Conferencia del "profesor" Jacquet
El cuestionado entrenador de Francia dialoga afablemente con la prensa
Su pasado de tornero y su presente de entrenador no le quitan la apariencia de profesor universitario. Aim¨¨ Jacquet, de 56 a?os, deposita suavemente sus gafas encima de una mesilla y agarra el micr¨®fono para dirigirse a la audiencia de periodistas, que lo observan desde las alturas de unos pupitres instalados en una sala ovalada con aspecto de aula universitaria. Todo es muy civilizado y correcto en este lugar de concentraci¨®n. Una Francia muy poderosa se enfrenta hoy a la d¨¦bil Arabia Saud¨ª de Parreira."Lo primero es el colectivo", recita el profesor Jacquet, que cruza una pierna por encima de la otra (qu¨¦ improbable este gesto en su hom¨®logo espa?ol, Javier Clemente) y expone el trabajo realizado por su equipo, para, a continuaci¨®n, iniciar un fluido y educado di¨¢logo con los periodistas franceses. Y, sin embargo, Aim¨¨ Jacquet es una de las personas m¨¢s criticadas de Francia. Satirizado frecuentemente por algunos medios de comunicaci¨®n, que hubieran preferido para el cargo a un entrenador arriesgado y brillante (Luis Fern¨¢ndez), y no a un tipo precavido y conservador como Jacquet, considerado un cortafuegos para la fantas¨ªa francesa.
La c¨®moda victoria francesa ante Sur¨¢frica (3-0), no obstante, ha silenciado los disparos sobre este hombre que durante a?os trabajaba por las ma?anas en una factor¨ªa y por las tardes se entrenaba en sus primeros equipos. A Jacquet, adem¨¢s, se le achaca su escaso vuelo como entrenador, a pesar de que, al frente del Girondins de Burdeos, disput¨® una final de la Copa UEFA y gan¨® tres Ligas y dos Copas. En este equipo coincidi¨® con uno de sus alumnos favoritos, Dugarry, convertido recientementemente en el centro de las chanzas de la prensa francesa. El juego y el comportamiento desali?ado de Dugarry despiertan las burlas del p¨²blico, pero no altera la confianza del seleccionador, que lo hizo jugar ante Sur¨¢frica y lo vio confirmar su capacidad goleadora. "Hasta ahora ten¨ªamos muy buenos jugadores; ahora empezamos a tener muy buen equipo", comenta Desailly, que charla distendidamente con los periodistas que le circundan en torno a una mesa. No hay agobios, ni empujones ni prisas. Hay tiempo para charlar. Y para leer la prensa, a pesar de que Jacquet se lo haya prohibido a sus jugadores. No hay problema: Deschamps esconde bajo la camiseta un peri¨®dico cuando se cruza con el seleccionador. ?l es el l¨ªder indiscutible del vestuario, mientras que Zidane se ha ganado todos los galones dentro del campo: ha desplazado a Djorkaeff. Su paso por Italia lo ha robustecido. "Ahora soy m¨¢s fuerte mentalmente. S¨®lo pienso en ganar".
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