"No queremos ser absorbidos"
Los vecinos de diez pueblos de Israel inician una revuelta contra el proyecto urban¨ªstico de Netanyahu
El sue?o de Benjam¨ªn Netanyahu, primer ministro israel¨ª, de ampliar Jerusal¨¦n se ha convertido en una pesadilla. Los vecinos israel¨ªes de una decena de pueblos cercanos a la Ciudad Santa han iniciado una revuelta, en un intento desesperado por preservar su autonom¨ªa municipal y no verse engullidos por el proyecto urban¨ªstico. Esta protesta supone un apoyo indirecto a la de los palestinos, que consideran la operaci¨®n como una estratagema del Gobierno conservador israel¨ª para expulsarles de la zona oriental de la ciudad."No queremos ser Jerusal¨¦n. No queremos ser absorbidos", asegura con ira un vecino del pueblo de Zur Hadasa, al oeste de la capital en direcci¨®n a Tel Aviv, mientras analiza las consecuencias que sobre ellos acarrea el proyecto aprobado el 21 de junio por el Gobierno con el que se pretende ampliar y potenciar Jerusal¨¦n, invadiendo por el Este territorios palestinos, pero anexion¨¢ndose tambi¨¦n por el Oeste no menos de diez municipios rurales israel¨ªes.
La movilizaci¨®n permanente de los vecinos del pueblo de Zur Hadasa, situado a poco menos de 25 kil¨®metros del centro de Jerusal¨¦n, se ha convertido en un s¨ªmbolo para todos los habitantes de la regi¨®n, que han decido coordinarse y formar un frente com¨²n con el que oponerse a los proyectos urban¨ªsticos del Gobiernodel Likud.
"El proyecto del Gran Jerusal¨¦n esconde para nosotros una operaci¨®n especulativa de car¨¢cter inmobiliario. La anexi¨®n de nuestras ¨¢reas rurales a la Ciudad Santa tiene como ¨²nica finalidad conseguir terreno barato urbanizable en favor de las grandes empresas constructoras", contin¨²a con contundencia el portavoz de las doscientas familias que componen el censo de Zur Hadasa.
La protesta de estos vecinos les ha llevado hace pocos d¨ªas a cortar el tr¨¢fico de la autov¨ªa de Tel Aviv o a invadir la plaza del Ayuntamiento de Jerusal¨¦n, donde han convertido por unas horas el cemento y el acero en un bosque de ramas de pino, arrancadas previamente de sus propios campos, en un intento de recordar al alcalde Edhud Olmert que ellos constituyen la reserva verde m¨¢s cercana a la capital.
"No s¨®lo es una protesta ecol¨®gica. Sobre nosotros gravita tambi¨¦n la amenaza de nuevos impuestos, que nos ser¨ªan asignados si pasamos a formar parte del Gran Jerusal¨¦n, la segunda ciudad m¨¢s pobre del pa¨ªs. Una anexi¨®n significar¨¢ hacer frente a las tasas que no pagan ni han pagado nunca los dos tercios de la poblaci¨®n de Jerusal¨¦n [jud¨ªos ortodoxos y musulmanes] lastrando y colocando en una verdadera situaci¨®n de quiebra nuestras arcas municipales", a?aden los vecinos afectados, mientras planifican nuevas movilizaciones contra las aspiraciones del primer ministro.
Los vecinos de Zur Hadasa parecen poco sensibles a las razones pol¨ªtico-religiosas profundas que inspiran el proyecto de Netanyahu, quien intenta con esta operaci¨®n judaizar totalmente la ciudad de Jerusal¨¦n. La maniobra gubernamental contempla como inevitable la expulsi¨®n o la reducci¨®n de la poblaci¨®n ¨¢rabe de la ciudad por todos los medios, conjurando as¨ª el peligro que para ellos supone el crecimiento imparable de la sociedad palestina, que aumenta cuatro veces m¨¢s r¨¢pidamente que sus vecinos del otro lado de la l¨ªnea verde. Los ¨²ltimos c¨¢lculos estad¨ªsticos no enga?an a nadie. El Instituto de Jerusal¨¦n para los Estudios de Israel acaba de publicar un informe en que establece que a partir del a?o 2030, si la situaci¨®n actual no var¨ªa, la poblaci¨®n palestina empezar¨¢ a ser la predominante en Jerusal¨¦n. S¨®lo Benjam¨ªn Netanyahu puede, con su operaci¨®n urban¨ªstica, dar un vuelco a la demograf¨ªa.
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