Risoterapia (II)

Sin pretender defender la sensibilidad del psicoanalismo, que S. N¨²?ez asegura en su carta al director no querer herir, no puedo menos que felicitar su brindis por la alegr¨ªa y los "nuevos m¨¦todos para alegrar al personal", entre los cuales, la "risoterapia" parece ser de su preferencia. Y tambi¨¦n por su momento de despertar, en que supo reconocer su s¨ªntoma en un personaje cinematogr¨¢fico. Enhorabuena, de verdad: esos momentos, bien aprovechados, pueden cambiar una vida de arriba abajo.Me gustar¨ªa, por tanto, animarla: siga la fiesta mientras pueda. Puede comprarse, si le apetece, un animal de compa?¨ªa (animaloterapia), escuchar la m¨²sica que le ponga de mejor humor (musicoterapia), oler cosas (aromoterapia). Felizmente, estos tiempos son propicios para toda clase de novedades. Estoy seguro de que habr¨¢ ca¨ªdo en que tambi¨¦n, si quiere, puede hacer el amor (?amorterapia?), emplearse en algo que le guste (?ergoterapia?) o emprender su particular viaje a ?taca (?Itacoterapia?). Y, por supuesto, re¨ªr todo lo posible.

Tan s¨®lo en el caso de que su animal deje escuchar su m¨²sica, los aromas desconcierten a sus amores, su trabajo le invite a la autocompasi¨®n o, pongamos, el barco de su vida no acabe de salir de puerto, le aconsejar¨ªa volviera a reconsiderar su situaci¨®n. Y muy especialmente si descubriera que no sabe de qu¨¦ se r¨ªe. En cualquiera de esos casos le aconsejar¨ªa, por experiencia propia, que consulte, ?por qu¨¦ no?, a un buen psicoanalista.- .