Viva la diva

El recinto entero rebosaba de p¨²blico entregado a esta peculiar y atrevid¨ªsima artista, a la que avalan ya ocho discos de platino s¨®lo en nuestro pa¨ªs -millones de copias vendidas en todo el mundo-. A los acordes de Palabra de mujer, tema que da t¨ªtulo a su ¨²nico disco hasta la fecha, M¨®nica Naranjo emerg¨ªa subida a una plataforma iluminada, derramando desde el segundo uno ese glam ambiguo que enganch¨® desde sus inicios como artista a su carro a la tropa m¨¢s nutrida de sus enfervorizados seguidores: el colectivo gay. Con ese sonido suyo -disco con sabor a a?os setenta, bar de ambiente y apasionamiento a raudales- la masa comenz¨® una ceremonia de botes, c¨¢nticos y palmas hasta la finalizaci¨®n del concierto.Antes de comenzar su segundo tema, Sola, Monica casi verti¨® unas l¨¢grimas de emoci¨®n . Despu¨¦s el primer gui?o a la pluma vol¨¢til con Entender el amor. Para entonces la noche ya era suya. Hay que decir que, musicalmente, la cosa tiene su trampilla ya que continuamente puede jugarse a identificar a qu¨¦ otra canci¨®n conocida te suena cada uno de sus temas. Pero la puesta en escena era impecablemente lujosa, recordando a veces a Madonna, los m¨²sicos excelentes, el sonido correcto, las luces bonitas y las evoluciones de M¨®nica las de una diosa que hubiera ensayado su papel durante siglos. A pesar de que el concierto bajaba ostensiblemente en los temas lentos , el apoteosis se manten¨ªa merced a las canciones movidas. Fue un concierto apote¨®sico a cargo de toda una diva que merece lo que ha conseguido, trabaj¨¢ndolo a pulso.