Polic¨ªas de alquiler
Nueva York presta a sus agentes para celebraciones privadas por 5.000 pesetas la hora
Por unas 5.000 pesetas la hora, cualquier empresario o ciudadano de a pie puede alquilar a un polic¨ªa de la ciudad de Nueva York, con uniforme completo, armas y chaleco antibalas, para realizar labores de seguridad privada en una tienda o en una fiesta. El polic¨ªa de alquiler puede detener a un sospechoso si lo considera necesario. Y, si ocurre alg¨²n percance, si alguien resulta herido o muerto, la ciudad de Nueva York asume plena responsabilidad legal y financiera. Y santas pascuas.La oferta es irresistible para los agentes de polic¨ªa, que se quejan por sistema de lo bajo que es su salario, y para cualquiera que desee comprar un pedazo del f¨¦rreo brazo de la ley del Estado a precio de saldo. Pese a que este programa lleva algunas semanas en funcionamiento en Nueva York, y ya est¨¢ consagrado en otras ciudades de EEUU como Miami o Boston, apenas ha sido objeto de pol¨¦mica en una ciudad donde la enorme presencia policial est¨¢ diezmando el crimen violento.
Unos 2.000 polic¨ªas de Nueva York ya han prestado sus servicios extracurriculares desde que se aprob¨® el programa: en el estadio de b¨¦isbol de los Yankees, en algunos restaurantes de la cadena McDonald"s, en el Madison Square Garden, en el Cirque Du Soleil y en el Rockefeller Center.
La empresa Revlon, por ejemplo, que organiz¨® una carrera popular en Central Park en abril, y varias salas de cine de Manhattan, donde casi cada noche se celebra un gran estreno con estrellas invitadas que requieren la experta contenci¨®n de masas humanas, tambi¨¦n han alquilado a estos vigilantes de lujo. Es imposible saber cu¨¢ndo un polic¨ªa cualquiera apostado en una esquina est¨¢ velando por la seguridad p¨²blica de la ciudad o por los ladrillos de una obra (el sector de la construcci¨®n es uno de los principales clientes). Porque el polic¨ªa va vestido igual durante el ejercicio de su pluriempleo y tiene las mismas potestades.
Los agentes deben obtener un permiso especial para desarrollar esta actividad paralela, y dedicarse a ella siempre que est¨¦n fuera de servicio. Cuando se presenta un alborotador, su obligaci¨®n es esperar a que llegue un polic¨ªa de servicio para efectuar el arresto oficialmente. Pero, si esta espera no es posible, entonces, durante el arresto, el polic¨ªa de alquiler vuelve a ser autom¨¢ticamente un funcionario p¨²blico y deja de facturar al empresario. Como se ve, el negocio es redondo.
"La privatizaci¨®n siempre comporta desigualdad", afirmaba hace poco The New York Times. "Los barrios m¨¢s adinerados siempre tienen calles m¨¢s limpias y parques m¨¢s relucientes. Pero es de esperar que la justicia no sea simplemente otro servicio municipal". El mensaje es claro: cuanto m¨¢s dinero tenga uno, m¨¢s seguridad ciudadana podr¨¢ comprar en Nueva York. A lo mejor, la polic¨ªa anuncia pronto unas rebajas, el dos por uno, el todo a cien, etc¨¦tera. O la subcontrata a empresas privadas para que ejecuten la ley, como en la c¨¦lebre pel¨ªcula Robocop. Para las autoridades, es una forma de crear m¨¢s sensaci¨®n de seguridad en las calles sin coste adicional para el contribuyente. Pero al contribuyente s¨ª le puede resultar caro si el polic¨ªa de alquiler hiere a alguien y la ciudad se responsabiliza de la indemnizaci¨®n, como est¨¢ previsto en el trato. El jefe de la polic¨ªa, Howard Safir, ha expresado su deseo de expandir el programa, que, seg¨²n ¨¦l, est¨¢ dando excelentes resultados.
El mundo acad¨¦mico no ha reaccionado con tanto entusiasmo, y a ning¨²n experto en derecho se le escapa que, cuando unos grandes almacenes pagan a un polic¨ªa, se est¨¢ quebrantando un principio fundamental de imparcialidad y servicio p¨²blico. Para evitar esto, el programa ha previsto que un polic¨ªa determinado no pueda trabajar repetidamente para un mismo empresario, pues podr¨ªan establecerse nexos personales de amistad.
El sindicato de polic¨ªa no se ha opuesto abiertamente al plan, pero, en su opini¨®n, es una forma de reconocer que los agentes no cobran lo suficiente. El sueldo mensual de entrada para un polic¨ªa de Nueva York, el departamento m¨¢s grande y prestigioso del pa¨ªs, es de unas 380.000 pesetas.
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