¢neos de No¨¦, ni quemados por el fuego de Sodoma... lo haremos como nuestros hermanos del Sahel africano o del Aral asi¨¢tico, teniendo que abandonar nuestros campos yermos y secos, 135 millones de personas ya han huido de la desertificaci¨®n hacia el norte. En 1922 el astr¨®nomo serbio Milutin Milankovitch al analizar los ciclos en la rotaci¨®n-traslaci¨®n de la tierra previene ciclos clim¨¢ticos cada 20.000, 40.000 y 100.000 a?os. La ¨²ltima glaciaci¨®n se data hace 12.000 a?os. Esto sugiere un cambio clim¨¢tico dentro de unos 8.000 a?os. Los estr¨®genos qu¨ªmicos, la p¨¦rdida de la fr¨¢gil capa de ozono o los gases invernadero pueden acabar con nuestro futuro en unos pocos centenares de a?os, y nuestra desaparici¨®n, la de nuestros bisnietos, ser¨¢ la lenta y triste historia repetida de nuestros hermanos emigrantes del sur. Lo que hoy hacemos con ellos har¨¢n nuestros hermanos del norte dentro de pocas generaciones, a menos que nos tomemos en serio la contaminaci¨®n difusa de nuestros residuos qu¨ªmicos. Nuestras universidades, las de todo el mundo, forman t¨¦cnicos de la sustancia qu¨ªmica: ?para hacer las cosas c¨®mo? ?para qu¨¦? Es f¨¢cil o¨ªr hablar de autofinanciaci¨®n, de eficiencia investigadora, de desarrollo. Nuestros manipuladores de sustancias qu¨ªmicas, todos y de todos los pa¨ªses, deben salir de las facultades y escuelas conociendo m¨¢s aquello que no deben hacer para da?ar m¨¢s nuestro futuro, sabiendo m¨¢s sobre qu¨¦ hay que hacer para desactivar y sustituir sustancias peligrosas y t¨®xicas por otras inocuas y sostenibles, que seguir con la tremenda aventura de introducir nuevas y lucrativas sustancias con efectos desconocidos sobre nuestro ya fr¨¢gil futuro. Formar futuros profesionales hoy supone hacerlo desde una conciencia medioambiental f¨¦rrea. Desde las oficinas de formaci¨®n de conciencia medioambiental intrauniversitaria, no abogamos s¨®lo por hacer m¨¢s seminarios, simposios, cursos, licenciaturas y m¨¢sters sobre medioambiente, que tambi¨¦n hay que hacerlos en la medida de que son necesarios. Abogamos para que los universitarios vivamos nuestra continua formaci¨®n en un ambiente de total compromiso medioambiental: desactivando y gestionando hasta el ¨²ltimo de nuestros residuos de laboratorio, controlando y depurando cualquier emisi¨®n o vertido, controlando y midiendo toda emisi¨®n radiactiva de nuestros equipos, controlando la correcta separaci¨®n de nuestros residuos dom¨¦sticos, exigiendo garant¨ªas y normas medioambientales a todos nuestros suministradores, sustituyendo lo t¨®xico por lo inocuo, lo peligroso por lo saludable ... en suma, sembrando actitudes profesionales dr¨¢sticamente medioambientales. En ello va gran parte de nuestro futuro que pretenden robar Guillermo Monr¨®s es profesor de Qu¨ªmica Inorg¨¢nica y director de la Oficina Verde de la Universitat Jaume I.
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