Subcomisi¨®n sobre RTVE: un callej¨®n sin salida
El autor sostiene que el PP se ha decantado a favor de las privadas
Al acabar este mes debe concluir sus trabajos la subcomisi¨®n sobre el modelo futuro de RTVE creada en el Congreso de los Diputados. Sin ning¨²n g¨¦nero de dudas no va a llegar a ninguna conclusi¨®n, no va a poder presentar un informe que merezca m¨ªnimamente tal nombre. Reglamentariamente, es posible prorrogar su existencia, pero la pregunta es: ?merece la pena que contin¨²en esos trabajos? Desde mi punto de vista no, al menos con las condiciones actuales. Tratar¨¦ de explicarme.La subcomisi¨®n fue el fruto de una moci¨®n debatida en el pleno de la C¨¢mara y de la aprobaci¨®n posterior en la comisi¨®n constitucional. Desde la toma del acuerdo pol¨ªtico hasta la efectiva creaci¨®n de la subcomisi¨®n transcurrieron varios meses. Cuando por fin se iniciaron las sesiones, varias se perdieron debatiendo la lista de los comparecientes porque la propuesta del PP era tan abultada, sesgada e irracional que, simplemente, bloqueaba el funcionamiento de la subcomisi¨®n. Cuando por fin hubo un acuerdo provisional sobre las comparecencias comenz¨® el lento goteo de intervenciones, muchas de las cuales eran prescindibles, no por el inter¨¦s de lo expuesto por cada cual, sino por la clara predecibilidad de las opiniones. A d¨ªa de hoy, incluso, todav¨ªa no han finalizado esas comparecencias. Pero siendo esto grave lo peor es que el pleno aprob¨® paralelamente la remisi¨®n de un informe del Gobierno que pudiera servir de elemento b¨¢sico de la discusi¨®n: el informe nunca ha llegado, aunque se han filtrado otros internos de la Oficina Presupuestaria que, oficialmente, no se han conocido por la subcomisi¨®n. Finalmente, el PP ha impedido la comparecencia de los vicepresidentes del Gobierno.
As¨ª pues, la subcomisi¨®n est¨¢ agotada y se ha convertido en una coartada del Gobierno y del PP para eludir toda responsabilidad y transparencia sobre reformas actuales y futuras en RTVE en las dos grandes cuestiones abiertas: financiaci¨®n estable y cambio en el modelo legal. Pero lo que no han cesado son decisiones estrat¨¦gicas que condicionan, en la pr¨¢ctica, el desenvolvimiento futuro de la televisi¨®n en Espa?a. En efecto, no tiene sentido buscar una transformaci¨®n en RTVE si, paralelamente, no se tiene en consideraci¨®n el ecosistema televisivo en su conjunto, pues TVE s¨®lo tiene futuro en un marco m¨¢s amplio y, adem¨¢s, debe servir para ordenar el sector y no para que un c¨²mulo de decisiones la relegue a un papel claramente subsidiario en el que su viabilidad econ¨®mica est¨¦ siempre en entredicho y en el que el concepto de servicio p¨²blico se difumine hasta ser irreconocible. Y, sin embargo, el Gobierno ha promovido un cambio legislativo que permite la privatizaci¨®n de los canales auton¨®micos a la vez que RTVE renuncia tener un papel dirigente en V¨ªa Digital y la televisi¨®n por cable y la local siguen en un laberinto preocupante; tambi¨¦n ha habido noticias de la voluntad del Gobierno de ampliar el n¨²mero de televisiones privadas por onda de ¨¢mbito estatal. En definitiva, el PP ha entrado a saco en el d¨¦bil equilibrio entre la televisi¨®n privada y la p¨²blica en favor de las privadas lo que, necesariamente, tiene que repercutir negativamente en RTVE. Pi¨¦nsese que el incremento en minutos de publicidad televisiva en los ¨²ltimos meses no sigue un incremento en la inversi¨®n publicitaria suficiente para asegurar la viabilidad de todas las televisiones existentes o anunciadas. Por lo dem¨¢s, la Direcci¨®n General del ente, con su estilo prepotente habitual, promovi¨® un expediente de regulaci¨®n de empleo justo cuando la subcomisi¨®n comenzaba sus trabajos, interviniendo unilateralmente en una materia que deb¨ªa ser estudiada.
Con este panorama hay que constatar que se est¨¢ perdiendo una ocasi¨®n perfecta para abordar de una vez la crisis end¨¦mica de RTVE. Era y es bueno que sean las Cortes Generales las que procuren un consenso sobre el futuro del ente y era y es bueno, tambi¨¦n para el Gobierno, para cualquier Gobierno, ese consenso; porque o se comete la insensatez de frivolizar la crisis o es deseable para el Ejecutivo contar con el acuerdo de todas las fuerzas parlamentarias a la hora de asumir los costes y sacrificios que implica acabar con la deuda. Pero el Gobierno tambi¨¦n debe saber que esos sacrificios compartidos tienen un precio: acabar con la prepotencia y la manipulaci¨®n informativa, remover profundamente los fundamentos jur¨ªdicos -incluyendo la forma de elecci¨®n del director general que o se desgubernamentaliza o ser¨¢ siempre un factor de crispaci¨®n- en los que se asienta la televisi¨®n p¨²blica en Espa?a. Pero el PP no ha estado dispuesto a pagar ese precio y ha preferido promover una maniobra de distracci¨®n que permitiera prolongar los problemas mientras desarrolla su estrategia de control medi¨¢tico y de abuso desenfrenado de la programaci¨®n en RTVE mientras agita el capote del Pacto de Estado que s¨®lo enga?a a algunos incautos.
El Gobierno tiene ahora todas las bazas en su mano: no revela sus intenciones, puede adoptar cualquier iniciativa con menosprecio de la subcomisi¨®n y, sobre todo, elabora los Presupuestos Generales del Estado para 1999 absolutamente al margen de lo que en ella se debata. La oposici¨®n -y alg¨²n socio del Gobierno- acudi¨® a la subcomisi¨®n con ilusi¨®n y sentido de la responsabilidad, pero, en este momento, no puede ser c¨®mplice de las maniobras gubernamentales. Al menos NI-IC no van a seguir haciendo el juego y no apoyar¨¢n una pr¨®rroga de las sesiones de la subcomisi¨®n salvo que se dieran unas garant¨ªas: remisi¨®n inmediata de un informe del Gobierno que contenga propuestas que, por concretas, sean debatibles, comparecencia de los vicepresidentes del Gobierno, y avance de previsiones para los PGE de 1999 que permitan apreciar una voluntad n¨ªtida de comenzar a afrontar la deuda, as¨ª como finalizaci¨®n de las comparecencias -aunque sea en sesiones maratonianas- y fijaci¨®n de un calendario estricto para la presentaci¨®n de conclusiones.
Honestamente, creo que esas condiciones no se van a cumplir y que entraremos en una nueva fase en la que el indeseable conflicto en torno a RTVE se va a incrementar como prueba la disputa permanente entre el director general y el Consejo de Administraci¨®n. Pero en esta nueva fase es preciso que las propuestas se multipliquen desde los sindicatos, las asociaciones de usuarios, las universidades... y desde los partidos pol¨ªticos, pues una vez que la subcomisi¨®n sea enterrada con mucha pena y sin ninguna gloria, todos estamos obligados a someter al escrutinio de la opini¨®n p¨²blica nuestras alternativas.
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