Un caso de fraude abre una crisis en la ultraderecha de Austria
El partido del l¨ªder ultraderechista austriaco J?rg Haider sufre una grave crisis tras un esc¨¢ndalo de malversaci¨®n de fondos y la p¨¦rdida de tres de sus dirigentes: uno, pr¨®fugo de la justicia; otro, detenido, y un tercero que ha dimitido por propia voluntad. Despu¨¦s de titubear un poco, Haider ha decidido permanecer al mando del Partido Liberal de Austria (FPO) antes de advertir: ?Habr¨¢ que contar con nosotros en el futuro?.?El FPO es un partido degenerado, que ha perdido seriedad y nivel?, afirm¨® el mi¨¦rcoles Karl- Heinz Grasser, ex vicegobernador del Estado federado austriaco de Carintia, en el momento de anunciar su retirada de todos sus cargos pol¨ªticos. A sus 29 a?os, y despu¨¦s de una carrera espectacular bajo la protecci¨®n paternalista de Haider, Grasser ha elegido un momento muy delicado para desertar.
El mayor partido de ultraderecha en toda Europa est¨¢ padeciendo las repercusiones de un esc¨¢ndalo de malversaci¨®n de fondos que ridiculiza su pretendida imagen de ?orden y limpieza?, que, junto con su programa xen¨®fobo y antieurope¨ªsta, le ayud¨® a conquistar m¨¢s de un 20% de los votos en Austria.
Hasta ahora, Haider no ha asumido ninguna responsabilidad por el fraude cometido por el ex tesorero de su partido Peter Rosenstingl, quien a principios de mayo huy¨® en compa?¨ªa de su secretaria, dejando deudas de varios millones de d¨®lares. Precisamente ayer, los dos fueron detenidos en Brasil. Otro sospechoso de complicidad en la malversaci¨®n de fondos es Bernhard Gratzer, ex jefe del FPO en el Estado federado de Baja Austria, detenido esta semana por la Polic¨ªa de Finanzas.
Con su acostumbrada t¨¢ctica de constantes contraataques y en un fallido intento de desviar la atenci¨®n del p¨²blico, el populista Haider ha respondido con invectivas a los socialdem¨®cratas del Gobierno austriaco, a quienes acusa de mantener v¨ªnculos con la mafia rusa. El ex vicegobernador del Estado de Carintia conden¨® esta estrategia de Grasser al abandonar el FPO, en un claro acto de rebeli¨®n contra el autoritarismo intransigente de Haider, que no tolera cr¨ªticas en sus propias filas.
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