Nos cambian y nos centran
El atractivo ideol¨®gico de Tony Blair y de la izquierda del centro, aut¨¦ntica moda pol¨ªtica en estos momentos, empieza a tener car¨¢cter epid¨¦mico en nuestra sociedad. Aznar se muestra especialmente satisfecho fotografi¨¢ndose a su lado. Zaplana menciona orgulloso, en las conferencias, que su partido se codea con Blair. Tony es una travesura de izquierdas para los conservadores, un gui?o de picard¨ªa hacia el sector vergonzante de su electorado. Pero la izquierda tampoco parece inmune a este atractivo fatal. Almunia, por ejemplo, en su baile de disfraces por el centro-izquierda, se muestra celoso por la aproximaci¨®n de Aznar hacia Blair y califica sus pretensiones de esperp¨¦nticas; todo lo contrario a las promesas socialistas que presenta como un producto aut¨¦ntico de centro-izquierda. Entre nosotros, Joan Romero, m¨¢s contemplativo, manifiesta su fascinaci¨®n promocionando la aparici¨®n de un libro con las ideas centroizquierdistas de Blair. ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo? ?Por qu¨¦ ideolog¨ªas opuestas pretenden al mismo candidato y se disputan la misma recompensa? En el estereotipo de la derecha se inclu¨ªa siempre la preocupaci¨®n por el pasado m¨¢s que por el futuro y el rechazo del cambio por las actitudes conservadoras. A su vez, en el estereotipo de la izquierda estaba su orientaci¨®n hacia el futuro y la defensa del cambio a causa de sus actitudes progresistas. Las distintas sensibilidades hacia el cambio, positivas o negativas, eran las fronteras aut¨¦nticas de las ideolog¨ªas y de la personalidad pol¨ªtica de cada uno. Sin embargo, el cambio es ahora la aut¨¦ntica obsesi¨®n del centro, un poco a la izquierda o un poco a la derecha, pero es un cambio que nos llega, que nos cae encima, que tenemos que padecer y sufrir, que produce inseguridad. Ya no es el cambio que pretend¨ªa mejorar nuestras vidas, configurar el futuro y construir la historia, proporcionando esperanzas a los desheredados de entonces y a los excluidos de ahora. En estos tiempos, seg¨²n parece, el reto es ofrecer seguridad en un mundo en cambio, dice Blair, un cambio amenazador, seg¨²n parece. Para Almunia, peor todav¨ªa, hay que hacer frente a esos cambios inevitables, es decir, unos cambios involuntarios y no deseados. Es evidente que el cambio ya no es lo que era, como tampoco lo es la izquierda ni la derecha. Hay demasiado fatalismo y predestinaci¨®n en la pol¨ªtica actual, en la pol¨ªtica de centro. Demasiada resignaci¨®n ante los cambios que nos llegan de fuera, pocas esperanzas de dirigir y controlar nuestras propias vidas. Nos cambian y nos centran desde el exterior, y nuestros pol¨ªticos se diferencian por aceptar de mejor o peor gana el fin de la historia que nos viene impuesto, adormecidos por una especie de resignaci¨®n y falta de responsabilidad que algunos describen psicol¨®gicamente como sentirse a la deriva. Tony Blair, en este pa¨ªs, significa el cambio pol¨ªtico, el cambio ideol¨®gico, el cambio de la izquierda del centro. Ante este cambio que, como siempre, nos llega de fuera, nuestros pol¨ªticos toman posturas diferentes. La derecha, siempre pragm¨¢tica, lo invita a Do?ana por cuenta ajena. La izquierda, siempre intelectual e idealista, lo traduce y le pone un pr¨®logo. El resto de nuestra fren¨¦tica actividad pol¨ªtica de centro consiste en reivindicar el hecho diferencial.
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