Petro mantiene el pulso por Benedetti y varios ministros clave se encuentran al borde de la dimisi¨®n
El presidente no parece dispuesto a ceder y mantendr¨¢ al asesor pese a las cr¨ªticas de su Gabinete
Gustavo Petro mantiene su pulso por Armando Benedetti. El presidente no cede a lo que considera una presi¨®n de algunos de sus ministros m¨¢s importantes del Gabinete y no destituir¨¢ al que fue su jefe de campa?a, salvo cambio de parecer de ¨²ltima hora. Benedetti ha protagonizado varios esc¨¢ndalos que incomodan a los funcionarios del Gobierno. Una de las ministras m¨¢s reputadas, Susana Muhamad, encargada de Medio Ambiente, quiere hablar con el presidente antes de tomar una decisi¨®n definitiva. El ministro del Interior, el moderado Juan Fernando Cristo, tambi¨¦n medita poner fin a su tiempo en la administraci¨®n de Petro.
En horario de m¨¢xima audiencia, todo el mundo pudo ver el martes a trav¨¦s de internet y los canales de televisi¨®n colombianos un ca¨®tico Consejo de Ministros en el que el presidente critic¨® sin piedad la labor de sus ministros y estos, a su vez, le reprocharon a ¨¦l que incluyera en un Gobierno progresista a asesores Benedetti e incluso a Laura Sarabia, la ahora canciller. La posibilidad de que haya una renuncia masiva de sus ministros es m¨¢s que real. Petro culpa de lo ocurrido a uno de sus m¨¢s fieles, Jorge Rojas, que era vicecanciller y ahora director del departamento de la Presidencia. Rojas ha dimitido porque sospecha que la persona que a partir de ahora controlar¨¢ al Gobierno ser¨¢ Armando Benedetti. El propio mandatario reconoce que sin ¨¦l no hubiera ganado las elecciones presidenciales de 2022.
El m¨¢s importante de los l¨ªos de Benedetti bajo Petro ocurri¨® cuando se publicaron unos audios -en realidad los filtr¨® ¨¦l mismo por sentirse olvidado por Petro- en los que se le oye decir que est¨¢ dispuesto a hablar con las autoridades para revelar supuestos aportes ilegales a la campa?a. Por eso fue destituido como embajador en Caracas. M¨¢s tarde, como embajador ante la FAO en Roma, fue denunciado por su esposa por malos tratos en Madrid, donde ambos pasaban unos d¨ªas. Voces muy importantes de la izquierda colombiana consideran inadmisible que ocupe ahora un cargo tan importante, pero Petro no parece dispuesto a ceder. ¡°Soy terco¡±, dice a menudo. Defiende a Benedetti alegando que hay un feminismo que ¡°destruye a los hombres¡± y que todo el mundo merece una segunda oportunidad.
Petro dice que Rojas, un petrista con m¨¢s de dos d¨¦cadas a su lado, ha llevado a enga?o a la gente se?alando que Benedetti ser¨¢ el jefe de los ministros. El presidente ha explicado que el ¨²nico que manda sobre ellos es ¨¦l mismo. ¡°Levant¨® mucha indignidad (los argumentos de Rojas) y por poco acaba el Gobierno, como quiere la extrema derecha¡±, ha dicho el mandatario. Sin Rojas, ha colocado a su lado a una asesora joven, de 32 a?os, que viene del Ministerio de Salud: Angie Rodr¨ªguez. Ella viene a ocupar el cargo que ten¨ªa Laura Sarabia, ahora canciller.
Sarabia tiene uno de los ministerios m¨¢s importantes, pero al salir de la Casa de Nari?o, la residencia presidencial, disminuye su poder de influencia sobre el presidente. La disputa por hablarle al o¨ªdo ha sido uno de los motivos que han enfrentado entre s¨ª a todos los sectores del Gobierno y a distintas facciones de la izquierda colombiana. El enorme poder que ha ganado Sarabia en estos dos a?os largos de mandato le ha granjeado muchos enemigos. En el Consejo de Ministros del martes qued¨® patente la animadversi¨®n que muchos sienten hacia ella. Ella misma se ha enfrentado en p¨²blico a Benedetti, quien antes fue su jefe. Esa inversi¨®n de los roles les ha alejado y les ha mantenido en una continua disputa. En el Gobierno de Petro, en estos momentos, todos est¨¢n enfrentados con todos. El presidente intenta, con reuniones y di¨¢logos con todos, salir de una crisis que amenaza con laminar el a?o y medio que le queda por delante.
T¨¦cnicamente, el presidente tiene raz¨®n a la hora de decir que Benedetti no manda sobre los ministros. Pero, en la pr¨¢ctica, la presidencia de Colombia ha funcionado de otra manera, hasta ahora. Era Sarabia quien transmit¨ªa las ¨®rdenes de Petro a los ministros e incluso a la vicepresidenta, Francia M¨¢rquez. Esto provocaba mucho desconcierto entre ellos, que se sent¨ªan ninguneados. Muchos dan por hecho que Benedetti ser¨¢ un asesor ¨¢ulico que intervendr¨¢ en los asuntos m¨¢s importantes para la naci¨®n. La ministra de Medio Ambiente, la respetada Susana Muhamad, ha sido muy directa: ¡°Como feminista no puedo compartir gabinete con Armando Benedetti¡±. Es obvio que ¨¦l no llega para cumplir un papel secundario. Pese a todos sus problemas a cuestas, es un peso pesado de la pol¨ªtica colombiana y tiene una personalidad muy fuerte y una actitud de ordeno y mando. Sus aliados destacan esos valores, pero sus enemigos, que no son pocos, lo tienen por alguien t¨®xico que pone en peligro el Gobierno del cambio que prometi¨® Petro.
Este no es el ¨²nico frente abierto para el presidente. En el Catatumbo, una regi¨®n fronteriza con Venezuela, el ELN sigue cometiendo matanzas espeluznantes contra la poblaci¨®n civil y otros grupos armados. El ej¨¦rcito todav¨ªa no ha sido capaz de tomar el control de la situaci¨®n, como reconoci¨® el propio ministro de Defensa en la reuni¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n pende sobre Petro la amenaza latente de Donald Trump de iniciar una guerra comercial en el caso de que no acepte sin rechistar algunas de sus condiciones. El hecho de que su mismo Gabinete se haya levantado contra ¨¦l dificulta a¨²n m¨¢s todos los fuegos que tiene que apagar a su alrededor.
Nadie logra explicar por qu¨¦ Petro no deja caer a Benedetti, que un mes antes de asumir este nuevo rol pas¨® 40 d¨ªas en un proceso de rehabilitaci¨®n y desintoxicaci¨®n de drogas y alcohol. Su c¨ªrculo dice a EL PA?S que son motivos que no pueden revelar. Muchos analistas aseguran que Benedetti debe manejar informaci¨®n sensible que podr¨ªa destruir al presidente, pero quienes conocen a Petro dan por supuesto que no aceptar¨ªa un chantaje semejante de ninguna persona. Benedetti ha construido su carrera pol¨ªtica sobre la base de alianzas con partidos de todo tipo. Fue asesor de ?lvaro Uribe y despu¨¦s de Juan Manuel Santos. Ambos lo apreciaban. Santos se distanci¨® de ¨¦l cuando otros asesores le contaron que Benedetti estaba implicado en casos de corrupci¨®n. Tiene en proceso hasta cinco casos distintos, pero solo este viernes ha sido llamado a juicio por uno de ellos, aunque algunos datan de nueve a?os atr¨¢s. ?l argumenta que ha sufrido ¡®lawfare¡¯ por parte de sus enemigos pol¨ªticos.
Para Benedetti solo hay un jefe: Petro. Con Sarabia apartada del presidente, el camino para acumular poder se ha pavimentado para Benedetti. Ha logrado un cargo que ven¨ªa ansiando desde despu¨¦s de la campa?a. A Petro le produce un desgaste tremendo mantenerlo a su lado. Esas cr¨ªticas vienen de su propia gente. La oposici¨®n ni siquiera ha tenido que jugar ning¨²n rol. Se trata, en esencia, de un asunto de canibalismo. Sin exagerar, el legado de Petro se encuentra en peligro de muerte.
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