La ruina sin fin
LA TELEVISI?N p¨²blica espa?ola es una m¨¢quina perfectamente engrasada para perder cuantiosas cantidades de dinero y acumular un volumen de endeudamiento capaz de poner en riesgo cualquier objetivo de d¨¦ficit p¨²blico. En los ¨²ltimos seis a?os, el Ente P¨²blico Radiotelevisi¨®n Espa?ola ha acumulado un endeudamiento de tal magnitud que a finales de este a?o superar¨¢ los 825.000 millones de pesetas. Cualquier empresa, incluso p¨²blica, gestionada con sentido com¨²n habr¨ªa acometido ya con mucha antelaci¨®n un plan para reducir dr¨¢sticamente sus costes, aumentar los ingresos y consolidar la situaci¨®n financiera. Hoy, RTVE tiene una agujero financiero de proporciones fabulosas. Parafraseando a Quevedo, habr¨ªa que decir que la grandeza de la televisi¨®n espa?ola es como la de los agujeros, que son tanto mayores cuanto menos hay en su interior.Que la precaria situaci¨®n financiera de la televisi¨®n p¨²blica se ha convertido en una amenaza real para el d¨¦ficit p¨²blico lo prueba el que el jefe de la Oficina Presupuestaria, Jos¨¦ Barea, insista en casi todos sus informes -filtrados sistem¨¢ticamente a la opini¨®n p¨²blica desde el PSOE- en la urgencia de reformar profundamente la estructura y la gesti¨®n del Ente P¨²blico. En su ¨²ltimo informe desvelado, el diagn¨®stico de Barea explica que la plantilla de Televisi¨®n Espa?ola tiene un excedente de personal de unas 4.500 personas; que no existe relaci¨®n alguna entre ingresos y gastos; que los costes de producci¨®n propia son desmesurados hasta el escalofr¨ªo, d¨¢ndose el caso de que un minuto de producci¨®n propia cuesta 100 veces m¨¢s que uno producido fuera, y que los centros territoriales funcionan con la prodigalidad de virreinatos, hasta el punto de que su mantenimiento cuesta unos 19.000 millones anuales.
En coherencia con este diagn¨®stico, el jefe de la Oficina Presupuestaria propone varios remedios para acabar con esta fuente inagotable de p¨¦rdidas y endeudamiento en que se ha convertido el Ente P¨²blico. Tales recetas van desde el simple cierre del grupo -que Barea parece desechar r¨¢pidamente, quiz¨¢ por el convencimiento de que ning¨²n Gobierno renunciar¨¢ a una televisi¨®n p¨²blica- hasta una acci¨®n combinada que permita mantener la titularidad p¨²blica de los canales de RTVE, financie presupuestariamente los programas que est¨¦n considerados como servicio p¨²blico y sit¨²e la producci¨®n de programas en un r¨¦gimen de alianzas con socios privados. Este abanico de opciones debe ser interpretado como una llamada a la sensatez empresarial.
La en¨¦sima llamada de atenci¨®n sobre el despilfarro y el caos en RTVE tiene como destino probable el olvido. Como antes se desecharon otras propuestas para cortar la hemorragia de p¨¦rdidas, la ¨²ltima, el plan de reforma elaborado por la anterior directora general de Radiotelevisi¨®n. La cuesti¨®n de fondo no est¨¢ en los diagn¨®sticos, ni en los innumerables planes que se han elaborado, sino en la escasa voluntad pol¨ªtica del Gobierno para iniciar una reforma aut¨¦ntica que pueda limitar su control no s¨®lo sobre la informaci¨®n, sino sobre el conjunto de la programaci¨®n. Frente a las propuestas de Barea, sin duda discutibles, la vicepresidencia del Gobierno propone m¨¢s de lo mismo: sufragar con cargo a los bolsillos de los ciudadanos el agujero de RTVE -con la aportaci¨®n o tasa de 20.000 pesetas por cada ciudadano- y mantener intocada la estructura que ha generado las p¨¦rdidas. Con el agravante de eliminar las funciones de control del Consejo de RTVE.
No cabe la menor duda: el Gobierno del PP quiere mantener el control de la televisi¨®n p¨²blica, aunque sea a costa de mantener una ruina permanente que justifique su dependencia perenne del prespuesto. Aznar y su Gobierno prometieron primero con grandes aspavientos que la independencia de la televisi¨®n p¨²blica ser¨ªa respetada y que se buscar¨ªa una soluci¨®n para sus problemas financieros. Ni lo uno ni lo otro. Despu¨¦s de que Aznar rompiera su promesa de nombrar un director independiente del Ente con la designaci¨®n del diputado popular Fernando L¨®pez-Amor, las cadenas p¨²blicas de TVE han alcanzado grados de sectarismo, manipulaci¨®n informativa y culto a la personalidad del presidente del Gobierno que exceden con mucho los peores momentos de otros gobiernos, y que en algunos casos superan con creces el rid¨ªculo; las p¨¦rdidas siguen acumul¨¢ndose sin freno y las soluciones oficiales siguen siendo las de siempre. La inquietud de Barea est¨¢ justificada.
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