Decani, la estela del horror
La ofensiva serbia ha dejado un reguero de mezquitas voladas, casas quemadas, tierras y animales abandonados
Cinco pueblos arrasados, testigos silenciosos del ¨²ltimo asalto de la polic¨ªa serbia contra los separatistas albaneses de la provincia de Kosovo, se alternan a ambos lados de la principal carretera que cruza la zona agraria de Decani. Los ¨²nicos signos visibles de vida son el ganado y los caballos que vagabundean por las calles, abandonados por sus due?os en su huida.Durante m¨¢s de 36 kil¨®metros de viaje por la carretera, no existe una sola tienda abierta ni ning¨²n campesino cultiva sus tierras. Las mezquitas, lugares de culto para las comunidades albanesas de Kosovo, han sido bombardeadas y se encuentran desiertas; un minarete yace derribado; otro ha sido atravesado por un ca?onazo.
Hace dos semanas, cuando se cort¨® la luz y llegaron los carros de combate a Decani, esta ciudad contaba con una poblaci¨®n de 49.000 personas. Ahora, ni una sola pasea por las calles. Casi todos los hogares que se divisan desde la carretera tienen cicatrices de los ataques; muchas casas carecen de tejados y ventanas.
Para la mayor¨ªa de los diplom¨¢ticos occidentales y los asistentes sociales que tienen permitida su presencia en la carretera desde que regres¨® la calma el pasado fin de semana, el hecho m¨¢s notable de esta ofensiva no fue la artiller¨ªa, las bajas o la brutalidad. Fue la eficacia de los serbios para, sencillamente, ahuyentar a la poblaci¨®n a lo largo de las monta?as con la frontera albanesa, la zona en la que tiene puestos los ojos la guerrilla separatista de Kosovo.
?La destrucci¨®n ha sido total. La gente se ha marchado. Es una visi¨®n realmente deprimente?, afirma Richard Miles, un diplom¨¢tico estadounidense, tras un viaje el pasado martes.
Seg¨²n fuentes europeas, se estima que 50 personas fueron asesinadas y 65.000 huyeron de la zona durante la -as¨ª bautizada por los serbios- Operaci¨®n Decani, que se prolong¨® durante una semana. Esto hizo que fuera menos sangrienta pero mucho m¨¢s destructiva que el asalto de la polic¨ªa el pasado marzo en el valle de Drenica, la ofensiva que convirti¨® a Kosovo en el conflicto m¨¢s importante de Europa.
Kosovo es la provincia m¨¢s pobre de Serbia, la rep¨²blica dominante de la Federaci¨®n Yugoslava que tambi¨¦n incluye a Montenegro. Los serbios controlan el Gobierno y las fuerzas de seguridad de Kosovo, pero los albaneses de esa regi¨®n, que aspiran en su mayor¨ªa a la independencia, son el 90% de una poblaci¨®n de 1,8 millones de personas.
En mayo, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) aument¨® los ataques a las patrullas de polic¨ªa serbia a lo largo de la carretera que atraviesa Decani, paralela a la frontera, con la esperanza de ganar libertad de movimiento para sus guerrillas y su armamento a trav¨¦s de las monta?as desde sus bases en Albania.
El general Streten Lukic, que dirigi¨® la Operaci¨®n Decani, asegura que las fuerzas militarizadas de la polic¨ªa causaron ?un da?o muy serio? tanto a los rebeldes como a sus l¨ªneas de aprovisionamiento en los siete d¨ªas de tiroteos continuos.
El mi¨¦rcoles, el general Lukic acompa?¨® a varios periodistas extranjeros a visitar la carretera en un convoy con escolta policial. A medida que se avanzaba por la carretera, iban quedando atr¨¢s pueblos fantasma. A cada parada del convoy, el general insist¨ªa en que las casas renegridas por los efectos del fuego hab¨ªan sido objetivos de la polic¨ªa serbia, que respond¨ªa a los disparos de los rebeldes.
En el cuartel general de la polic¨ªa de Decani, el general mostr¨® ocho mesas llenas de fusiles autom¨¢ticos, granadas y lanzagranadas y otros tipos de armamento ligero supuestamente capturado a los rebeldes. ?Nuestro objetivo era restaurar el flujo normal de tr¨¢fico?, afirma el general: ?Era el ¨²nico objetivo que ten¨ªamos y ha sido alcanzado?.
Sin embargo, supervivientes que cruzaron por las monta?as a Albania o que huyeron hacia el interior de Kosovo niegan la versi¨®n policial y aseguran que el asalto fue completamente desproporcionado con respecto a cualquier presencia o resistencia rebelde, y que la intenci¨®n real era expulsar de la zona a toda la poblaci¨®n de origen alban¨¦s.
?La polic¨ªa sab¨ªa exactamente d¨®nde estaban las posiciones (de la guerrilla), pero bombardearon muchas otras casas?, seg¨²n Meriton Isnici, de 30 a?os, que ayud¨® a evacuar a ni?os heridos desde un pueblo situado a tres kil¨®metros de Decani y que acab¨® como refugiado en Pristina, la distante capital de Kosovo.
Cerim Baci, de 60 a?os, contempl¨® el arrollador asalto de Decani y qued¨® asombrado no s¨®lo por su dimensi¨®n, sino tambi¨¦n por la hostilidad ¨¦tnica. Cont¨® hasta 47 veh¨ªculos de la polic¨ªa en caravana: uno llevaba una bandera albanesa ardiendo, mientras que desde otro resonaba a todo volumen m¨²sica serbia que mantuvo despierta a toda la poblaci¨®n despu¨¦s de que callaran las armas.
Otra reveladora se?al era todav¨ªa visible el mi¨¦rcoles: grandes manchas de pintura blanca, a¨²n fresca -aplicada aparentemente antes del asalto como se?al para la polic¨ªa- marcan los escaparates de tiendas pertenecientes a serbios en el centro de Decani. Estas tiendas fueron de las pocas edificaciones intactas.
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