Que veinte a?os no es nada

El humor de Jordi Pujol era excelente. Aunque los m¨¢s de 600 comensales le esperaban acomodados en sus mesas, el presidente de la Generalitat prefiri¨® acceder al restaurante por una puerta lateral y acercarse al rinc¨®n dispuesto para la prensa, para comentar que no dir¨ªa "nada importante" en su discurso. "Ya s¨¦ que se quedar¨¢n por si se me escapa alguna cosa, como me pasa a veces", agreg¨®, sonriente y exultante en el remolino de guardaespaldas y fot¨®grafos. Pujol estaba en forma. Y aprovech¨® el acto, un homenaje a los militantes m¨¢s veteranos de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya, gente con 24 a?os de servicio a sus espaldas, para proclamar que se sent¨ªa "rid¨ªculamente joven". El aroma de la cena era intensamente preelectoral. Acaso por lo multitudinario de la asistencia y lo espartano del men¨². Quiz¨¢ porque, como suele hacerse en campa?a, cualquier raz¨®n era buena para reunirse y echar unos discursos a los postres: se conmemoraban los 20 a?os de existencia de la agrupaci¨®n de Sarri¨¤ cuando ya hab¨ªa cumplido los 21. Tal vez el ¨²nico responsable del ambiente fue el propio Jordi Pujol, por irradiar la energ¨ªa propia de un pol¨ªtico que olfatea la proximidad de la urna. Las palabras del presidente reforzaron la impresi¨®n. En una ocasi¨®n que se prestaba a la evocaci¨®n nost¨¢lgica, se habl¨® mucho del futuro inmediato. O sea, de elecciones. Artur Mas, presidente de la federaci¨®n de Barcelona de CDC y aspirante frustrado a la alcald¨ªa de Barcelona, record¨® que la capital catalana, "la joya de la corona", se les hab¨ªa escapado durante dos d¨¦cadas, y que esta vez, en junio de 1999, hab¨ªa que obtenerla. El candidato Joaquim Molins (un convergente no tan veterano o pura sangre como otros, lo cual pudo ser causa del tibio aplauso que se le dispens¨®) fue m¨¢s breve que de costumbre y se mostr¨® consciente de la responsabilidad contra¨ªda. Dijo que ganar le hac¨ªa "much¨ªsima ilusi¨®n", pero que, en fin, para un partido nacionalista, lo esencial son las auton¨®micas. Que el presidente, a?adi¨®, convocar¨¢ cuando sea m¨¢s apropiado. Pujol coment¨® que segu¨ªa pensando en marzo de 1999, aunque la legislatura durara hasta noviembre. Puntualiz¨®, sin embargo, que podr¨ªan "pasar cosas" que aconsejaran "hacerlas en otro momento". Cit¨® como ejemplo de esas cosas las grandes obras de infraestructura (aeropuerto de Barcelona, puertos, tren de alta velocidad, etc¨¦tera) de las que CDC hace bandera. Esas obras "podr¨ªan retrasarse", dijo, y variar las previsiones. Por lo que pudiera ser, Pujol lanz¨® unas cuantas cargas contra los socialistas, que "saben que esta vez tampoco les toca ganar", e inst¨® a los presentes a lanzarse a la carrera electoral desde aquel mismo momento. Les anim¨® con unas encuestas que otorgan a Converg¨¨ncia i Uni¨® "entre 63 y 65 diputados" en el Parlamento catal¨¢n, una cantidad muy pr¨®xima a los 68 necesarios para disponer de mayor¨ªa absoluta. En las anteriores elecciones, CiU obtuvo 60 esca?os. Por encima de eso, cualquier resultado ser¨ªa un ¨¦xito. Y Pujol, que da por asegurada su sexta victoria consecutiva, que la semana pr¨®xima cumplir¨¢ 68 a?os y que espera cumplir 20 al frente de la Generalitat en la primavera del 2000, quiere un resultado contundente.