Vieri gana a Flo
Italia atrapa los cuartos en un partido muy ¨¢spero con Noruega
Italia no perdona ni a sus parientes m¨¢s pr¨®ximos. Parecen primas hermanas con Noruega. La una le niega la pelota al contrario y la otra juega sin ella, y ambas acaban en un 9. El italiano se llama Vieri y el noruego Flo. Y entre Vieri y Flo a¨²n hay diferencias.El capocannonieri es dinamita pura: le pega de mil demonios y, adem¨¢s, tiene duende: ya lleva cinco goles en la Copa del Mundo-98. Vieri volvi¨® a decidir un partido m¨¢s.
Di Biagio vio el desmarque del ariete, le meti¨® la pelota y Vieri la dej¨® cruzar ante sus piernas, la control¨® con la zurda, impuso su potencia frente a Eggen y, al llegar ante Grodas, la cruz¨® a la red con la derecha. 1-0, y los italianos para los cuartos de final. No hay quien le remonte un gol a Italia y menos Noruega.
Flo, que no es Ronaldo pese a que le llamen Flonaldo, tuvo el empate en la cabeza, porque Noruega no juega al pie sino de cabeza en cabeza, pero Pagliuca es tambi¨¦n mejor que Grodas y frustr¨® una nueva proeza del equipo del Egil Olsen, un tipo que pretende convertir a Noruega en el Deep Blue del f¨²tbol.
Juegan los noruegos sobre un papel cuadriculado. La cancha es una pista de atletismo con instrucciones de paso. A la que se llega a la divisoria hay dos salidas: abrir a la banda y meter un centro al segundo palo o, si Flo lo prefiere, tirar el bal¨®n a bander¨ªn de c¨®rner. En la ¨²nica ocasi¨®n en que se saltaron el gui¨®n, Eggen pic¨® la pelota en lugar de pegarla, sali¨® la jugada de Flo y la parada de Pagliuca.
El equipo italiano tiene m¨¢s recursos y otros caminos para llegar al gol. Uno se llama Del Piero. Tuvo ayer tres llegadas y las tres desperdici¨®. Resolvi¨® mal las dos primeras y en la ¨²ltima el remate se le fue un palmo. Parec¨ªa buen momento para que entrara Roberto Baggio, pero Maldini no s¨®lo neg¨® a la pareja Baggio-Del Piero sino que esta vez prefiri¨® a Chiesa. No quiso correr ning¨²n riesgo y aguard¨® el final con cierta impaciencia.
El trabajo de neutralizaci¨®n fue nuevamente impecable si se compara con el de elaboraci¨®n. Hay momentos del partido en que incluso Albertini parece un mal jugador y acaba sustituido, como fue el caso de ayer, en que dej¨® su plaza a Pessotto. Los cambios ilustran perfectamente c¨®mo defendi¨® Maldini el resultado: no s¨®lo dio entrada a Pessotto y Chiesa sino tambi¨¦n a Di Livio, y retir¨® a Albertini, Del Piero y Moriero.
No le sirvi¨® de nada a Noruega llevar la pelota. No sabe jugarla. El suyo fue un discurso de cabezazos que, por reiterativos y contundentes, llegan a doler hasta al espectador. Les ir¨ªa bien llamar a Di St¨¦fano y que les contara el cuento de la vaca, aquel que dice: "?de qu¨¦ est¨¢ hecha la pelota?, de cuero; ?y el cuero de donde viene?, de la vaca; ?y la vaca donde come? en el pasto"; pues chicos, hagan el favor de bajar la pelota al pasto. M¨¢s que jugar, los noruegos corren, y correr con el bal¨®n se hace muy dif¨ªcil. El suyo es un juego tan f¨ªsico que se cansan tanto los de dentro como los que est¨¢n fuera el campo.
M¨¢s que un pase, se dan un sprint; m¨¢s que un cambio de orientaci¨®n, proponen un lanzamiento de jabalina; m¨¢s que de un desdoblamiento, gustan de una carrera. M¨¢s que la velocidad de bal¨®n, se impone medir la altura a la que vuela.
Frente a la aviaci¨®n noruega y su juego de tirachinas, Italia procur¨® esconder el bal¨®n y evitar el cuerpo a cuerpo, pues la habr¨ªan sacado del campo por abajo y por arriba, dada la altura media del rival (1,85 metros).
Ni con la salida tard¨ªa de Solskjaer consigui¨® Noruega reconducir la situaci¨®n. Le sobraron recursos a Italia para dormir el partido y atrapar otra victoria cantada desde la salida. En un duelo entre Noruega e Italia, ganar¨¢ siempre Italia, aunque sea por 1-0, como ya ocurri¨® tambi¨¦n en Nueva York en el Mundial de Estados Unidos-94.
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