Bombas
Aunque estoy de acuerdo con Vargas Llosa y con Mu?oz Molina en que el j¨²bilo masivo es un espect¨¢culo escalofriante, el j¨²bilo tecnol¨®gico no me parece m¨¢s perverso que el j¨²bilo deportivo. El alborozo de la poblaci¨®n paquistan¨ª tras saberse en posesi¨®n de la bomba at¨®mica no obedece a causas m¨¢s at¨¢vicas que el alborozo de la poblaci¨®n madrile?a o argentina cuando gana su equipo de f¨²tbol, y es independiente del grado de progreso de ese pueblo. En mi ciudad, por ejemplo, una vez han cortejado a sus gobernantes, los deportistas ofrecen el triunfo a la diosa local de la fertilidad (que encima es virgen) como si fueran hind¨²es. Es muy poco lo que separa a los pa¨ªses pobres y ricos; apenas una fr¨¢gil l¨¢mina de hipocres¨ªa. Pero sus dioses ya son los mismos. La bomba, por ejemplo, es s¨®lo una condici¨®n para que nuestros equipos de f¨²tbol figuren con mayor frecuencia en las teles mundiales. Una vez se posee la capacidad para destruir, viene todo lo dem¨¢s, es decir, el decorado: televisores, ordenadores, parques tem¨¢ticos, mundiales de f¨²tbol... La industria del ocio se apresura a vestir de payaso cultural al esqueleto de la guada?a at¨®mica, no vaya a suceder que se espanten los adultos. As¨ª que los adultos salen a la calle a bailar con el payaso cada vez que ganan los nuestros. Y as¨ª contribuyen a la cultura nacional.Lo realmente nuevo de las bombas isl¨¢micas es que la gran t¨¦cnica, la de verdad, la militar, va esparci¨¦ndose poco a poco entre los pobres gracias a los empresarios del futuro, las mafias occidentales y orientales. Entre ambas est¨¢n nivelando el planeta con mayor eficacia que todos los partidos comunistas juntos. Y sin echar sermones. Y eso s¨ª que es un progreso. Si tenemos los mismos dioses, ?por qu¨¦ no vamos a tener las mismas armas?
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