Voladura controlada
LOS SOCIALISTAS vascos han consumado su amenaza de abandonar el Gobierno auton¨®mico, como respuesta a la decisi¨®n del PNV de votar con Herri Batasuna en contra del requisito de acatar la Constituci¨®n y el Estatuto para adquirir la condici¨®n de parlamentario vasco. El gesto es coherente con la estrategia de aislar pol¨ªticamente a HB, pero no se puede obviar su oportunismo. De entrada, la ruptura se limita a un Gobierno en trance de liquidaci¨®n por cierre de legislatura. El Parlamento de Vitoria clausur¨® ayer de hecho sus trabajos. La alianza del tripartito se mantiene, al menos de momento, en Diputaciones y Ayuntamientos, a los que todav¨ªa queda un a?o de mandato.Una interpretaci¨®n plausible de esta voladura controlada del Gobierno tripartito es el deseo del PSE o, para ser m¨¢s exactos, de su nuevo secretario general, Nicol¨¢s Redondo Terreros, de articular su pacto con el PNV sobre bases m¨¢s equilibradas y exigentes. Hasta ahora, los socialistas vascos se han mantenido en el Gobierno auton¨®mico con el acuerdo t¨¢cito de que el PNV mantiene su propia pol¨ªtica de pacificaci¨®n, que es la que impone adem¨¢s en el Ejecutivo. Esta cuestionable exclusi¨®n del principal problema de las sociedades espa?ola y vasca -impuesta tambi¨¦n en los acuerdos con el Gobierno central- no pod¨ªa ser admitida por m¨¢s tiempo, a juicio de los socialistas. Pero no deja de ser llamativo que se haya llegado a esta conclusi¨®n justo en las v¨ªsperas electorales y a cuenta de un tema -una reforma reglamentaria que obligar¨ªa a los diputados a acatar la Constituci¨®n- que se arrastra desde hace m¨¢s de diez a?os. Si es s¨®lo un pretexto para ir a las elecciones m¨¢s ligeros de equipaje, ser¨ªa una irresponsabilidad. Si se trata de transmitir el mensaje de que cualquier pacto futuro debe pasar tambi¨¦n por un acuerdo b¨¢sico sobre la pol¨ªtica de pacificaci¨®n, puede ser un gesto ¨²til.
En este cruce de envites y ¨®rdagos de farol, el PNV ha resultado perdedor. Ante la opini¨®n p¨²blica, porque la aproximaci¨®n a HB y su intento de formar una mayor¨ªa nacionalista, impl¨ªcita o expl¨ªcita, con los c¨®mplices pol¨ªticos de ETA es un error grave. As¨ª lo demuestra el que a ¨²ltima hora se haya echado atr¨¢s de su amenaza de romper el tripartito tambi¨¦n en Ayuntamientos y Diputaciones si los socialistas materializaban su ruptura en el Gobierno de Vitoria. Es una prueba de que el PNV no se siente con fuerzas para dotar de estabilidad por s¨ª solo a las instituciones vascas.
Una vez consumada la ruptura de una f¨®rmula que funcion¨® mal que bien durante doce a?os, es a los electores a quienes corresponde decidir en un plazo de tres meses la configuraci¨®n del pr¨®ximo Gobierno. Y, a la luz de las encuestas, parece claro que el PNV tendr¨¢ que contar con alg¨²n partido no nacionalista para constituir una mayor¨ªa estable. S¨®lo cabe esperar que la ruptura de hoy sirva al menos para definir mejor las posiciones y los eventuales pactos de ma?ana.
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