Buenos Aires estall¨® de j¨²bilo

Despu¨¦s de tres horas interminables Buenos Aires estall¨®. En cuesti¨®n de minutos, desde el mismo instante en que Roa par¨® el penalti a Batty, el centro de la ciudad qued¨® totalmente colapsado por los miles de hinchas euf¨®ricos que festejaban la victoria de la selecci¨®n argentina. La mayor fiesta era en la avenida 9 de Julio, a la altura del obelisco, donde una multitud sigui¨® el partido a trav¨¦s de una pantalla gigante. "Sufrimos como unos condenados, pero vali¨® la pena", confesaba un joven camarero de un local abarrotado. Llov¨ªan los piropos hacia el adversario derrotado: "Inglaterra, no exist¨ªs", "Son unos piratas".El j¨²bilo sigui¨® hasta despu¨¦s de medianoche. Los cohetes, bocinazos, y los gritos de los hinchas ataviados con toda la simbolog¨ªa de la selecci¨®n argentina recorrieron toda la ciudad, que finalmente pod¨ªa dormir tranquila. Se hab¨ªa vuelto a ganar a Inglaterra en un estadio.

Desde primera hora de la ma?ana de ayer la capital argentina estaba pendiente del "partido. Enfundados en la piel de los jugadores de su selecci¨®n, los bonaerenses estaban concentrados para el evento. No hab¨ªa otro tema de conversaci¨®n, en la calle, los comercios o los medios de comunicaci¨®n. "El pa¨ªs s¨®lo piensa en el partido", era el t¨ªtulo central de la portada que public¨® el diario P¨¢gina 12, sobre un fondo con las banderas de Inglaterra y Argentina que ocupaban toda la p¨¢gina. El diario en ingl¨¦s Buenos Aires Herald dirigi¨® la siguiente recomendaci¨®n: "Si es usted hincha de Inglaterra, tenga la precauci¨®n de celebrarlo de puertas adentro si Argentina sale derrotada. Guarde su bandera, no toque el claxon y aguarde hasta estar con compa?¨ªa de confianza".

Ayer pocos taxis no luc¨ªan la bandera argentina. La venta y el precio de cualquier producto con los colores azul celeste y blanco de la selecci¨®n argentina se han disparado. Camisetas, gorras, globos, balones forman parte del paisaje bonaerense. Incluso los abundantes canes se disfrazaron de bandera bicolor.