Pensar en ?frica
Cabe hoy d¨ªa la posibilidad de leer un largo art¨ªculo sobre la ?nueva ?frica? y su habilidad para ?transfundir nueva sangre econ¨®mica en las arterias del comercio largo tiempo bloqueado por la esclerosis de la corrupci¨®n? sin una sola menci¨®n a los aspectos sociales de la cuesti¨®n. O sobre la ?potencialidad del nuevo Congo pos-Mobutu como eje de negocios? sin referencia alguna a la composici¨®n tribal de la zona. Si echamos mano de la hemeroteca extranjera constataremos que un sinf¨ªn de expertos, sobre todo anglosajones, llevan un par de a?os exaltando a los ?tigres africanos? o el ?renacimiento de ?frica?. Sabemos, sin embargo, que la realidad no es tan de f¨¢bula, que es posible hablar al menos de dos ?fricas (la paup¨¦rrima y la menos pobre) y que la potencia de la imagen -y, por qu¨¦ no, tambi¨¦n la de la palabra escrita- nos recuerda casi a diario que no es oro todo lo que reluce.Es verdad que unos cuantos Estados africanos han logrado en los ¨²ltimos tiempos muy destacados ¨ªndices de crecimiento econ¨®mico. No obstante, y dejando aparte el hecho de que raras veces se aborda el tema del reparto social de ese crecimiento (parece como si ello fuera fundamental ¨²nicamente en nuestras sociedades), suceden cosas en ?frica que, como muy gr¨¢ficamente se dice, echan para atr¨¢s. Por ejemplo, produce escalofr¨ªos escuchar al general que acaba de intentar un golpe en Guinea Bissau declarar sin ambages que o se atienden sus exigencias o ?habr¨¢ un ba?o de sangre?.
El aludido militar, Ansoumane Man¨¦, hab¨ªa sido destituido por su supuesta implicaci¨®n en contrabando de armas, algo, por cierto, muy frecuente en ?frica. Pero ?qu¨¦ decir de Meles Zenawi y de Isa¨ªas Afwerki, respectivamente, m¨¢ximos dirigentes de Etiop¨ªa y Eritrea? Miren su curriculum : cuando Eritrea era parte de Etiop¨ªa lucharon juntos durante 15 a?os contra el dictador et¨ªope Mengistu. Los dos pertenecen a la misma etnia tigrinya y, tras vencer en 1991, negociaron la independencia de Eritrea, que tuvo lugar en 1993. Afwerki y Zenawi dirigen dos de los pa¨ªses m¨¢s pobres de ?frica y del mundo. Si bien recientemente con elevadas tasas de crecimiento (en 1996, Eritrea, 8%; Etiop¨ªa, 11,9%), los et¨ªopes tienen una renta per c¨¢pita de 100 d¨®lares, y los eritreos, de 200.
Si toda guerra es lamentable, las emprendidas entre pa¨ªses pobres constituyen una cat¨¢strofe. Antes de entenderse en 1993, et¨ªopes y eritreos guerrearon durante 30 a?os a causa de la independencia de Eritrea. Dados los antecedentes y la buena sinton¨ªa entre los dos l¨ªderes, considerados de entre los m¨¢s preclaros de ?frica, conscientes ambos de que la lucha contra la pobreza es prioritaria, parec¨ªa imposible que Etiop¨ªa y Eritrea fueran a la guerra. Han ido.
Hay en ?frica dos concausas principales de violencia: la lucha intertribal y lo que podr¨ªamos denominar la perversi¨®n del tiral¨ªneas, ambas relacionadas. En el siglo XIX, los Gobiernos europeos que colonizaron el continente trazaron con un tiral¨ªneas las respectivas zonas de influencia. Miren el mapa. Las fronteras de las colonias alemanas, francesas, brit¨¢nicas y otras fueron fijadas caprichosamente. A mediados del siglo XX, los distintos Estados ir¨ªan obteniendo la independencia marcados por ese capricho. Etnias, tribus, clanes, a veces familias, quedaron separados por una l¨ªnea heredada. Para evitar males mayores, los Gobiernos africanos acordaron que era mejor no modificar frontera alguna. A pesar de ello, m¨¢s de 30 guerras han tenido lugar desde 1970. S¨®lo en 1996, en 14 de los 53 Estados hubo conflictos armados, lo que significa que m¨¢s de la mitad de las muertes por guerra en el planeta han ocurrido all¨ª, provocando m¨¢s de ocho millones de refugiados, desplazados o retornados. Kofi Annan ha escrito que ?frica necesita ayuda exterior, pero tambi¨¦n ayudarse a s¨ª misma. C¨®mo hacerlo es motivo de reflexi¨®n. Nelson Mandela, hombre ilustre y sensato, con 27 a?os de c¨¢rcel injusta a sus espaldas, ha dicho: ?En la c¨¢rcel pod¨ªa sentarme y pensar. La oportunidad de pensar es uno de los aspectos m¨¢s importantes de la vida. Puede evitar serios errores?. Un capricho no se remedia con otro. ?Se sentar¨¢n a pensar los l¨ªderes de la ?nueva ?frica? antes de ir a la guerra?
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