?Avioneta no, lluvia s¨ª!
En las fachadas de casas deshabitadas de las carreteras y caminos que conducen al litoral murciano de Aguilas a¨²n se leen, desva¨ªdas por el paso del tiempo, m¨¢s como efecto del sol que de la lluvia, pintadas con la exclamaci¨®n de cabecera. A nadie sorprende una invocaci¨®n vehemente a la lluvia en la cercan¨ªa del sector m¨¢s seco de Espa?a y Europa, pero s¨ª resulta desconcertante, cuando se desconoce el motivo, el rechazo frontal de la avioneta; y, por ello, tambi¨¦n cr¨ªptica la asociaci¨®n de ideas latente en la frase. No hay, sin embargo, misterio alguno; ese par de oraciones el¨ªpticas y yuxtapuestas, casi interjecciones, abanderaron un vigoroso movimiento de protesta, rayano en problema de orden p¨²blico, que concentr¨® a multitud de campesinos de las comarcas aleda?as contra supuestas, y por probar, actuaciones de empresas hort¨ªcolas para, desde una avioneta, interferir la evoluci¨®n de las nubes e impedir la lluvia. Creencias similares menudean en algunas ¨¢reas costeras alicantinas. No es, en modo alguno, el prop¨®sito de estas l¨ªneas analizar el tema, controvertido y, por dem¨¢s, interesante, de la producci¨®n o evitaci¨®n artificial de lluvia, y menos a¨²n terciar en la pol¨¦mica o animarla, pero s¨ª parece oportuna una breve reflexi¨®n sobre una, m¨¢s que distinta, opuesta valoraci¨®n de la lluvia in situ, no del agua. Esta ¨²ltima es, como dijera Brunhes, el bien por excelencia, interesa a todos, y al m¨¢ximo; pero no sucede otro tanto con aqu¨¦lla. Un r¨¦gimen pluviom¨¦trico sub¨¢rido de filiaci¨®n mediterr¨¢nea tiene como referencia b¨¢sica, junto a la sequ¨ªa estival, una acentuada penuria de precipitaciones, inferiores por doquier a 350 mm, incluso a 200 en algunos observatorios francamente ¨¢ridos, y la extremada irregularidad, con a?os en los que apenas llueve; y, como llamativo contrapunto, espor¨¢dicos aguaceros de gran intensidad horaria, tan copiosos que en el intervalo de pocas horas, y excepcionalmente en s¨®lo una, puede soprepasarse, duplicarse y hasta casi triplicarse la precipitaci¨®n media anual, con pavorosas riadas e inundaciones. Sin minusvalorar estas avenidas y, con frecuencia, mort¨ªferas, la dificultad cotidiana es la escasez de agua, sempiterno condicionamiento negativo de una cerealicultura de rendimientos muy aleatorios y, casi siempre, parvos; la lluvia resulta insuficiente, en ocasiones, incluso para una arboricultura de escasas exigencias h¨ªdricas como la que, de m¨¢s a menos, integran almendro, olivo y algarrobo. R¨¦mora m¨¢s que ventaja era asimismo la elevada insolaci¨®n que, con casi 3.000 horas anuales, resta eficacia a las precipitaciones, al generar una evapotranspiraci¨®n potencial tres o cuatro veces superior. En actas capitulares y anales hidrol¨®gicos menudean las referencias a rogativas pro pluvia, bendici¨®n suprema para el agricultor tradicional. En cambio, son, por completo, diferentes los planteamientos de quienes han desarrollado, creando una gran fuente de riqueza, la horticultura de vanguardia, cuya piedra angular es el riego por goteo, revolucionario sistema de cultivo, que proporciona, a menos coste, m¨¢s y mejor cosecha. Para esta horticultura de ciclo manipulado, bajo abrigo de pl¨¢stico o al aire libre, controlada al m¨¢ximo, la lluvia in situ y en particular el aguacero de elevada intensidad horaria, representa, por lo general, un serio inconveniente, en la medida que mancha o estropea un producto que debe mostrar, con aspecto impecable, su mejor cara; y puede, adem¨¢s, da?ar los cobertizos de pl¨¢stico, perturbar la planificaci¨®n o propiciar ciertas plagas. La agricultra altamente tecnificada demanda agua, tra¨ªda a veces de distancias considerables, y a precio elevado; pero, por las razones apuntadas, no casa con la lluvia in situ. As¨ª, pues, las valoraciones de esta ¨²ltima por agricultores tradicionales e innovadores son antit¨¦ticas. Su infrecuencia, pesadilla de los primeros, constituye para los segundos una ventaja adicional; como lo es tambi¨¦n, a despecho de la cuantiosa evapotranspiraci¨®n potencial que genera, el enorme aporte energ¨¦tico, fundamento de las nuevas cosechas, que, concretado en temperaturas relativamente altas durante todo el a?o y, m¨¢s a¨²n, en gran luminosidad, deriva, a estas latitudes, de tantas horas de sol. En suma, nuevas tecnolog¨ªas y sistemas de cultivo recientes han trocado en dones inapreciables condiciones clim¨¢ticas secularmente adversas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.