Fil¨®sofos cristianos
Me dirijo a vosotros en busca de ayuda. A vosotros porque estudi¨¢is Filosof¨ªa y reflexion¨¢is sobre los problemas desde un punto de vista cristiano. P¨²blicamente, porque mi problema es, adem¨¢s de personal, generalizable.Hace un par de a?os que me jubilaron. Ahora tengo tiempo para leer, para estudiar nuestra historia y para bucear en la filosof¨ªa en busca del sentido de la vida. Me impresion¨® el Holocausto, y admiro a pensadores como L¨¦vinas, Rosenzweig, W. Benjam¨ªn, y en general a los fil¨®sofos jud¨ªos que han reflexionado desde su condici¨®n de excluidos y, como alguien escribi¨®, han dado prioridad a la ¨¦tica sobre la metaf¨ªsica porque no saben desligar el pensar del pesar.
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Estoy leyendo una biograf¨ªa pol¨ªtica de Ortega, y sin querer comparo a nuestros fil¨®sofos con los pensadores a los que antes alud¨ª. Que yo sepa -y no s¨¦ casi nada-, ninguno ha reflexionado sobre las muertes de tantos inocentes -de uno y otro bando- v¨ªctimas de nuestra guerra civil. Ninguno ha tomado la inocencia de los inocentes y la injusticia sufrida por los justos, el dolor de la muerte, la tragedia de las familias, para, conjuntamente, elevarlo a categor¨ªa. Un denominador com¨²n, el dolor inocente, una valoraci¨®n de ese dolor, el dolor de ambos bandos, que solamente el fil¨®sofo cristiano puede explicar.
Ninguno ha meditado en la raz¨®n de los vencidos (tanto los de un bando como los de otro), ni nos han dicho que les arrebatan este honor al beatificarlos, convirti¨¦ndolos en vencedores, y denigran a los otros, que, sin pretenderlo, convierten en verdugos.
Me hubiera gustado que Zubiri, Aranguren, Garc¨ªa Morente y un escaso etc¨¦tera, pensadores cristianos, se ocuparan del problema. Que yo sepa, no lo han hecho; al menos, no ha trascendido. Quiz¨¢ entonces la Iglesia habr¨ªa respetado el propio dolor y el ajeno.
Vosotros, fil¨®sofos cristianos; vosotros, que entend¨¦is, ayudadme a buscar las palabras que expresen el pensamiento escondido en este sentimiento, pues intuyo que encierra una parte de la verdad. Ya s¨¦ que muchas palabras las he ido gastando: misericordia, perd¨®n, amor, y se han gastado por falta de coherencia en la vida personal.
Vosotros sabr¨¦is recuperar su primer significado, y as¨ª tambi¨¦n nosotros, los desorientados por mensajes tan contradictorios, podremos recuperar la esperanza.- .
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