Una secuencia repetida

La muerte de Esther G., de 44 a?os, a manos de Cipriano Alberto Freire repite, en una regi¨®n en la que se registran siete casos al d¨ªa de maltrato dom¨¦stico, una secuencia bien conocida. La de una mujer que presenta denuncia contra su compa?ero -en este caso, por supuestos abusos sexuales contra una hija-, se separa y, ya sola, ve c¨®mo la justicia no le ofrece ninguna seguridad ante el amenazador regreso de su antigua pareja.El resultado ayer de esta secuencia fue el asesinato de Esther, quien ya intu¨ªa el peligro que le acechazaba, como demuestra el que, nada m¨¢s separarse de Cipriano, hubiese cambiado la cerradura de su puerta.

Este clima de terror que viven muchas mujeres tras llevar ante los jueces a sus compa?eros ha sido repetidamente denunciado por entidades como la Asociaci¨®n Espa?ola de Mujeres Separadas y Divorciadas. Y ello pese a que la cifra de denuncias por maltratos dom¨¦sticos en comisar¨ªas registr¨® el a?o pasado en Madrid un descenso del 20% -de 3.403 en 1996 a 2.725 en 1997-.

Esta bajada ha sido entendida por la presidenta de la asociaci¨®n, Ana Mar¨ªa P¨¦rez del Campo, como una confirmaci¨®n del miedo que ha sembrado entre las mujeres la inoperancia judicial y policial. "Decir que han descendido las denuncias equivale a decir que ha aumentado la desconfianza de las v¨ªctimas", sentencia.