"Es preocupante el poco inter¨¦s de las farmac¨¦uticas en la vacuna del sida"
Muy pocos meses despu¨¦s de que un equipo del Instituto Pasteur de Par¨ªs identificara en 1984 el virus del sida, Marc Girard, el director del unidad de Virolog¨ªa Molecular de este centro empez¨® a buscar una vacuna. Han transcurrido 14 a?os, sin resultados y con el abandono de muchas compa?¨ªas. "Es preocupante que haya tan poca participaci¨®n de la industria farmac¨¦utica en buscar una vacuna", dice Girard. No es muy rentable para el esfuerzo que est¨¢ exigiendo, explica. Porque su principal mercado es el Tercer Mundo,y no podr¨¢ pagarla. El investigador habl¨® sobre ello la pasada semana en Madrid, invitado por la asociaci¨®n hispano-francesa Di¨¢logo.Pregunta. El optimismo actual sobre la vacuna, ?se basa en datos cient¨ªficos o en la urgencia de encontrarla?
Respuesta. La respuesta es mixta. Hay una voluntad pol¨ªtica, sobre todo dirigida por Estados Unidos. El a?o pasado, Clinton intent¨® convencer a todos los pa¨ªses industrializados para que se pusieran a trabajar sobre el tema.Y ello se ha traducido, concretamente en EEUU, en que se han puesto a disposici¨®n cr¨¦ditos y en la creaci¨®n de un comit¨¦. Por otro lado, hay datos en la literatura cient¨ªfica que nos indican ya que es factible una vacuna, aunque no quiere decir que sea f¨¢cil. Se han identificado mujeres seronegativas cuya pareja es seropositiva, incluso hay prostitutas, que no contraen el virus a pesar de tener contactos permanentes con afectados. Y en esas mujeres aparece una respuesta inmunitaria que pensamos que podemos reproducir.
P. Se acaba de anunciar un ensayo a gran escala con una vacuna en EEUU.
R. Esa misma vacuna, que se basa en la prote¨ªna de la cubierta del virus, se propuso para fase III en el hombre hace tres a?os y los Institutos Nacionales de la Salud lo rechazaron. Los mismos argumentos de entonces siguen siendo v¨¢lidos. Pero hay otro argumento, no muy cient¨ªfico pero que vale, y es que no existe actualmente certeza sobre qu¨¦ tipo de vacuna o de respuesta inmunitaria proteger¨ªa al hombre. Ante la falta de seguridad se puede intentar lo que hay. Este es el enfoque que se adoptado, un enfoque muy pragm¨¢tico.
P. La necesidad de una vacuna hace v¨¢lido lo que hace a?os no lo era.
R. En cierto modo es eso. Pero, desde el punto de vista cient¨ªfico tengo que decir que no esperamos gran cosa de esta vacuna. Primero, porque el virus no es activo contra las cepas virales de los enfermos, ya que se sabe que cambia mucho en laboratorio. Y segundo, porque esta vacuna tampoco induce a los linfocitos asesinos, los que se han descubierto en las mujeres resistentes al virus. Esperamos mucho mas de otro tipo de vacuna que aun est¨¢ en fase II de experimentaci¨®n sobre 420 voluntarios en 14 centros de EEUU. Se trata de una vacuna recombinante elaborada por Pasteur Merieux y que actuar¨ªa precisamente induciendo estos linfocitos. P. ?Esta tardanza en lograr la vacuna tiene algo que ver con la rentabilidad?
R. Es preocupante que haya tan poca participaci¨®n de la industria farmac¨¦utica en esta vacuna. Pr¨¢cticamente s¨®lo est¨¢ el Pasteur. Dicen los analistas financieros que el principal mercado son los pa¨ªses del tercer mundo, insolventes en su mayor parte. Aunque la vacuna se distribuyera a trav¨¦s de Unicef o el Banco Mundial, ser¨ªa a precios muy bajos. Puede que haya una presi¨®n tan fuerte de los grupos activistas para que la vacuna sea casi gratuita que los productores no consigan recuperar lo que han invertido en desarrollo.
P. Cu¨¢l es entonces el motor de Pasteur para seguir?
R. Est¨¢ el aspecto altruista y tambi¨¦n el encontrar una soluci¨®n. Como no, cierta gloria de ser el primero que lanza una vacuna, lo cual es una propaganda bastante buena. Hay otro elemento que no hay que desde?ar y es la ayuda del gobierno franc¨¦s, que tiene un programa anual de colaboracion con Pasteur Merieux para que este fabrique nuevas vacunas.
P. ?Como se mide la eficacia de una vacuna contra el sida en una poblaci¨®n que puede protegerse del contacto con el virus?
R. Es aun m¨¢s dif¨ªcil de lo que usted expone. Eticamente estamos obligados a pedir a todos los voluntarios que se protejan y a hacer ensayos en doble ciego. Es decir se inyecta a los voluntarios sin decirles si es la vacuna o un producto placebo. Dos a?os despu¨¦s se mide la diferencia entre un grupo y otro. El problema radica en que es necesario que la diferencia sea significativa estad¨ªsticamente y eso se resuelve matem¨¢ticamente, estudiando las posibilidades de infecci¨®n. Como les insistimos tanto en que se protejan, la probabilidad pasa a ser inferior en el grupo de personas que participan en el ensayo. Igual en lugar de 3.000 personas habr¨ªamos necesitado 5.000 para mantener el mismo nivel de probabilidad que en el resto de la poblaci¨®n.
P. En estas condiciones, la prueba ideal ser¨ªa en pa¨ªses con altas probabilidades de infecci¨®n, como algunos de ?frica.
R. S¨ª, absolutamente. Pero hay un problema ¨¦tico y pol¨ªtico. La ventaja que ofrecen estos pa¨ªses es que la probabilidad de infecci¨®n es muy alta. Pero su reacci¨®n es decir: "nosotros no somos cobayas, vayan ustedes a hacer el ensayo en Europa y despu¨¦s vengan aqu¨ª"". Hace diez a?os, los expertos hablaban de tener una vacuna en diez a?os. Creo que se necesitar¨¢n al menos otros diez.
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