Una lecci¨®n de ataque
Trezeguet, en el buen camino. Necesitar de diez ocasiones de gol para concretar una no presupone una virtud. Pero s¨ª lo es lograr estar tantas veces en esa situaci¨®n. Las oportunidades falladas har¨¢n con el tiempo de Trezeguet un gran goleador.As¨ª se ataca. Francia dio una lecci¨®n de c¨®mo atacar. No le import¨® ni lo reducido de los espacios, ni la constante compa?¨ªa de marcadores rivales. Llev¨® la pelota hacia los sectores con menor densidad de presencia rival. Y una vez all¨ª concret¨® el da?o. Ingres¨® por los costados y defini¨® por el centro. Su capacidad ofensiva no necesita del error del rival. Puede crear peligro aun contra defensas compensadas. El tiempo dir¨¢ si s¨®lo se trataba de Sur¨¢frica y Arabia.
F¨²tbol asociado. El transporte individual de bal¨®n inmoviliza al resto de compa?eros, por eso lo evit¨® Francia. La circulaci¨®n, dinamiza, por eso la privilegi¨®. Fue el suyo un f¨²tbol hilvanado. El desnivel lo marc¨® a trav¨¦s de su capacidad de asociarse, no de su poder de desequilibrio individual. Francia entiende el ataque como algo colectivo.
Actuaciones superlativas. La de Thuram, un zaguero al que ninguna altura del campo le resulta extra?a o compleja. Resolvi¨® con sabidur¨ªa las veces que tuvo que comportarse como centrocampista o como extremo. Y la de Henry, que es potencia y rapidez. Posee una capacidad de desmarque notable. Y siempre invitando a que coincidan su m¨¢xima velocidad con la llegada de un pase agudo y profundo. Nada mejor que un Zidane para este Henry. Un pero. Ninguna actuaci¨®n es inmejorable. La lentitud del eje central de la defensa francesa crea un espacio de duda.
Imaginaci¨®n. Deschamps y Zidane imaginan la jugada que van a realizar antes de que les llegue la pelota. Es ¨¦sta una virtud que nace en la sabidur¨ªa personal de cada uno, pero que necesita del aporte colectivo. S¨®lo se puede jugar as¨ª dentro de un equipo donde algunos se desmarquen para el poseedor de la pelota y otros para el pr¨®ximo receptor. Unos para el pase inmediato y otros para la segunda jugada.
Sin rival. En un Mundial donde se reclama que los mejores concreten su superioridad no ser¨ªa justo vincular la gran actuaci¨®n de Francia al nivel de su contrincante.
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