Los desahucios judiciales dejan sin casa a 5.280 familias en el ¨²ltimo a?o
El impago de la hipoteca o del alquiler ha dejado a 5.280 familias sin techo en los ¨²ltimos doce meses. En el 3% de los casos, la ¨²nica alternativa para estos de-sahuciados ha sido la calle.Los jueces de Madrid resuelven cada d¨ªa 22 dramas familiares, seg¨²n los datos facilitados por el decanato de la plaza de Castilla de Madrid. El impago de deudas ha obligado a los jueces a dictar en los ¨²ltimos doce meses 5.280 ¨®rdenes de desahucio, a instancias siempre de los acreedores (bancos y arrendatarios, fundamentalmente), seg¨²n explica Mar¨ªa Luisa Cotorruelo, secretaria general del servicio de notificaciones y embargos de los juzgados de Madrid.
En un 7% de los casos, los desahuciados son familias cuya situaci¨®n econ¨®mica ha variado repentinamente y no pueden hacer frente a la hipoteca: los bancos, los acreedores principales de estas personas, ejecutan la hipoteca y terminan qued¨¢ndose con la vivienda, que luego venden a terceros.
El impacto y el drama que generan las 22 ¨®rdenes de desahucios que dictan cada d¨ªa laborable los jueces de Madrid var¨ªa seg¨²n las condiciones econ¨®mico-sociales de sus receptores.
En tres de cada siete desahucios hipotecarios (los que ejecutan los bancos), la situaci¨®n de los afectados suele ser muy dram¨¢tica: son padres de familia, con hijos, que se embarcaron un d¨ªa en la hipoteca y que por diversas circunstancias se quedan sin trabajo. La consecuencia es que acaban perdiendo sus casas y, adem¨¢s, todas las cuotas mensuales pagadas del cr¨¦dito hipotecario que pidieron para adquirirla. Lo peor es que, tras el desahucio, no tienen ad¨®nde ir.
La angustia de estas familias crece a¨²n m¨¢s cuando ven que sus pisos, parcialmente pagados, caen finalmente en manos de los subasteros (el clan mafioso que merodea por los juzgados y cuyos miembros se ponen de acuerdo para acaparar los pisos a un precio inferior al de mercado sin hacerse competencia entre ellos).
Los subasteros, con sus componendas, ganan las pujas a precios m¨®dicos y luego venden esas viviendas con tarifas muy superiores.
Aunque no es labor de los jueces buscar un alojamiento a las familias en situaci¨®n m¨¢s dram¨¢tica, en el decanato existe un servicio, b¨¢sicamente formado por voluntarios, que se encarga de advertir a los jueces de la situaci¨®n y contactar con los servicios sociales p¨²blicos para buscar un techo a los afectados.
El Ivima pondr¨¢ 100 viviendas para los desahuciados con menos recursos
En el lado opuesto de los graves dramas con que se encuentran los funcionarios, est¨¢n los p¨ªcaros. Es gente que se declara insolvente, alquila un piso y s¨®lo paga el primer mes. Se amparan en la lentitud que suele acompa?ar este tipo de procedimientos y s¨®lo se marcha de la vivienda cuando ve a los agentes judiciales acompa?ados de la Polic¨ªa y con la orden de desahucio. Luego, repiten en otro piso. "Otros inquilinos no se van porque no quieren; se les acaba el contrato y siguen pagando el alquiler. S¨®lo se van cuando les echamos; resisten hasta el ¨²ltimo momento", dice la secretaria general.
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