Escocia sobrevive
Noruega s¨®lo jug¨® al f¨²tbol cinco minutos
?Qui¨¦nes eran los brit¨¢nicos? ?Aquellos escoceses pelirrojos, morenos y rubios? ?O aquellos noruegos, altos y rubios? S¨®lo por sus pasaportes los conocer¨¦is. Al menos no por su forma de jugar al f¨²tbol. A Noruega la han apodado Inglaterra B; Escocia sigue siendo el tartan army. Ambos chocaron ayer en un partido decisivo. ?Ay de aqu¨¦l que perdiera!: adi¨®s al Mundial (o casi). Escocia (la ilusi¨®n, la fe, el compa?erismo) mand¨® en el juego. Noruega (la potencia atl¨¦tica, el orden), en el sentido pr¨¢ctico. Empataron. Escocia, que estuvo 20 minutos virtualmente eliminada, sobrevive.Lo de la confusi¨®n de nacionalidades viene de que a la Escocia reputada por su amor al bal¨®n al aire (paradigma: el lateral Boyd recibe en su campo, pegado a la banda, de espaldas a la porter¨ªa rival. ?C¨®mo la saca? No, no se apoya en un central. La levanta en el aire, le da dos toques y la eleva sobre su cuerpo en tremendo patad¨®n) le dio por tocarla. A la Noruega calificada por muchos como la selecci¨®n europea m¨¢s fuerte sigui¨® d¨¢ndole por el patad¨®n desde atr¨¢s como ¨²nica v¨ªa creativa.
Escocia mare¨® a los noruegos en primer tiempo. Esto es, Lambert, Collins y Jackson se asociaron y decidieron jugar a la pared y el regate. Por la banda izquierda se uni¨® a la fiesta Dailly, uno de esos falsos extremos que rompen los esquemas porque aparecen por donde no se les espera. Desgraciadamente los fogosos delanteros Durie y Gallacher no estuvieron a la altura. Ya en el minuto 3 Collins le coloc¨® un bal¨®n a Durie en la cabeza: fuera. En el 12 es Jackson el que vuelve a servir a Durie: fuera. Fue una l¨¢stima porque la defensa noruega, precisamente su l¨ªnea m¨¢s inglesa (Berg y Johnsen forman el centro defensivo del Manchester United), estaba que lo regalaba. Gran parte de culpa en ello la tuvo, de todas formas el seleccionador, Egil Olsen, que desbarat¨® el asunto: coloc¨® a Berg, un central, en el lateral derecho (acab¨® roto, literalmente, de las veces que le rompi¨® la cadera Dailly) y al c¨¦ltico Eggen, siempre fuera de sitio, en elcentro.
En defensa los escoceses controlaban bien la historia, sobre todo porque los balones que all¨ª llegaban eran de los que les gustan: altos y al centro, encantadores para lucirse en el choque al disputarlos. Son los balones que le gustan, dicen, a la estrella, dicen, noruega: el fornido Tore Andre Flo. Un desastre en este Mundial. Ni al choque ni por habilidad logr¨® llevarse un bal¨®n.
Cinco minutos jugaron al f¨²tbol los noruegos. Los cinco del inicio del segundo tiempo. Debe de ser ese juego, r¨¢pido y raso, que tanto se le hab¨ªa alabado. Como en el gol: apertura a Riseth (¨²nica jugada por el extremo), que desborda y centra a la perfecci¨®n al segundo palo para que Havard Flo (el hermano malo, dicen, de Tore Andre). Marcaron y se creyeron que la faena ya estaba hecha. Pero jugaban contra Escocia, el equipo m¨¢s simp¨¢tico y el m¨¢s desgraciado (siete Mundiales sin pasar a la segunda fase), y el equipo que no se rinde ante el fatalismo. Sacaron los Collins, Dailly y compa?¨ªa nuevas fuerzas y volvieron a agarrar el bal¨®n. Y empataron.
Seguramente los escoceses har¨¢n las maletas antes de tiempo por octava vez. Pero, por octava vez, apurar¨¢n al m¨¢ximo al destino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.