Ex empleados del centro de salud mental de B¨¦tera critican su gesti¨®n

El S¨ªndic de Greuges ha decidido admitir a tr¨¢mite las quejas de varios ex trabajadores del centro de enfermos mentales de B¨¦tera (entre ellos su ex directora) en las que cuestionan la gesti¨®n privada de un servicio que depende de la Consejer¨ªa de Bienestar Social. Su queja principal es el "desinter¨¦s" de la Administraci¨®n por la rehabilitaci¨®n de los pacientes ingresados en un centro que califican de "aparcadero de locos" y en el que se destituye, dicen, a los empleados que denuncian alguna irregularidad.

La ex directora del centro de atenci¨®n a enfermos mentales de B¨¦tera, Gloria Ib¨¢?ez, afirma que las presiones recibidas desde que elabor¨® un informe en el que denunciaba el trato vejatorio hacia un enfermo por parte de una auxiliar del centro concluy¨® con su destituci¨®n como directora, el pasado mes de enero. Un informe que part¨ªa del testimonio de dos auxiliares (a las que la empresa no renov¨® su contrato) que afirmaban haber visto a otra de ellas "limpiar el culo de un enfermo con una escobilla del water". Tanto Ib¨¢?ez como Graciela Orrit, una de las denunciantes, afirman que la Administraci¨®n (en este caso la Direcci¨®n General de Servicios Sociales, de la Consejer¨ªa de Bienestar Social), hace "caso omiso" a las irregularidades que se cometen en el centro, que ha acabado convirti¨¦ndose en un "aparcadero de locos". Sus quejas se unen a las de otros dos ex empleados del centro, que lamentan que la Administraci¨®n haya dejado en manos de una empresa privada la atenci¨®n sociosanitaria de los enfermos mentales. Una de la protesta com¨²n a todos ellos es que la empresa (Eulen) no tiene especial inter¨¦s en dotar al centro de suficiente personal para atender a los 80 enfermos, que actualmente quedan al cuidado de cuatro empleados en los turnos de noche. Temor a las represalias Un ex trabajador del centro relat¨® a este peri¨®dico que la empresa ejerce "chantajes laborales a todo aquel que abre la boca", y que lleg¨® a entrevistarlos, uno a uno, para preguntarles por su afiliaci¨®n sindical. "Yo he tenido que ir m¨¢s de una vez con mi propio coche a recoger a un enfermo a su casa, con el peligro que ello conlleva", explica un antiguo empleado de B¨¦tera, que dice que no pudo contar lo que all¨ª ocurre hasta que no abandon¨® su puesto de trabajo. Otra de ellas comenta que la falta de material para realizar talleres impide una buena rehabilitaci¨®n de los pacientes, a muchos de los cuales se les da el alta antes de tiempo: "Algunos ingresan en el centro por problemas derivados del consumo de drogas, y en cuanto salen a la calle vuelven a recaer", afirma. Ib¨¢?ez, que ha puesto cinco denuncias contra la Consejer¨ªa de Bienestar Social y una contra la directora general de Servicios Sociales [EL PA?S intent¨® ayer y anteayer, infructuosamente, hablar con ella] sostiene la misma teor¨ªa que las auxiliares que denunciaron el trato vejatorio hacia un enfermo, y es que la Administraci¨®n ha optado por quitarse de encima a un colectivo de enfermos que "molestan". "Lo ¨²nico que no quieren son problemas, no les interesa el trato que reciban los ingresados", afirman. "Y si hablas, te vas a la calle", concluyen.