El Consejo Europeo de Cardiff
Deseo que la Cumbre de Cardiff aborde aquellos asuntos que son trascendentales para el ¨¦xito futuro de la Uni¨®n Europea: por encima de todo, el empleo y la prosperidad. Por ello, he incluido la reforma econ¨®mica -en su sentido m¨¢s amplio- como primer punto del orden del d¨ªa de la cumbre. Esa voluntad es, adem¨¢s, responsable de que vayamos a mantener un verdadero debate sobre el futuro de Europa y sobre c¨®mo lograr que la misma est¨¦ m¨¢s cerca de los ciudadanos.Considero que se va extendiendo la convicci¨®n de que la Uni¨®n Europea deber¨¢ someterse a transformaciones para que la uni¨®n monetaria y la ampliaci¨®n operen de forma efectiva y podamos competir con ¨¦xito en los mercados mundiales. Sin duda, se ha avanzado m¨¢s en el proceso de integraci¨®n europeo y el Reino Unido, bajo el actual Gobierno, ha abandonado la pol¨ªtica aislacionista que le caracteriz¨® en el pasado. De otra parte, se est¨¢ aceptando paulatinamente la necesidad de disponer de mercados laborales flexibles y de un mecanismo de regulaci¨®n que nos haga m¨¢s competitivos y menos burocratizados. Ahora hablamos el mismo idioma y propugnamos la puesta en pr¨¢ctica de pol¨ªticas macroecon¨®micas s¨®lidas y la adopci¨®n de medidas que contribuyan a aumentar la capacidad de los ciudadanos de hallar empleo, la mejora del mercado ¨²nico al tiempo que se fomenta la justicia en el puesto de trabajo, la conversi¨®n del sistema de protecci¨®n social en un trato Estado-ciudadano que evite que se reduzca a un callej¨®n sin salida, y la utilizaci¨®n de los mecanismos del mercado como elemento que ayude a los empresarios a generar empleo.
En Cardiff, los dirigentes de la Uni¨®n Europea van a abordar ese debate. Existen l¨ªmites claros en cuanto a lo que puede conseguirse en una cumbre de estas caracter¨ªsticas: la reforma es un proceso a largo plazo. No obstante, deseo dotar a este proceso de un nuevo impulso. Estimo que las conversaciones deben centrarse en cuatro elementos prioritarios. En primer lugar, es preciso que reevaluemos nuestros planes nacionales de empleo, distanci¨¢ndonos de una actitud sobrerreguladora y buscando adoptar medidas concretas de creaci¨®n de empleo. En segundo lugar, necesitamos alcanzar un acuerdo sobre directrices econ¨®micas comunes para la reforma de los mercados de productos, capitales y trabajo. En tercer lugar, aspiro a que se incorporen nuevas medidas que garanticen que el mercado ¨²nico se materializa de modo eficaz y coherente (incluidas actuaciones que corrijan diferencias de precio injustificadas). Y, por ¨²ltimo, necesitamos mejor reglamentaci¨®n y acceso al capital para aquellos que s¨ª crean empleo: los empresarios y las medianas y peque?as empresas.
Estos asuntos relativos a la reforma econ¨®mica han ocupado una posici¨®n central durante la presidencia brit¨¢nica. Cuando pasamos a ocupar esa presidencia en enero pasado, nos propusimos trabajar con nuestros socios para alcanzar varios objetivos clave: la satisfactoria puesta en marcha de la uni¨®n monetaria, el apoyo a la democracia y la estabilidad en Europa merced al inicio del proceso de ampliaci¨®n, y el avance en las reformas necesarias para resolver esos dos retos hist¨®ricos. As¨ª pues, era prioritario conseguir una mayor liberalizaci¨®n del mercado ¨²nico de las telecomunicaciones. Tambi¨¦n lo eran la lucha contra la delincuencia, los estupefacientes y los temas medioambientales. Igualmente, dese¨¢bamos demostrar que Europa podr¨ªa actuar de manera eficaz y constituirse en un elemento positivo en sus relaciones con el mundo exterior.
Estimo que esta presidencia, incluso antes de la celebraci¨®n de la Cumbre de Cardiff, ha inaugurado una nueva era en nuestras relaciones con el resto de Europa. Atr¨¢s han quedado las descripciones de las cumbres europeas como enfrentamientos entre el Reino Unido y el resto de Estados miembros, teniendo nuestros socios que mediar con un Reino Unido que parec¨ªa desconectado de Europa y desazonado.
No fue f¨¢cil alcanzar un acuerdo en el Consejo sobre la uni¨®n econ¨®mica y monetaria de mayo. Sin embargo, y aunque el camino fue dificultoso y accidentado, encontramos al hombre adecuado para dirigir el Banco Central Europeo en este momento crucial. Y conseguimos llegar a ese punto a pesar de lo que parec¨ªan posiciones iniciales irreconciliables. Lo que verdaderamente importa, al final, son los resultados, tal y como puso de manifiesto la positiva reacci¨®n de los mercados. Europa se ha embarcado, pues, en una de sus grandes empresas. Las condiciones econ¨®micas actuales no son las apropiadas para que el Reino Unido participe, pero hemos manifestado nuestra convicci¨®n de que es l¨®gico contar con una moneda ¨²nica en un mercado ¨²nico, y que, al igual que el resto de los europeos, estamos muy interesados en que ese proyecto prospere.
A lo largo de esta presidencia, nosotros y nuestros socios tuvimos el privilegio, asimismo, de proseguir reparando parcialmente una de las grandes injusticias de la guerra fr¨ªa: la divisi¨®n de Europa. En el espacio de 20 d¨ªas, en el mes de marzo, procedimos a la apertura de la Conferencia Europea, alcanzamos un consenso sobre la normativa de V¨ªnculos para la Adhesi¨®n y pusimos en marcha el proceso negociador y el de nuevas incorporaciones. La ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea para dar cabida a Europa central y del Este y a Chipre ha arrancado. Habr¨¢n de transcurrir algunos a?os antes de que se cierre la primera ronda de negociaciones. Pero el rumbo com¨²n que hemos tomado ahora representa un objetivo hist¨®rico. Es una misi¨®n que borrar¨¢ las cicatrices de un continente dividido y reportar¨¢ enormes beneficios en cuanto a prosperidad y seguridad en Europa.
La Agenda 2000, la reforma general de los presupuestos y pol¨ªticas de la Uni¨®n Europea antes de la ampliaci¨®n, ser¨¢ otro de los temas a tratar en Cardiff. La presidencia brit¨¢nica ha puesto los cimientos de la reforma de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n, y queremos definir principios que simplifiquen los procedimientos y mejoren la gesti¨®n de los fondos estructurales. Procederemos a impulsar estos asuntos conjuntamente con nuestros socios, si bien las decisiones finales deber¨¢n adoptarse posteriormente. Creo, asimismo, que es necesario que expresemos claramente nuestra voluntad de que la Uni¨®n Europea reinicie un di¨¢logo productivo con Turqu¨ªa.
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Nuestra presidencia ha tenido como prop¨®sito integrar el medio ambiente en otros ¨¢mbitos de trabajo de la Uni¨®n Europea, como pueden ser el transporte y la energ¨ªa, a fin de reducir las fuentes de contaminaci¨®n en origen, y conf¨ªo en que el Consejo Europeo apruebe nuevas medidas en esta ¨¢rea. En relaci¨®n con la delincuencia organizada, acabamos de aprobar el pacto de preadhesi¨®n con los pa¨ªses de Europa central y Chipre para ampliar nuestro campo de actuaci¨®n hacia el Este. Asimismo, deseo que la cumbre trate la cuesti¨®n de Kosovo. La Uni¨®n Europea ha de constituirse en fuerza que optimice nuestra pol¨ªtica de seguridad dentro y fuera de la Uni¨®n. Debemos hacerle llegar a Milosevic un claro mensaje: la comunidad internacional no dejar¨¢ que esta situaci¨®n desemboque en un conflicto como el de Bosnia.
Tomamos el relevo de la presidencia luxemburguesa, que fue todo un ¨¦xito, y se lo pasamos a Austria, que, me consta, est¨¢ en excelente disposici¨®n para aceptar este reto. Espero que, entre esas dos presidencias, la nuestra haya realizado una labor positiva. Si conseguimos ponernos de acuerdo acerca de la direcci¨®n que debe tomar la futura reforma econ¨®mica de la Uni¨®n Europea durante esta reuni¨®n de Cardiff, considerar¨¦ que nuestra presidencia ha sido, s¨®lo por ello, un ¨¦xito. En poco m¨¢s de un a?o como primer ministro, he detectado una modificaci¨®n real en este debate. Intuyo que tal transformaci¨®n la entender¨¢n los ciudadanos europeos como se?al de que sus instituciones se est¨¢n concentrando en aquellos asuntos que revisten mayor importancia para ellos: el empleo y la prosperidad.
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