Comunidades

Durante el ¨²ltimo a?o he desempe?ado tareas de presidente de una comunidad de vecinos. Ahora, transcurrido ya mi mandato, me doy cuenta de lo importante que es que la vida vecinal se organice para afrontar los numerosos problemas que las comunidades vecinales plantean. Es maravilloso contar con unos convecinos que te ayudan y consagran parte de su tiempo a los dem¨¢s, que es una manera de dedicarlo tambi¨¦n a s¨ª mismos.Pero, siempre hay un pero, he echado mucho de menos que no existan apenas sitios donde asesorarse bien sobre c¨®mo regir una comunidad vecinal. Hubo, si mal no recuerdo, un simposio sobre comunidades de propietarios celebrado en la Casa de Campo, pero desgraciadamente, no pude asistir por hallarme enfermo. Hice algunas consultas en asociaciones de vecinos, que me atendieron bien, pero los problemas que afectaron a mi comunidad eran del tipo de los relacionados con solares comerciales y otros demasiado complejos para tratarlos bien sin un conocimiento intenso de los aspectos jur¨ªdicos, mercantiles privados y de cosas as¨ª. Adem¨¢s, las cuestiones laborales referidas a los conserjes son asimismo muy delicadas. Creo que ser¨ªa de gran utilidad que las autoridades municipales o comunitarias organizaran seminarios o peque?os cursos para informar a los vecinos de estos asuntos, que, tarde o temprano, acaban involucr¨¢ndonos a todos.

Ya termino. Una de las principales ense?anzas que he sacado de esta experiencia ha sido que es fundamental, pero verdaderamente fundamental, saber que nueve de cada diez problemas vecinales son malentendidos que, si se recapacita, se disuelven f¨¢cilmente.- .