Por fin, el desarrollo sostenible
El 15 de mayo de 1972 la Asamblea General de las Naciones Unidas declar¨® el 5 de junio D¨ªa Mundial del Medio Ambiente. Desde aquel d¨ªa, los estados han reflejado en sus pol¨ªticas esa sensibilidad hacia las cuestiones medioambientales. Para ello han ido introduciendo nuevas leyes que controlan la calidad del entorno reduciendo emisiones y productos de desecho, adem¨¢s de tratar adecuadamente los residuos en plantas especializadas, en un camino que conduce a evitar perjuicios que amenazan gravemente el planeta a causa de la utilizaci¨®n abusiva e indiscriminada de los recursos naturales. Se ha hecho mucho, pero todav¨ªa no lo suficiente. Por sus caracter¨ªsticas geogr¨¢ficas especiales, el Mediterr¨¢neo es una zona sensible y castigada por la contaminaci¨®n. La industrializaci¨®n de las naciones costeras lo ha convertido en un punto negro dentro del contexto de Europa, a pesar de la sensibilidad medioambiental de las regiones ribere?as del continente, muy superior a la de otras zonas econ¨®micamente desarrolladas. La Uni¨®n Europea ha designado entre sus prioridades la reducci¨®n de los gases invernadero, la lucha contra el cambio clim¨¢tico, el apoyo a la pol¨ªtica hidrol¨®gica, el desarrollo de una nueva pol¨ªtica de residuos y de nuevas directivas respecto a la calidad del aire y la limitaci¨®n del sonido, y la integraci¨®n de la protecci¨®n medioambiental en los sectores econ¨®micos. Por primera vez se toman medidas para que las empresas cumplan los requisitos medioambientales, y tambi¨¦n por primera vez el medio ambiente ser¨¢ un factor que limitar¨¢ el desarrollo econ¨®mico no respetuoso, no sostenible, aunque todav¨ªa existen muchos problemas por resolver. Las diferencias de desarrollo entre las diversas regiones mediterr¨¢neas suponen un serio obst¨¢culo a la internacionalizaci¨®n de las medidas de protecci¨®n del medio ambiente. En las cuestiones medioambientales, como en tantas otras, la solidaridad debe ser el punto de partida. No podemos limpiar nuestro patio arrojando nuestra basura al campo vecino, ni tampoco podemos quitar de nuestra vista aquello que ya no nos sirve trasladando a otros nuestro problema. Esconder debajo de las alfombras nuestros desechos no soluciona el problema. Exportarlos a otros pa¨ªses es un ejercicio de insolidaridad y una forma mezquina de pasar factura por la ayuda al desarrollo que prestamos. La influencia de ciertos sectores econ¨®micos se ha hecho patente en la actitud de algunos estados en la ¨²ltima cumbre de Tokio, donde los estados pobres se perfilaban como futuros basureros incontrolados de los estados contaminantes. Frente a esta situaci¨®n va creciendo en todas las sociedades un sentimiento de rechazo hacia un desarrollo incontrolado y a cualquier precio. Son cada vez m¨¢s fuertes las voces que critican ese orden mundial insolidario que condena a los pa¨ªses pobres a cargar con la basura de los ricos a cambio de unas migajas de sus cuentas de resultados. Afortunadamente las mujeres y los hombres del mundo van teniendo una visi¨®n m¨¢s global de la situaci¨®n del planeta y dejan de lado con m¨¢s frecuencia sus intereses inmediatos para abrazar una causa general. Si existe un problema prioritario en materia medioambiental ¨¦ste es, sin duda, el de la concienciaci¨®n. Por eso se celebra cada a?o el D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, para recordaros que a¨²n hay un largo camino por recorrer y hay que aumentar la conciencia social, para hacer entre todos de nuestro mundo, y, por tanto, de la Comunidad Valenciana, un lugar mejor para vivir y un legado m¨¢s digno para las futuras generaciones.
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