La violencia callejera desciende a los niveles de 1996, pero sin m¨¢s arrestos. Interior y la Fiscal¨ªa atribuyen a la reacci¨®n social y las mayores penas el baj¨®n de la violencia radical
La violencia callejera de los grupos pr¨®ximos a ETA vive una clara recesi¨®n en Euskadi y un estancamiento en Navarra. Lo que analistas y agentes de la lucha antiterrorista se preguntan es si este par¨®n obedece al supuesto nuevo discurso de HB o si es una mera cuesti¨®n t¨¢ctica con la vista puesta en las elecciones auton¨®micas del pr¨®ximo octubre. Los datos oficiales muestran un incuestionable baj¨®n en los sabotajes hasta situarse en niveles cercanos a los de 1996 en el Pa¨ªs Vasco, pese a que no se ha registrado un aumento paralelo en las detenciones. Con todo, los comandos Y, estructurados normalmente en n¨²cleos de cuatro o seis individuos y una masa de alborotadores que se unen para actos concretos, seg¨²n la polic¨ªa, han aterrorizado barrios enteros en los primeros meses de 1998 durante horas sin que la Ertzaintza act¨²e. En Navarra, en 1997 hubo 313 actos de violencia callejera promovidos por alborotadores y grupos Y, muy similar a los 333 de 1996. Algunos sindicatos y agentes han denunciado que han recibido ¨®rdenes contradictorias a la hora de enfrentarse a este tipo de violencia. En los seis primeros meses de 1997, la Ertzaintza neutraliz¨® una treintena de grupos Y y detuvo en todo el a?o por su relaci¨®n con estos comandos, que act¨²an a veces conjuntamente para acometer acciones de envergadura, a 84 j¨®venes. En todo el a?o pasado, las Fuerzas de Seguridad del Estado desarticularon nueve grupos y arrestaron a 49 personas. Seg¨²n Interior, los arrestos realizados por violencia callejera en el bienio 1995-1996 fueron 1.397. En los cuatro primeros meses de este a?o, han sido detenidas 61 personas bajo la acusaci¨®n de atentado, agresi¨®n, des¨®rdenes o desacato. La acci¨®n judicial y las fianzas que han de pagar los detenidos han terminado por retraer a los alborotadores. ?stas van desde las 100.000 pesetas hasta cinco millones. Mientras en 1993 se pagaron 600.000 pesetas por este concepto, tres a?os despu¨¦s ascend¨ªan a m¨¢s de 10 millones y el pasado a?o se elevaron a 50 millones, seg¨²n estimaciones realizadas por letrados que llevan las defensas de los encausados en estos sumarios.Todav¨ªa resuenan las palabras pronunciadas en la C¨¢mara vasca por el lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza, en su discurso en el debate de pol¨ªtica general de septiembre de 1996 al referirse a la violencia callejera, justo cuando los comandos Y estaban en pleno apogeo y comenzaba a criticarse en p¨²blico la efectividad de la Ertzaintza ante esta violencia. Ardanza dijo entonces: "Este nuevo aspecto de la violencia nos ha pillado de sorpresa". Remarc¨® que las algaradas callejeras no pod¨ªan convertirse "en el problema" y se refiri¨® a los v¨¢ndalos como "unos mocosos" que ensucian el "buen nombre de nuestra juventud". El discurso produjo asombro en algunos mandos policiales y entre los sindicatos, que no entend¨ªan c¨®mo Ardanza pod¨ªa afirmar que el problema de unos "mocosos" les hab¨ªa pillado de "sorpresa". Sobre todo cuando la violencia callejera produc¨ªa una alarma social creciente desde 1994 en Euskadi y Navarra y los aparatos de informaci¨®n antiterrorista hab¨ªan descubierto en los documentos incautados a la c¨²pula de ETA en Bidart (Francia) en marzo de 1992 que los grupos Y y la kale borroka eran una estrategia planificada por la propia direcci¨®n de la banda. Menos de cuatro meses despu¨¦s, las palabras de Ardanza terminaron por estrellarse contra la realidad cuando se desat¨® la pol¨¦mica sobre la efectividad de la Ertzaintza. Los meses m¨¢s tranquilos Los sabotajes y la violencia callejera m¨¢s desorganizada han decrecido sensiblemente desde el segundo semestre de 1997, tanto si se toman en consideraci¨®n los datos del Gobierno vasco como los de la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia. Pese a todo, en los cuatro primeros meses de este a?o, al igual que sucedi¨® el pasado a?o, los comandos Y han movilizado a centenares de j¨®venes dispuestos a destrozar todo lo que encuentren a su paso. El 5 de enero se produjo una noche de vandalismo en Zarautz, Hondarribia y Getxo, donde actu¨® uno de los grupos m¨¢s activos en los ¨²ltimo a?os sin que la polic¨ªa haya podido asestar un golpe a su infraestrucutura, pese a que la Ertzaintza ha llegado a pinchar tel¨¦fonos con autorizaci¨®n judicial en una operaci¨®n contra ese entramado. Durante los d¨ªas siguientes se produjeron actos vand¨¢licos en 20 pueblos. El 23 de enero, 150 encapuchados tomaron dos horas un barrio de Barakaldo ante la pasividad policial. Atutxa tuvo que reconocer el error, aunque tanto la Ertzaintza como la Polic¨ªa detuvieron un mes despu¨¦s a 12 de los supuestos alboratodores, de los que 11 fueron puestos en libertad. Febrero, marzo y abril fueron los meses de menor kale borroka de los ¨²ltimos a?os, pero en mayo la actividad de los grupos Y se reprodujo. La pregunta es a qu¨¦ obedece esta nueva situaci¨®n. Interior y la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior apuntan que la reacci¨®n social contra los violentos y las mayores penas a este tipo de sucesos -tener gasolina y algo de explosivo en un zulo puede suponer tres a?os y seis meses de prisi¨®n, seg¨²n resoluci¨®n de marzo de la Audiencia de Bilbao- han tenido un efecto disuasorio notable. Fuentes de la lucha antiterrorista se preguntan adem¨¢s si los "mocosos" no suponen una molest¨ªa para el nuevo discurso moderado de HB.
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