Noticias
A menudo nos encontramos con noticias en los peri¨®dicos que pasan inadvertidas para la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y que, sin embargo, tienen una gran carga de dramatismo, sobre las que con toda seguridad podr¨ªamos hacer algo m¨¢s. Hace algunas semanas aparecieron dos noticias y acontecimientos que tienen una relaci¨®n directa entre s¨ª y que forman parte de una din¨¢mica que atenaza a una sociedad impregnada por el discurso de la inevitabilidad, cuando con s¨®lo la voluntad de muchos, muchas cosas pueden ser y son evitables. Es as¨ª que frente al discurso de la inevitabilidad hay que desarrollar el discurso de la solidaridad; y que nadie se confunda, la solidaridad interesa tanto a quien la practica como a quien la recibe. La mejor garant¨ªa para salvaguardar y perpetuar lo que los europeos hemos conquistado es ayudando a que otros logren tambi¨¦n ese modelo. El modelo de los derechos sindicales, de los derechos laborales y de los derechos sociales, junto a los bienes m¨¢s preciados de la condici¨®n humana: la vida y la libertad. Las noticias: Primera, que "la multinacional Nike dejar¨¢ de contratar ni?os y ni?as en Asia"; segunda, la foto de un padre con su hija enferma en N¨ªger, afectada de una enfermedad que se cura con el antibi¨®tico que nosotros utilizamos para curarnos unas simples anginas. No perdamos de vista el contexto en el que la Nike y otras firmas multinacionales tienen su cuartel de producci¨®n; los pa¨ªses llamados tigres, del sureste asi¨¢tico: Malasia, Singapur, Taiwan, etc¨¦tera. Tambi¨¦n Indonesia, donde Suharto, enriquecido hasta el insulto en sus 33 a?os de poder absoluto, no tiene empacho en ordenar al ej¨¦rcito que dispare contra quienes tienen la osad¨ªa de pedir un poco de libertad, provocando una masacre en su propio pa¨ªs y entre su propio pueblo. Todo este tipo de noticias siempre tienen algo en com¨²n: sus protagonistas son los pa¨ªses calificados de tercer mundo. Y deber¨ªan producirnos un profundo escalofr¨ªo en el cuerpo cuando las conocemos; sin embargo, estoy seguro de que para la mayor¨ªa pasan absolutamente inadvertidas. Esas cosas ocurren muy lejos de nosotros, no van con nosotros, qu¨¦ podemos hacer nosotros. Triste. Pues bien, para comenzar deber¨ªamos admitir que nosotros, el llamado primer mundo, el mundo desarrollado, no somos inocentes de estas cosas que pasan por ah¨ª. O es que somos inocentes de que la Nike, Adidas, etc¨¦tera, vendan los botines, los balones de f¨²tbol, los tacos de las botas para los jugadores, las camisetas, etc¨¦tera, productos ¨¦stos elaborados con mano de obra infantil, como lo demuestra la Nike al anunciar que dejar¨¢ de contratar ni?os. Parece bastante vergonzoso que instituciones como la FIFA, y otras, contraten con estas empresas para que les surtan de esos materiales, m¨¢s baratos s¨ª, pero al tiempo que nos ahorramos unas pesetas estamos contribuyendo a que se contin¨²e materializando algo tan deleznable como la explotaci¨®n infantil y haciendo m¨¢s ricos y poderosos a quienes en pro del beneficio no tienen escr¨²pulos hacia nadie ni ante nada. La misma noticia dec¨ªa que la contrataci¨®n de un ni?o se realizaba por un d¨®lar al mes, mientras que los botines elaborados por esos ni?os se vend¨ªan en EE UU y en Europa por 150 d¨®lares. Triste. Tampoco somos inocentes de que la ni?a de N¨ªger siga enferma y probablemente no llegue a curarse, por falta de ese antibi¨®tico del que seguro que en muchos hogares de nuestro pa¨ªs y de toda Europa hay alguna caja esperando acabar en la bolsa de la basura. El drama lo refleja con toda crudeza Soledad Gallego-D¨ªaz en su art¨ªculo de EL PA?S del pasado d¨ªa 19 de mayo, y pone de manifiesto con toda lucidez que el drama de la ni?a de N¨ªger no es m¨¢s que el reflejo y el producto de la crueldad y la insolidaridad del primer mundo, que es capaz de mantener a pa¨ªses como N¨ªger y otros muchos hipotecados por una deuda que hace a?os contrajeron con nuestro mundo y, por tanto, tienen que pagar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial el dinero que no tienen. Dado que son pa¨ªses pobres, no les queda dinero para comprar antibi¨®ticos y que los ni?os que padezcan el mal de Grazer puedan curarse como aqu¨ª nos curamos esa peque?a infecci¨®n de garganta que de vez en cuando padecemos. Es necesario fortalecer un discurso con contenidos de solidaridad, es preciso que el mundo desarrollado se d¨¦ cuenta de que estas cosas no pueden seguir ocurriendo, es necesario corregir el injusto y gran desequilibrio en la distribuci¨®n de las riquezas. No es posible observar que el 80% de la poblaci¨®n mundial vive en el umbral de la pobreza y que el 20% de esa poblaci¨®n mundial consumimos el 80% de la riqueza que se crea en el mundo y seguir impasible. Porque entonces seguiremos observando la noticia cada muy poco tiempo de ahogados en el Estrecho al naufragar una patera y la foto de la ni?a de N¨ªger o cualquier otro lugar del mundo. La comunidad internacional del primer mundo, nuestro mundo, tiene que tomar conciencia de esta situaci¨®n y afrontar con decisi¨®n y agresividad al desarrollo de esos lugares desde la acci¨®n y actuaciones concertadas y coordinadas que permitan trazar una senda de avance en la correcci¨®n de ese grande e injusto desequilibrio en la conformaci¨®n del globo terr¨¢queo. Seguro que si visualizamos esa voluntad de justicia y solidaridad todos seremos un poco m¨¢s felices. Los europeos tenemos mucho que decir y que hacer en esa direcci¨®n; la Uni¨®n Europea est¨¢ llamada a jugar el papel de gran locomotora que arrastre a las dem¨¢s potencias en esa orientaci¨®n. Esto debe ser un componente importante e imprescindible de ese gran proyecto que es la Uni¨®n Europea.
Julio Ruiz es secretario general de Comisiones Obreras de Andaluc¨ªa.
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